Más clase que práctica en el primer festejo del Corpus

Tarde demasiado larga, tres horas de festejo es demasiado, sobre todo si la primera parte de la clase práctica resulta de sumo aburrimiento. Lo mejor quedó para el final, algo positivo.

Es muy importante celebrar este tipo de festejos, en los que los novilleros noveles tengan la oportunidad de demostrar su trabajo y su afición, pero no es menos importante que, los que hagan el paseíllo, tengan una preparación suficiente para torear en la plaza de todos de Granada.

Abrió plaza, el granadino, Rafael Fandila, al que tocó en suerte un novillo excelente, tipo carretón, pero no lució tanto su faena, con la espada estuvo desacertado. Joselito de Córdoba, que pertenece a la Escuela Granadina, anduvo aseado con su oponente, pero sin transmitir emoción, mató de pinchazo y estocada, fue premiada su actuación con una oreja y, al igual que el primero, aplaudido en animal en el arrastre. Javier Rangel, tercer novillero de la tarde, no se acopló en su faena al novillo, que fue muy flojo y distraído, tuvo muchas dificultades con la espada, escuchó palmas.

Juan Alberto Torrijos, que recibió a puerta gayola, tuvo una lucida actuación con la muleta, que manejó con ambas manos, mató de media en buen sitio, y cortó dos orejas. Javier Cuartero, de la Escuela de Alicante estuvo bien con su oponente, al que cortó dos orejas, se vio la cara con un novillo violento, que se quedaba debajo de la muleta, pero supo subsanar esta dificultad.

Llegó el turno de para los añojos, el primero lidiado por el granadino El Mini, que pese a cortar dos orejas, aglutinó muchos aficionados en la grada, no tuvo una actuación tan lucida, el toro era muy brusco y le arrebató la franela con frecuencia, mató de un excelente estocada y fue premiado con dos orejas.

Cerró la tarde el francés Clovis, único que vistió de corto, los otros seis lo hicieron de luces. Fue la sensación agradable de la noche, porque era noche cerrada cuando toreó. Estuvo en novillero, valiente, atrevido, con recursos, clavando banderillas con maestría, en especial un par con cortas al quiebro. Dominó los terrenos, los tiempos y las sensaciones, pero con fatal final, una estocada muy defectuosa le privó de ser el triunfador del festejo, fue premiada su actuación con una oreja.