El cartel del Corpus de ayer y hoy

ayer y hoy

Elocuente, popular y granadino cumple los requisitos del cartelismo clásico

La dama Tarasca ya la pintó Lorca en 1927 y el dragón, símbolo del mal, es un simpático dibujo animado.

El cartel del Corpus 2017 ha sido elaborado por el joven pintor granadino y licenciado en Bellas Artes e Historia del Arte Joaquín Peña-Toro.
1. La Tarasca de 1931, de Molina de Haro, se encuentra expuesta en el Museo Casa de los Tiros. 2. El cartel del Corpus 2017 ha sido elaborado por el joven pintor granadino y licenciado en Bellas Artes e Historia del Arte Joaquín Peña-Toro. 3. 1908, Tarasca maniquí con abanico. 4. 'La dama del abanico' de Federico García Lorca, de 1927, inspira la Tarasca de 2017.

Granada/La calidad artística del joven pintor granadino, licenciado en Bellas Artes e Historia del Arte por nuestra Universidad, Joaquín Peña-Toro está ya más que contrastada con solo hojear su curriculum y asistir a alguna de sus múltiples exposiciones. Su estilo personal queda de antemano reconocido pero al tener que realizar un cartel anunciador de una fiesta tan popular y tan granadina como la de nuestro Corpus, el artista se ve muy obligado a dejarse en el camino cierta originalidad y a ceñirse al pie forzado que marcan las más elementales normas del cartelismo tradicional. Un cartel del Corpus en Granada debe ser elocuente en su temática, es decir, debe reflejar con sus imágenes de qué va el asunto y si es, como es, una fiesta religiosa (Corpus Christi) el pintor coloca de fondo el monumento arquitectónico religioso más representativo de Granada, su catedral, con una intencionada perspectiva tomada desde el Centro García Lorca en la Romanilla; no se ha roto la cabeza precisamente buscando motivos como son la ya clásica custodia o la silueta de la Torre de la Vela tan repetidos y que tanto representan al Corpus Christi y a Granada.

El segundo elemento que el pintor coloca encima del dragón es la figura de la Manola granadina con abanico y madroñera goyesca que hace de dama tarasca y que resulta ser una copia casi literal de la Dama en el balcón que Federico García Lorca pintó en 1927. La granadina con abanico en los carteles del Corpus ha sido mil veces reproducida pero en la mayoría de los casos vestida de gitana (Isidoro Marín, Carazo, Vergara, Párrizas…); gitanas salerosas y de agradable aspecto, lejos de la desaliñada, despeinada y ojerosa como la que apareció en el horroroso cartel del Corpus de 1994, obra de Enrique Padial, y que tanta gracia le hizo a algunos (?).

El cartel representa la Catedral con una intencionada perspectiva desde el Centro Lorca

El tercer elemento que se destaca con descaro en el primer plano es el simpático dragón, representación de la tradicional Tarasca que recuerda a la que se pasea por Granada desde que se sustituyó el espantoso dragón tarasca de Molina de Haro de 1931; pero ahora se nos aparece como un animalillo muy alejado de lo que en principio significa. Según la leyenda provenzal el dragón de santa Marta de Tarascón era la representación del Mal, el Pecado, Satanás, al que la santa doblega bajo sus pies en esa simbólica victoria del Bien sobre el Mal; herencia de los antiguo mitos de lucha tomados luego por el Cristianismo (Apocalipsis 12, 7-10). Aquí tenemos un dragoncito pinturero, nada agresivo, como sacado de un cómic infantil que hasta mira de reojo buscando alegre complicidad para disfrutar de una agradable fiesta popular. Sobre él posa una granadina lorquiana que se abanica despreocupada, que apenas quiere hacer daño porque tal vez no ve tan maligno el que bajo sus pies espera impaciente las fiestas que se avecinan. Da la impresión de que el artista Peña-Toro ha dado algún descanso a su línea artística más íntima para dar paso a este otro género, al que tampoco es ajeno, sacado de la literatura infantil. Tal vez los exégetas de la Biblia nos han inculcado un demonio demasiado malo que nos incita al pecado, cuando los malos son los que se disfrazan de angelillos para luego acabar robándonos la cartera y hasta los bolsillos. No son dragones, pero lo parecen.

Si en el cartel había un toque poético con esa insinuación lorquiana lo lógico era que fuera presentado por alguno de los poetas que hay en Granada, ciudad en la que cuesta poco hacer poemas. En este año 2017 se eligió al académico José Carlos Rosales cuya trayectoria literaria es de sobra conocida en la ciudad y muy especialmente por los lectores de las páginas de opinión de Granada Hoy. Se acercan las fiestas. Ya tenemos el cartel; solo falta el parné para poner la guinda al pastel.

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