El cambio climático restó a Granada 14 días de invierno cada año durante la última década

Es la ciudad española que sumó un mayor número de días adicionales de media por encima de los cero grados de 2014 a 2023

La alta contaminación por partículas en el aire de Granada ya amenaza la salud respiratoria

Imagen de archivo de la contaminación sobre la ciudad de Granada
Imagen de archivo de la contaminación sobre la ciudad de Granada / G. H.

Granada/Los inviernos son cada vez más cortos y menos fríos debido a la subida de temperaturas provocada por el cambio climático. Esto es un hecho que se constata durante los últimos años sólo con vivir en Granada, y se comprueba visualmente gracias al medidor de la cantidad de nieve en Sierra Nevada. Los granadinos ya se han dado cuenta de esta tendencia, y ahora un análisis global del grupo de especialistas Climate Central ha puesto cifras a cuántos días de invierno se están perdiendo debido al cambio climático, fenómeno que está provocando inviernos significativamente más cálidos en todo el hemisferio norte. Y la situación afecta especialmente a Granada.

Según estos expertos, el cambio climático restó a Granada 14 días de invierno cada año durante la última década. Esto convierte a la capital nazarí en la ciudad española que sumó un mayor número de días adicionales por encima de los cero grados de media de 2014 a 2023. Tras Granada, Pamplona (13 días), Madrid (9 días), Zaragoza (7 días) y Bilbao (3 días) son las ciudades del territorio nacional que más días añadieron.

En toda España, el cambio climático está provocando un aumento significativo de los días de invierno por encima del punto de congelación, también llamados días perdidos de invierno. El análisis de temperaturas mínimas diarias durante los meses de diciembre, enero y febrero muestra que Granada experimentó dos semanas adicionales por encima de ese punto de congelación anualmente durante la última década debido a la actividad humana.

La pérdida del frío invernal afecta directamente a las nevadas, y visualmente se ha comprobado este año en la ciudad. Sierra Nevada no ha presentado su típico aspecto blanco durante los primeros días de diciembre debido a la falta de precipitaciones, y también a las elevadas temperaturas, que han impedido conservar la poca precipitación caída en el macizo granadino y que los sistemas de innivación pudieran hacer si trabajo. Esta situación viene siendo habitual en los últimos años, lo que retrasa normalmente la apertura de la estación de esquí, o si se hace es sin la nieve suficiente para los esquiadores.

Pero esto va más allá. El que Sierra Nevada no tenga nieve afecta directamente al suministro de agua tanto de la capital como de muchas localidades de la provincia, lo que hace que se provoquen sequías por la falta del líquido elemento, y que los cultivos no puedan ser regados, redundando en una falta de productos para el consumo humano. También afecta a la salud, pues la falta de agua provoca que las alergias primaverales sean más agresivas.

Esta no es una situación sólo de la provincia granadina. Alrededor del 62% de las provincias españolas (32 de 52) experimentaron al menos una semana adicional de días de invierno por encima de los cero grados cada año. En el caso de Granada, fueron 10 los días añadidos por encima de esa marca cada año de media, cuatro días menos que la referencia de la capital.

Este estudio recoge datos de más de 900 ciudades en todo el mundo, entre ellas 12 urbes españolas: Madrid, Barcelona, Bilbao, Zaragoza, Valencia, Pamplona, Sevilla, Málaga, Almería, Huelva, Cádiz y Granada. El análisis utiliza datos de temperaturas observadas y, por otro lado, estimaciones de temperaturas que se habrían producido en un mundo sin cambio climático inducido por el hombre obtenidas a través del Índice de Cambio Climático (Climate Shift Index -CSI-, por sus siglas en inglés), una métrica que cuantifica la influencia del cambio climático en las temperaturas globales.

Factores que favorecen el efecto invernadero

La situación de cambio climático se genera debido principalmente a la quema de petróleo, carbón y gas metano. Los gases producidos se quedan en la atmósfera, provocando un efecto invernadero que mantiene y eleva la temperatura media de la tierra. A esta situación, se le añaden en Granada otros muchos factores. Las condiciones meteorológicas pueden determinar mucho más los niveles de contaminación que las propias fuentes, así como la invariable orografía que se registra en la ciudad. Aunque una reducción de los gases emitidos siempre ayudará a su disminución.

Como ejemplo, los niveles máximos de partículas contaminantes se suelen registrar en verano y cuando se producen los episodios de polvo sahariano impulsados por los vientos del sur. En esos episodios concretos, el aire es más pesado, y no deja que los gases se liberen hacia la estratosfera. También es clave el viento, que si sopla con una intensidad normal dispersa los contaminantes. En zonas cercanas al mar, con una brisa habitual ya sea de levante o poniente, es normal encontrar menos contaminación, pues estos vientos favorecen a que las partículas contaminantes se muevan.

Granada, en este caso, se ve muy afectada por sus condiciones meteorológicas. Sus veranos cada vez son más largos, secos y con temperaturas muy elevadas. Los continuos anticiclones en los que se instala, rondando siempre una presión de 1.035 hectopascales, evitan que la contaminación se disperse. Esto, unido a las pocas precipitaciones que se registran, hace que su atmósfera no se limpie y los agentes contaminantes se concentren.

Imagen de la contaminación sobre Granada y el Área Metropolitana
Imagen de la contaminación sobre Granada y el Área Metropolitana / Jesús Jiménez / Photographerssports

Respecto al viento, Granada se ubica en una situación de orografía de terreno de muy difícil acceso para las rachas ventosas. Rodeada por montañas y con la gran pared de Sierra Nevada al este, es muy complicado que sople viento en las zonas más bajas de la capital y en la Vega de Granada, salvo en episodios aislados de borrascas.

A todo esto se le suma la elevada cantidad de desplazamientos con vehículos privados que se experimenta diariamente en la capital y el Área Metropolitana. El coche sigue siendo el medio de transporte preferido por los granadinos, a pesar de las mejoras en transporte público que en los últimos mese se han producido. Así lo refleja la Encuesta de Características Esenciales de la Población y las Viviendas publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Un total de 215.058 granadinos admite en este estudio ir a trabajar en su vehículo personal, lo que representa al 63,28% de los ciudadanos de la provincia que se desplazan para acudir a su puesto laboral.

Toda esta conjunción de casuísticas hace que en un municipio como la capital nazarí, con apenas 230.000 habitantes, y su Área Metropolitana (cuya suma acerca los habitantes totales al medio millón), sea la ciudad de España con peor calidad del aire según la Unión Europea. Con valores más elevados que los que se registran en las dos grandes urbes nacionales, Madrid y Barcelona, a pesar de que estas tienen una población muchísimo mayor.

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