En busca de la peligrosa juventud eterna

La cavitación es una técnica de eliminación de grasa · Los médicos advierten que es un proceso peligroso sin resultados

El culto al cuerpo es algo que desde hace años está a la orden del día en la sociedad. Algunas series de cirujanos plásticos como Nip Tuck han retratado esta mentalidad que ha arrasado en el mundo occidental. La televisión, la publicidad, la moda... parecen desembocar en el mismo lugar, nadie quiere envejecer, ni tener un kilo de más ni de menos, nadie se conforma con lo que tiene y ahora pueden cambiar todo aquello que deseen.

En un primer momento los tratamientos sólo se los podían permitir unos pocos, pero con el aumento de la demanda hoy en día hay ofertas y precios asequibles a muchos bolsillos y un ejemplo de esto es la cavitación, una técnica que muchos consideran la alternativa a la liposucción pero sin cirugía.

Según el doctor Miguel Aragón, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Medicina Alternativa y Medicina Estética de Sevilla, se trata de una técnica de eliminación de grasa localizada basada en los ultrasonidos de baja intensidad que produce un movimiento entre adiposito y adiposito. Este movimiento genera un gas que produce burbujas que al chocar con la membrana del adiposito lo rompe y lo vacía. Para Aragón esta técnica es "pan para hoy y hambre para mañana".

Lo cierto es que la cavitación no es una técnica totalmente segura y cuenta con una serie de contraindicaciones pese a lo que algunos prometen en su publicidad. Lucía Ortega, una de las esteticistas que aplican la técnica en Granada, asegura que se trata de un procedimiento que tiene bastantes riesgos. "No es un sistema de adelgazamiento y se debe tener muy presente en manos de quién te pones", recomienda.

Estos riesgos que entraña el tratamiento son los que han hecho que en ciertos países de Europa se haya prohibido mediante un decreto toda técnica de eliminación de grasa que no se realice mediante extracción de la misma.

El doctor Aragón advierte de que no se trata de un método definitivo. "Es como quien hace media hora de ejercicio y luego no vuelve a hacerlo", apunta. Además, asegura que los efectos estéticos no merecen la pena comparados con los posibles problemas que puede generar. El doctor en medicina estética señala que pueden surgir posibles problemas derivados de la alta liberación de grasa que se produce. Esta grasa se dirige a los conductos linfáticos y genera un importante trabajo del hígado para poder ser eliminada. "Si hablamos de la cavitación como está planteada hoy en día, en la que cualquier persona puede realizarla, no es efectivo y además altera algunas de las cuantías normales de las analíticas. Es una barbaridad", asegura Aragón.

Uno de los problemas principales que plantean los ultrasonidos es la falta de información al paciente. Independientemente de los problemas que a cualquier persona sana le puede acarrear, existe una lista de personas contraindicadas para someterse al procedimiento. Entre éstas se encuentran las personas embarazadas, aquellas que padezcan de tiroides, diabéticos, pacientes con problemas renales o que padezcan de vértigos. Tampoco es recomendable para mujeres en periodo de lactancia y pacientes que sufran insuficiencia hepática.

"A mí no me preocupa tanto el resultado sino los problemas de salud. El hecho de que una persona no facultativa lo realice puede suponer un grave problema por no conocer la anatomía humana ni las reacciones fisiológicas del organismo", comenta Aragón.

Lucía Ortega reconoce que se está realizando de forma masiva. "Esto no debería ser así. Se debe realizar en personas muy sanas", confiesa. Normalmente la técnica debe ir acompañada de una sesión de drenaje linfático manual, con presoterapia o con plataforma vibratoria. "Conozco algunos lugares en los que no se hace de esta forma. Tuve una clienta que tenía las piernas llenas de morados y al preguntar qué había pasado me dijo que era fruto del drenaje linfático. Esto es imposible, ya que esta técnica es superficial y nunca puede producir hematomas", advierte. La cavitación implica buenos hábitos alimenticios así como la realización de deporte de forma regular, puesto que no se trata de un procedimiento milagroso.

Por otro lado, no se pueden aplicar ultrasonidos más de 40 minutos en la misma persona y deben transcurir entre 15 y 20 días entre sesión y sesión. "Hay algunas clínicas que la realizan porque ven en ella un filón económico", asegura el doctor Aragón.

En el caso de Francia la prohibición de la eliminación de grasa sin extracción se efectuó por parte de la Dirección General de Sanidad que detectó 23 casos de complicaciones graves en pacientes sometidos a ultrasonidos. Éstos sufrieron necrosis cutánea, hematomas, lesiones subcutáneas o trombosis. También se prohibieron otras técnicas como mesoterapia o carbaxoterapia. "Es la técnica más absurda y menos efectiva que hay, además de peligrosa. Incluso se han dado casos de gente ingresada en la UCI", denuncia Aragón.

En el caso de España la legislación en este sentido está muy cruda. "Cualquier persona que quiera comprar una máquina de cavitación puede hacerlo, no hace falta tener ningún título y las mismas personas que te las venden son las que imparten los cursos en los que se explica cómo utilizarlas", cuenta Ortega.

Según el doctor Aragón hay un desconocimiento de los riesgos de la técnica. "Si la gente tuviera conocimiento de las consecuencias no se sometería a los ultrasonidos", comenta el doctor.

Lo cierto es que pese a todas las contraindicaciones la cavitación emplea ultrasonidos de baja frecuencia por lo que no hay capacidad de afectar a ningún órgano.

Algunas de las recomendaciones que hacen aquellas personas que utilizan los ultrasonidos es que la clínica, sea médica o no, informe de los beneficios y problemas que presenta la cavitación, que se realice un estudio morfológico del paciente y que se firme un consentimiento informado donde quede constancia de que el paciente conoce los riesgos.

El precio de los ultrasonidos puede variar desde 30 euros por sesión hasta 60, aunque normalmente va acompañado de otras técnicas que encarecen el tratamiento.

La primera vez que se utilizó la cavitación fue en 2005 en Milán y desde entonces se ha ido extendiendo como la pólvora, ya que es más económico, no implica una intervención ni un periodo de convalecencia, algo que sí ocurre en el caso de la liposucción. Por otro lado hay una corriente de pensamiento que opina que no existe un peligro tan acusado y que se trata más de una campaña por parte de los médicos cirujanos que no la aplican, ya que ven disminuir las visitas a sus consultas. Sea como fuere, siempre se ha de tener en cuenta que no por suponer una menor inversión es más eficaz pero sobre todo más seguro. La obsesión por estar perfecto siempre es algo difícil de cambiar, pero ante todo es necesario poner en la balanza la eterna juventud y la salud.

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