El clan del Nono: así relata la Fiscalía cómo trataron de matar a un portero en la Feria del Corpus de Granada
A los cuatro procesados principales se les piden penas de prisión de siete años y medio de cárcel a cada uno
Hay otras dos mujeres a las que se les imputa el delito de encubrimiento a las que se les solicita año y tres meses
El juicio se celebrará entre los días 29 y 30 de octubre
Cómo se desencadenó el apuñalamiento de un vigilante de seguridad en el Corpus
Granada/Actuaron a las órdenes "indiscutibles" del "jefe del clan" con la "evidente y única pretensión de acabar con la vida" de Michael F. M. J., un portero de discoteca que hacía su trabajo en la madrugada de un Jueves de Corpus en junio del año 2019, una noche que a última hora ya se le estaba empezando a complicar. Se le terminó de torcer cuando empezó a discutir con el Nono y Joseíllo en la puerta de la Babilonia, y éstos llamaron a otros dos familiares, que empezaron a propinarle una paliza que terminó con una puñalada con la que estuvo a punto de morir. Así consta en el relato de conclusiones provisionales de la Fiscalía provincial al que ha tenido accceso esta redacción. En el mismo se relata que hasta seis personas intervinieron de una forma u otra en la agresión que será juzgada, en una fecha aún por señalar, por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada, y que en principio se fijó para los días 2 y 3 de julio, pero que se aplazó. La nueva fecha es para los próximos 29 y 30 de octubre. A cuatro de ellos se les pide una pena de siete años y medio de cárcel, mientras que a otras dos mujeres se les pide un año y tres meses por tratar de encubrir los hechos.
Era ya Jueves de Corpus pero realmente estaban en los estertores del Miércoles de la Tarasca. La noche empezaba a convertirse en día y por las cumbres de Sierra Nevada ya clareaba. Un día de fiesta que a las cinco horas se alteró. Corrió como un reguero entre las casetas, haciendo recordar que el boca a boca es a veces el medio de comunicación más rápido: el portero de una caseta-discoteca de la Feria había sido apulañado gravemente dejando tras de sí un macabro reguero de sangre que los trabajadores de la propia caseta trataron de limpiar una vez la ambulancia se llevó a su compañero, atendido de urgencia en el lugar con un largo masaje cardiovascular que logró estabilizarle. Trasladado luego al Hospital del PTS, los médicos lucharon por salvarle la vida, algo que lograron después de tres horas de una intensa intervención quirúrgica aquella noche del 20 de junio de 2019.
El relato del fiscal no deja lugar a dudas sobre el modus operandi que tuvo lo que califica directamente como "clan familiar". Juan P. M. M., alias Nono, y José D. V., alias Joseíllo, iniciaron una discusión en la que se "aprestó" a mediar el vigilante de seguridad de la caseta, situada entre las calles Maimones y Verdiales del recinto ferial de Almanjáyar. Ambos procesados, prosigue el escrito de la Fiscalía, "llamaron a otros familiares". En este caso a José I. R. L. y Miguel A. S. M., además de a un menor que se unió y que "la presente causa no alcanzará" precisamente por tener menos de 18 años. Todos ellos se "unieron agresivamente al ataque contra el vigilante lanzando contra éste, toda suerte de brutales patadas y puñetazos".
De forma conjunta "salvajemente acometieron", según dice literalmente el escrito de la Fiscalía, "la evidente y unitaria pretensión de acabar con la vida del vigilante". Es en este punto de relato de la autoridad judicial cuando se dice que el procesado Nono "empuñó", "o cualesquiera de los otros tres coprocesados junto al primero", un "arma blanca", sin distinguir "una navaja, cuchillo o machete". Los tres "obedecieron tan ciega como subyugadamente las indiscutibles instrucciones directamente impartidas" por Juan P. M. M. "como jefe del clan familiar que todos ellos integraban". De esta manera, continúa el escrito de conclusiones previas de la Fiscalía, anularon la posibilidad del vigilante de poder defenderse ante la "superioridad numérica" de los agresores.
La herida con el arma blanca que pudo ser mortal para el vigilante, que justo antes de iniciarse la trifulca había mediado en otra dentro de su caseta, se produjo en la pierna derecha "causando heridas inciso contusas en la cara posterior (...) del muslo derecho", y la cual seccionó la arteria y la vena femorales, además de otra parcial en el nervio ciático, detalla la Fiscalía en su escrito. En ese momento se montó un tumulto en el lugar de los ellos, lo cual favoreció que los coprocesados lo "abandonaran a toda prisa", "dejando tras de sí a su víctima en parada cardiorrespiratoria". La Fiscalía destaca que de no haber recibido atención médica en el momento, además de su posterior evacuación e intervención en el hospital del PTS, el vigilante "hubiera fallecido".
El escrito de la Fiscalía también apunta a dos mujeres coprocesadas por estos hechos, aunque no tuvieran "intervención" en ellos. Se trata Zaida C. A. y Hyula D., a las cuales se les pide un año y tres meses de cárcel por el delito de encubrimiento. Según el texto judicial "recibieron precisas instrucciones para intervenir activamente y de consuno en la labor unitaria de ocultar lo realmente sucedido". Según explica el escrito, ambas se pusieron "de acuerdo" en ofrecer tanto en sede judicial como policial una versión "completamente irreal de lo sucedido" a pesar de que se les otorgó la "excepcionalísima" condición de testigos protegidas. A pesar de ello, y de las advertencias sobre sus posturas, ambas pretendieron hacer recaer la autoría de los hechos de forma "exclusiva" en un mismo menor de edad, con quien además, "antes se convino su voluntaria presentación y autoinculpación" en el suceso.
Todos los coprocesados, a excepción de Hyula D., contaban con antecedentes policiales de diferente índole, los cuales están recogidos por el escrito de la Fiscalía. En total hasta 16 condenas han recibido en todo su historial delictivo los procesados por el apuñalamiento del Corpus 2019, algunas de ellas sumando un global de ocho años y dos meses de cárcel aunque algunas de las penas fueron sustituidas por multas, algunas se extinguieron por prescripción, y otras están pendientes de cumplimiento.
El vigilante, que tenía 30 años cuando se produjeron los hechos, fue dado de alta después de 180 días de convalecencia, de los cuales permaneció tres el la UCI y siete ingresado en planta. Aparte de las cicatrices le quedaron consecuencias físicas como una "alteración funcional leve" al caminar y derivadas por estrés postraumático "en su condición de tres trastornos neuróticos".
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