El centro de Granada apaga el motor

La ciudad estrena la peatonalización de varias vías del centro, que se prolongará hasta final de año

Así se distribuye el tráfico en Granada cuando la Gran Vía y la calle Reyes Católicos se peatonalizan

Un familia camina sobre un paso de peatones durante la mañana del sábado.
Un familia camina sobre un paso de peatones durante la mañana del sábado. / José Velasco / Photographerssports

Granada/Ayer en el centro de Granada no hacía falta mirar a los lados antes de cruzar por Gran Vía o Reyes Católicos. Durante gran parte de este sábado –y así será todos los fines de semana hasta final de año– ambas vías de la capital se volvieron peatonales con el objetivo de impulsar la sostenibilidad urbana y fomentar hábitos de movilidad más responsables y saludables. 

Después del experimento de la pasada semana, este 28 de septiembre comenzaba oficialmente esta nueva medida. Tan nueva, pese a la cita de hace siete días, que durante las primeras horas gran parte de los transeúntes aún caminaban por las aceras, con miradas sorprendidas al ver que, en una de las zonas más transitadas de Granada, no hubiese tráfico rodado. 

“Calle cortada por evento”, leía una mujer mientras se acercaba al cruce de Gran Vía con Cárcel Baja, punto de inicio de la zona peatonal mientras sostenía una caja en cuyo interior se presumía una torta de la Virgen; “¿pero qué evento?”, se preguntaba a sí misma sin desviar su camino. 

Y es que en la jornada de ayer todo fue sobre ruedas, salvo el tráfico. Pues si no hacía falta mirar antes de cruzar, tampoco hizo falta mirar al cielo, con un sol de justicia reinando durante gran parte de la jornada, lo que sin duda ayudó a llenar las calles de peatones.

Así, en una especie de recorrido no oficial, el camino peatonal comenzaba en la Fuente de las Batallas, donde se instalaron los puestos cofrades para vender las tortas de la Virgen. Una Virgen, la de las Angustias, patrona de la capital, que ayer también celebró los actos de víspera a su día grande –y que irónicamente también obligaron a cortar momentáneamente Carrera de la Virgen– que volverá a llenar hoy las calles de la ciudad de fieles, que podrán disfrutar, en menor horario, de esta medida.

A partir de ahí, la peculiar ruta seguía hacia Reyes Católicos, con el antiguo Suizo como punto de partida. Eso sí, el punto de control establecido por la Policía Local para evitar la entrada de coches, no impedía que estos subieran Recogidas y girasen hacia Ganivet, lo que ocasionó más de una sorpresa ante los peatones que, llegados desde Reyes Católicos, aún no habían cambiado el chip y ya caminaban tranquilos, ajenos a los ruidos del motor.

Pese a todo, y una vez pasados los despistes de las primeras horas, poco a poco Reyes Católicos, la principal zona peatonalizada, y Gran Vía, fueron llenándose de ruidos de pisadas y del griterío propio de un fin de semana de casi verano que normalmente se hubiese comprimido por las aceras. 

Así, siguiendo por ese camino hipotético, por Reyes Católicos podían verse algunas despedidas de soltero, fácilmente identificables, como también eran los fans que se habían trasladado (o ya estaban aquí) para ver a Los Planetas en Plaza de Toros. Con ellos, se mezclaban también las familias que aprovechaban para pasear sin el miedo de controlar a los pequeños ante la llegada de un coche. 

La estatua de Isabel la Católica mostraba ya la necesidad de girar hacia Gran Vía, aunque por si volvía a haber despistados se había colocado un nuevo puesto de control –cuyas vallas contenían publicidad sobre la Granada Card o la Capitalidad Cultural– para regular el tráfico. 

Ya en Gran Vía se mezclaban las imágenes típicas de esta zona, como las colas –quizá no tan largas como en meses anteriores– de Los Italianos o la entrada y salida de gente en La Catedral, con otras más típicas de esta nueva medida, como la de los turistas que, ajenos a la prohibición, esperaban pacientemente la llegada de un autobús que le llevará a su próxima parada. 

Seguramente se marcharon antes, porque la medida estaba vigente hasta las 20:30 horas, cuando aquel sol de justicia hacía tiempo que se había marchado, el público ya estaba más que acostumbrado y muchos ya empezaban a buscar un lugar para cenar o quizá para tomarse una copa tras un largo día caminando por el territorio antes reservado a los coches.

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