El Virgen de las Nieves, tras la huella del cáncer de mama
Salud
El hospital colabora en un estudio pionero para el perfeccionamiento del diagnóstico y el tratamiento del tumor
El hospital Virgen de las Nieves está tras la huella que deja el cáncer de mama. Esto es, rastrear la firma que deja este tumor en la sangre de las pacientes mediante una técnica llamada metabolómica. El procedimiento es sencillo, a través de una biopsia líquida (extracción de sangre) se buscan una serie de biomarcadores que faciliten el diagnóstico precoz, el diseño personalizado de tratamiento y en una segunda fase, la identificación de enfermedad residual en pacientes ya curadas.
El hospital granadino participa en un estudio clínico, abanderado por el doctor Sánchez Rovira del hospital Ciudad de Jaén, en colaboración con los hospitales de Almería y de Málaga. La doctora Encarna González Flores, especialista de área de oncología médica de la Unidad del hospital Virgen de las Nieves, focalizada en la consulta de cáncer de mama y de colo-rectal junto a la doctora Verónica Ponte, son las encargadas de realizar el estudio en el Virgen de las Nieves.
El cáncer de mama es el tumor más frecuente en mujeres según cifras recientes de la Sociedad Española de Oncología Médica. Al año se diagnostican más de 26 mil casos, también es la primera causa de muerte en la población femenina española con más de 6 mil muertes al año, apunta González.
“Estas cifras nos obligan a reflexionar y a saber que nos encontramos ante un problema de salud pública importante”, aunque la doctora hace hincapié en compartir un mensaje de esperanza para las pacientes: “según nuestra estadística sabemos que la supervivencia del cáncer de mama ha aumentado de forma global.
Las causas de este aumento son claramente los programas de detección precoz, como la mamografía, la mejora de las técnicas diagnósticas, el enfoque multidisciplinar que es fundamental para el tratamiento del cáncer y cómo no, la incorporación de tratamientos personalizados dentro del concepto de medicina de precisión, muy importante para el manejo del cáncer y muy en concreto del cáncer de mama”.
Es vital aclarar que el cáncer de mama no es una única enfermedad, está dividido en varios subgrupos en los que se integran diferentes características clínicas, histológicas y características moleculares. “Atendiendo a todas ellas es como se diseña el tratamiento personalizado, por lo tanto no podemos decir que hay dos pacientes iguales”.
Hoy día estas características, fundamentalmente las histológicas y moleculares, se obtienen a través de la biopsia de tejidos. Desde ahí los profesionales sacan estos datos para poder establecer el tratamiento personalizado.
Pero la biopsia de tejidos tiene algunos inconvenientes, en primer lugar “la agresividad en los pacientes y la segunda es que a veces esta prueba no es representativa porque el cáncer de mama es heterogéneo y la muestra de tejido puede no ser representativo de todo el tumor”.
Todo esto hace que se estén incorporando unas nuevas técnicas para conocer estas características moleculares del tumor, en concreto del cáncer de mama, que faciliten el acceso a la información. En este punto es donde entra la biopsia líquida.
La palabra a veces confunde, es una extracción sanguínea. Esta técnica es mucho menos agresiva para el paciente y “permite hacer una foto a tiempo real de toda la heterogeneidad de todo el tumor”, continúa González.
Es decir, se puede tener “un diagnóstico molecular antes de que el paciente incluso tenga el tumor, tras un tratamiento curativo como es la cirugía e incluso a lo largo de la enfermedad (metastásica) donde puede haber un cambio en el tumor que nosotros podemos detectar a través de extracciones de sangre”.
En función de esos datos, gracias a este estudio, se podrá seleccionar un tratamiento mucho más certero.
“Esto es tan importante como que la biopsia líquida se está incorporando de forma progresiva y hoy día tenemos que decir que aunque aún es investigacional ya hay muchos tumores donde la estamos incorporando para sacar conclusiones que en un futuro no muy lejano nos permita seleccionar el tratamiento personalizado”.
El Virgen de las Nieves ha sido pionero en incluirse en este estudio que comenzó hace tres años y espera dar los primeros resultados en 2020 y González señala que los “datos preliminares apuntan a que los resultados serán prometedores”.
La investigación consiste en la determinación de perfiles metabolómicos mediante biopsia líquida en pacientes con cáncer de mama de forma precoz. Este estudio se dispone de un grupo de 200 mujeres sanas y otro grupo similar con mujeres con cáncer de mama –en el Virgen de las Nieves se hace con 70–.
La metabolómica se basa en que en las células tumorales se producen una serie de alteraciones metabólicas que no ocurre en las células sanas. Esto da lugar a que se liberen moléculas que podemos detectar mediante una extracción sanguínea. Por lo tanto la metabolómica en lo que consiste es en cuantificar las alteraciones de los niveles de pequeñas moléculas en el organismo y “probablemente esta sea una de las técnicas más innovadoras para la búsqueda de biomarcadores”.
Esto podría desembocar en una detección precoz del cáncer, también la detección mínima residual en las mujeres con cáncer de mama curado tras una cirugía. La diferencia de los distintos metabolitos nos ayudan a ver las características metabolómicas que en un futuro puedan servir para tener un diagnóstico precoz.
Todo esto puede indicar la agresividad de cada cáncer así como el mejor tratamiento. “A la largo plazo va a tener un gran impacto, aunque queda mucho camino aún por delante, esto va a aumentar la supervivencia de las pacientes, su calidad de vida por la selección de tratamiento y la eficiencia porque solo trataremos a las que lo necesiten”.
Esta técnica podría ser revolucionaria y hacerse extensible a otros tipos de cáncer. Hoy día es todavía investigación y aún no hay un tiempo estimado de cuándo podría implantarse en la sanidad, pero dado su potencial valor predictivo (diseñar el tratamiento concreto) y diagnóstico, dentro de algunos años estaríamos ante uno de los mayores hallazgos de la medicina oncológica.
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