2013: El año en el que la celebración del Milenio pasó con más pena que gloria

Granada año a año

Granada sufre la huelga de basura más larga de su historia: 13 días en los que se acumularon casi 2.300 toneladas de residuos en la calle

El Ayuntamiento de la capital le dedica una plazoletilla a Joe Strummer, referente de la música punk, por su relación con Granada

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Sello conmemorativo para la celebración del Milenio. / Archivo

Los ziríes fueron una dinastía bereber originaria de una región montañosa de Argelia que desde el siglo X gobernaron la región de Magreb. Una rama de los ziríes, encabezada por Zawi ben Ziri, se trasladó a al-Ándalus para servir como mercenarios a las órdenes de Almanzor y, en 1013, fundaría la Taifa de Granada, un reino independiente musulmán que surgió a raíz de la desintegración del Califato de Córdoba. Es el origen de lo que después fue el Reino de Granada. Así que en 2013 se cumplía mil años de la creación de ese Reino, por lo que la ciudad intentó celebrarlo por todo lo alto. Lo llamaron el Milenio y había promesas institucionales de invertir en la ciudad de la Alhambra millones de euros con motivo de tal aniversario. Pero el Milenio, como dijo el periodista Gonzalo Cappa, pasó por Granada con la ingravidez de un bulanico primaveral. Todo fueron promesas y grandes palabras que se desinflaron como un globo al que se le abre la boca. Un Bienvenido Míster Marshall en toda regla. Ni hubo 60 millones para el espacio escénico prometido ni hubo nuevas partidas para el AVE y para el Metro, iniciativas que los granadinos esperaban con cierta inquietud a que se terminaran de una vez. Sí hubo muchas actividades culturales a la que le pusieron el sello del Milenio: conciertos, exposiciones, ciclos de conferencias… Sin duda una de las actividades que más proyección tuvo en la ciudad fue la exposición La cara de Granada, que se abrió en la Casa de Zafra. Se trataba de una exposición audiovisual con 613 (el número de granos o pepitas que tiene una granada) rostros de granadinos y que fue creado por el artista Jorge Rodríguez-Gerada para destacar el mayor patrimonio de la capital: su gente. La muestra era un tributo a los granadinos, a quienes aman la ciudad y se sienten parte de ella. Otra gran exposición se abrió en octubre: Arte y Cultura de Al-Ándalus. El poder de la Alhambra. De esta manera el monumento nazarí celebraba el Milenio. En ella apostaba por la divulgación histórica en la que se recogía la herencia científico cultural de los reinos musulmanes a través de los más de 400 años de existencia del Reino de Granada. La exposición reunió más de 300 piezas emblemáticas en el Palacio de Carlos V y fue visitada por 115.227 personas. Era gratis.

Vida municipal

El proyecto del AVE a Granada vivió en 2013 un episodio muy particular. Prosperó una pugna entre el gobierno municipal de Torres Hurtado y el ministerio de Fomento de Ana Pastor en relación a la ubicación de la estación del AVE. Mientras Torres Hurtado apostaba porque estuviera fuera del centro (la rotonda de Europa era su opción), el Gobierno quería que fuera en la Avenida de los Andaluces, que era la solución low cost, la más barata. El controvertido emplazamiento generó un auténtico debate en la sociedad granadina, tan acostumbrada a las polémicas ciudadanas. En septiembre de ese año vino Ana Pastor a Granada y desveló que la ubicación de la estación sería la actual, la de siempre, pero remodelada. Se abrió entonces una brecha de pareceres entre el municipio y el Gobierno, a pesar de ser los dos del mismo signo político. La lucha fue ganada por el Gobierno, que era al fin y al cabo era el que ponía la pasta. Eso sí, antes de irse de Granada Ana Pastor dijo que el trazado del AVE estaría concluido antes de 2015. Por poner fechas que no quede.

La capital granadina sufre ese año la huelga de basura más larga de su historia: 13 días en que se llegaron a amontonar en la calle más de 2.300 toneladas de residuos urbanos. La suspensión del servicio provocó las consiguientes quejas de hosteleros y comerciantes de la ciudad, y el Ayuntamiento de Granada llegó a comunicar que había solicitado la intervención de Tragsa, la empresa pública del Ministerio de Medio Ambiente, para solucionar el problema. Pero no hizo falta. Tras 13 días sin trabajar, los empleados de Inagra volvieron al tajo después de llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento. Al final, para que no hubiera despidos, los trabajadores se tuvieron que bajar el sueldo un 2,5%. ¿Y para eso una huelga?, se preguntaron los currantes.

Ana Pastor en su visita a Granada en 2013. / Archivo

En marzo, las direcciones principales del PP y del PSOE firmaron el llamado Pacto por Granada con el que pretendieron cerrar acuerdos sobre los pilares económicos de la provincia de Granada como Sierra Nevada y el PTS, que en 2013 cumplía diez años. También sobre temas pendientes como la A-7 y el AVE. Con el pacto, los firmantes del mismo, Sebastián Pérez y Teresa Jiménez, pretendían generar confianza entre los inversores y responder a las exigencias de la ciudadanía en época de crisis. Había buenas intenciones. Otra cosa es que sirviera para algo.

Uno de los asuntos que se incluían en el acuerdo entre los partidos mayoritarios granadinos incluía el de aeropuerto, que ese año tocó fondo en cuanto a número de viajeros. Después de que en 2008 la situación comenzara a torcerse con la huida de las primeras aerolíneas al primer síntoma de crisis en el sector, el aeropuerto de Granada no fue el mismo que era. Y, al menos cuantitativamente, estaba lejos de serlo. El Federico García Lorca de Granada y Jaén (pues ese es su conciliador nombre) perdió en 2013 un total de 90.139 pasajeros, una nueva sangría que se sumaba a las que había registrado durante los cinco ejercicios precedentes. Es decir, que el aeródromo acumulaba ya seis años de caída libre, que le llevaron a retroceder prácticamente una década al registrar niveles de tráfico similares a los de los años 2003 y 2004. El aeródromo granadino cerró 2013 con un nivel de tráfico de 638.289 pasajeros. Esta cifra era un 12,4% inferior a la registrada el año anterior. No fue sin duda una buena racha para la terminal granadina. En 2015, pasada la crisis, el aeropuerto comenzaría de nuevo a levantar el vuelo.

Vírgenes en la calle

Como motivo del centenario de la Coronación Canóniga de la Virgen de las Angustias ese año, los capillitas granadinos, siempre deseosos de sacar sus santos a la calle y adictos al olor a incienso, organizaron una llamada Magna Mariana, que consistió en sacar a 33 pasos de imágenes con vírgenes en peregrinación a la Basílica de la Virgen de las Angustias. Algunas imágenes procedían de la provincia, como la Virgen del Martirio de Ugíjar, que vino a la capital escoltada por la Guardia Civil. Fue el 18 de mayo y por la tarde se puso a llover. A pesar de todo Granada quedó como la primera provincia española que organizaba una procesión con todas sus vírgenes. En algo teníamos que ser los primeros.

Ese año la editorial Nuevo Inicio, dependiente del Arzobispado de Granada, publicó un libro que situó a nuestra ciudad en el centro de atención mediático de toda España. Se llamaba el libro Cásate y sé sumisa. Con un par. La autora del libro, la periodista italiana Constanza Miriano, la lió parda entre las feministas porque aconsejaba a la mujer que al casarse “llegaba el momento de aprender la obediencia leal y generosa, la sumisión”. La ministra de Sanidad, Ana Mato, llegó a pedir su retirada de las librerías. La polémica llegó a ser la mejor estrategia comercial porque el libro se convirtió en un best seller en nuestro país. Lo que son las cosas.

Un momento de la Magna Mariana, en la Catedral.

En enero de 2013 comienzan unas obras para construir un aparcamiento en Los Mondragones y aparecen restos de una villa romana del siglo I. Fue un descubrimiento tan único como polémico ya que la ciudad romana fue desmantelada para continuar con las obras. La Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo quiso aclarar si los restos romanos se desmontaron a sabiendas de que debían de ser protegidos como Bien de Interés Cultura, una fórmula que habría impedido legalmente moverlos de su lugar. Los mosaicos de la Villa fueron metidos en cajas y llevados en arcones al Museo Arqueológico e instituciones como la Real Academia de Bellas Artes y el Colegio de Doctores y Licenciados de Granada emitieron comunicados denunciando que la villa romana estaba siendo destruida. Y más cuando se hizo público que los mosaicos se encontraban en un estado precario en una nave industrial. Y, que yo sepa, allí siguen.

En 2013 se reanudan las obras del Centro Nevada tras demolerse la famosa esquina de la discordia. También ese año la piqueta se llevó la popular gasolinera de la calle Recogidas en su confluencia con el Camino de Ronda, en donde habían echado carburante los granadinos en los últimos 53 años.

En el 2013 se le puso el nombre de Joe Strummer una plazoletilla al final de la Cuesta Escoriaza, enfrente del antiguo cuartel de La Palmas. Joe Strummer fue un músico británico líder de la banda punk The Clash. “Dada la personalidad y proyección de Joe Strummer, que llevó con su música el nombre de Granada y vivió y disfrutó de esta ciudad, queríamos que la plaza fuera un lugar especial, bonito, agradable, casi mágico”, dijo la concejal de Turismo Rocío Díaz en la inauguración del espacio. Y es que Strummer, con miles de seguidores en todo el mundo, tuvo durante su más temprana juventud, cuando era un okupa, una novia granadina que le había hablado mucho de Granada y de García Lorca. Después de un fracaso artístico durante su carrera de cantante, quiso venir a Andalucía. Vivió en Granada un tiempo, se hizo fans de García Lorca y hasta patrocinó el disco Más de cien lobos del grupo granadino 091. Después de su muerte en 2002, alguien abrió una página de Facebook llamada Una calle en Granada para Joe Strummer, que fue apoyada por casi 2.500 personas. El diario británico The Telegraph hizo mención a ese clamor popular. Fue el socialista Chema Rueda el que llevó una moción a la Comisión de Honores y Distinciones del Ayuntamiento para conseguir un espacio en Granada para el músico londinense, referente del punk. La moción fue aprobada por unanimidad.

Olgoso, Soria y David Fernández

Ese año el Zaidín se vistió de luto al fallecer a un hombre que tanto hizo por el barrio: Isidro Olgoso. Fue al final del verano, cuando acababa de cumplir 53 años. Isidro Olgoso era antropólogo, educador y miembro de la Asociación de Vecinos Zaidín-Vergeles, además de activista socialista. En agosto sufrió una neumonía que le obligó a permanecer ingresado en el hospital, donde una infección acabó con su vida. Isidro, al que le encantaban los sombreros blancos, es el autor de un libro sobre los 50 años del Zaidín en el que cuenta cómo se creó y cómo se desarrolló el barrio hasta convertirse en el más populoso de Granada.

Otra muerte sentida ese año fue la del dibujante Guillermo Soria, Willy para los amigos, que trabajó como humorista gráfico en Patria y después en Ideal, donde estuvo 16 años. También colaboró con varios periódicos de ámbito cultural y en revistas humorísticas como La Codorniz, El Cocodrilo, Matarratas o Futbolín. Tenía en su haber varios premios nacionales de dibujos humorísticos. Si Miranda dibujaba siempre en sus chistes un gato y una mosca, Soria dibujaba un sol. En un espacio muy corto de tiempo, Soria perdió a su mujer y a su hijo Andrés, también humorista gráfico. La pena se adueñó de su alma. Aun así, fue capaz de dibujar un chiste todos los días para sacar una sonrisa a los granadinos.

Joe Strummer durante su estancia en Granada. / Archivo

El 12 de enero moría en Afganistán el sargento David Fernández Ureña, que tenía 35 años. Formaba parte de la Unidad de Ingenieros de la ASPFOR XXXII. La explosión que acabó con su vida se produjo cuando su equipo de reconocimiento examinaba un tramo de la ruta OPAL donde había sido localizado el citado artefacto. Era especialista en defensa nuclear, biológica y química, operador de desactivación de artefactos explosivos y contaba con el curso básico de paracaidismo. David Ureña había nacido en Bilbao pero había vivido prácticamente toda su vida en Granada, de donde eran sus padres.

Entre las noticias curiosas de ese año está la de esa turista británica que compró un billete para venir a Granada y acabó en la isla caribeña del mismo nombre porque se equivocó la azafata de tierra que le expidió la tarjeta de embarque. “¿Dónde está la Alhambra?”, preguntó la pobre nada más llegar al Caribe. Desde Salobreña nos llegaron dos noticias curiosas: una que se tuvo que suspender las visitas al castillo por una nube de avispas y otra que había abierto un pub que sorteaba al final de la noche un polvo con la camarera. En la capital los sorteos eran más pedagógicos: una discoteca rifaba lo cuatro primeros plazos de la matrícula de la Universidad.

Y finalizamos el año con noticias deportivas. Para el Granada CF esa fue la temporada de la consolidación. Después de un año de estar en Primera, los granadinos empiezan a acostumbrarse a ver a los grandes equipos en el Nuevo Los Cármenes, que se convierte en el escenario de las alegrías y de las penas. Eso sí, más penas que alegrías.

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