Al cielo con ella
La Astronomía ha sido una de las áreas científicas más productivas en Granada gracias a su singularidad
Granada/Granada, por tener, tiene hasta uno de los cielos más espectaculares de Europa. La escasa contaminación, la ausencia de vapor de agua -o lo que es lo mismo, de nubes- y la altura que da su singular orografía fueron los tres elementos que propiciaron que la provincia albergara, hace ya décadas, el germen de una prometedora relación científica con el firmamento. La conjunción de la Astronomía con Granada viene de antiguo. Fueron los jesuitas los primeros en levantar la vista y ver las opciones que esta tierra tenía para la observación. En 1902 fueron ellos los que levantaron el Observatorio de Cartuja, en la zona más alta de la capital. Más de un siglo después, la ciudad es sede del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), institución puntera a nivel internacional y, desde ayer, propuesto para ser centro de excelencia Severo Ochoa. Lo mejor de lo mejor.
En Granada se daba el recurso necesario, había cielo. Al Observatorio de la Cartuja le sucedió el de Sierra Nevada. A más altitud, mejor calidad en las observaciones. A mayor calidad, más interés por parte de los astrónomos. Los científicos, desde los años 60, comenzaron a elegir Granada y Canarias para realizar sus investigaciones. Canarias y Granada -que acogió el nacimiento del IAA hace ya 43 años- se convirtieron así en referentes de la investigación a nivel nacional en el campo de la astronomía.
La contaminación lumínica hizo necesario ampliar la red de observatorios a lugares más alejados de los focos de la ciudad. Ahí aparece Calar Alto. El observatorio almeriense es operado conjuntamente por el Instituto Max-Planck de Astronomía en Heidelberg, Alemania, y el Instituto de Astrofísica de Andalucía en Granada, donde se han salvado no pocas dificultades -sobre todo en los últimos años- para mantener el nivel investigador.
La luz molestaba para observar las estrellas, pero no para investigar el firmamento. El IAA ha sido capaz de mantener un altísimo nivel de trabajo tanto en ciencia básica como en la interpretación de los datos recogidos de los diferentes observatorios al mismo tiempo que avanzaba en instrumentación para misiones espaciales o en el desarrollo de infraestructuras de observación. Ejemplo de ello es Carmenes, granadinísimo nombre para una instrumento diseñado para rastrear el cielo desde la sierra almeriense. Ahora, el IAA lidera la participación española en el SKA, el mayor proyecto científico mundial, que desarrollará una red de radiotelescopios en el hemisferio sur, entre Australia y Sudáfrica.El IAA es el segundo centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Andalucía por número de trabajadores, sólo por detrás de la Estación Biológica de Doñana. Por cierto, este centro también fue Severo Ochoa y perdió la acreditación hace un año, señal de la exigencia a la que se someten los institutos que lucen esta acreditación.
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