"El efecto de la burbuja inmobiliaria en el sector financiero ha sido devastador"

El presidente de CajaGranada, Antonio Jara, señala a la relación "simbiótica" entre el sector bancario y la construcción como una de las principales causas de los duros cambios a los que se enfrentan las entidades

El presidente de CajaGranada, ayer, durante su participación en las jornadas de urbanismo y vivienda del Centro Mediterráneo.
G. S. M. / Granada

05 de noviembre 2010 - 01:00

"El efecto de la crisis inmobiliaria, del estallido de la burbuja inmobiliaria sobre el sistema financiero ha sido devastador. Ha sido un auténtico obús que ha impactado en el sistema financiero de una manera que todavía no somos capaces de evaluar en su justa medida". El diagnóstico del presidente de CajaGranada, Antonio Jara, sobre el impacto del sector inmobiliario en el financiero -que realizó ayer en el marco de las jornadas sobre Urbanismo, Vivienda y Nuevos Modelos de Ciudad organizado por el Centro Mediterráneo- no pudo ser más directo. La explosión de la burbuja inmobiliaria en España, unida a la crisis financiera internacional, ha socavado en poco más de tres años "la liquidez del mercado financiero y ha cuestionado la viabilidad a largo plazo del modelo actual de las propias instituciones financieras".

La reestructuración del mapa de cajas -hasta el momento se han visto implicadas en el proceso 40 de las 45 entidades de ahorro, y el presidente de CajaGranada aventuró ayer que antes de que termine al año habrá más movimientos-, la caída del volumen de negocio y el endurecimiento de las condiciones de financiación de los mercados mayoristas son en última instancia consecuencias de la estrecha relación que han mantenido durante los años del 'boom' inmobiliario el sector de la promoción y el financiero. "Creo que se ha producido una relación simbiótica. El crédito bancario ha sido cómplice de la situación que se ha producido. No tiene sentido preguntarse si fue antes el huevo o la gallina. El sector inmobiliario ha sido alimentado por comportamientos poco ortodoxos del sector financiero", indicó Jara, que señaló que, tras años de 'alegría' crediticia, la pérdida del valor de los activos inmobiliarios ha disparado la morosidad, "que se ha convertido en uno de los principales caballos de batalla del sector financiero".

Entre marzo de 2007 y marzo de 2010 la tasa de dudosidad del crédito a la construcción ha pasado del 0,7% al 9,8%, los activos tóxicos procedentes del mercado inmobiliario aumentaron un 9%, hasta los 181.000 millones de euros, cambiando de forma radical -e irrevocablemente- el negocio financiero. "El impacto de la dudosidad sobre las cuentas de resultados del sector bancario impone disciplina y austeridad y una gestión activa de los impagos". Y, sobre todo, un cambio de modelo de negocio. "Resultará difícil que el crédito a la construcción pueda crecer de la misma forma que lo ha hecho en los últimos años. La recuperación del sector inmobiliario aún ha de prolongarse durante un tiempo considerable. Va a ser lenta y va a obligar a un cambio de modelo de crecimiento", indicó el presidente de CajaGranada, que reconoció que en el corto plazo las entidades bancarias continuarán manteniendo políticas de austeridad crediticia respecto al sector inmobiliario, que tendrá que acometer "un duro pero necesario ajuste entre oferta y demanda y entre precios".

A largo plazo, la actual situación ha obligado al sector financiero a diseñar un nuevo modelo de banca minorista. "Pensar que el sector bancario pueden repuntar sin el sector construcción es equivocado, pero pensar que este sector seguirá siendo el que impulse la actividad bancaria y la economía puede ser un error aún mayor. Todos debemos trabajar por este difícil cambio de modelo, evitando incurrir en riesgo moral, un concepto económico que describe una situación en la que un individuo, aislado y a salvo de las consecuencias de sus acciones, podría adoptar un comportamiento distinto que si estuviera expuesto", indicó Jara. Así, el presidente de CajaGranada apuntó con dureza que "las responsabilidades de la crisis están por dilucidar y, desde luego, por asumir". "La adopción de decisiones de gestión que maquillen las consecuencias de los propios errores o negligencias supondría asumir una dosis de riesgo moral que no podemos permitir sin poner en peligro el Estado social".

5 Comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último