El color de los vinos tintos

Aromas y sabores

En España se llama vino ‘tinto’ mientras en otros países lo llaman ‘rojo’

Mientras que en muchos países del mundo se adoptó el color del mosto como norma, en España se definió este vino por su capacidad para teñir

Imagen de una cata de vinos. / R. G.
Margarita Lozano

22 de septiembre 2019 - 03:00

El vino tinto es un tipo de vino procedente mayormente de mostos de uvas tintas, con la elaboración pertinente para conseguir la difusión de la materia colorante que contienen los hollejos de la uva. En función del tiempo de envejecimiento que se realice en la barrica y en la botella, pueden obtenerse vinos jóvenes, crianzas, reservas o grandes reservas.

Para un buen mantenimiento del color del vino, la uva origen tiene que disponer de un buen grado de maduración, para que sus niveles de antocianos (pigmentación roja) y de taninos sean adecuados, de forma que los últimos ayuden a conservar los primeros para que el vino no se decolore con el tiempo.

Para un buen mantenimiento del color del vino, la uva origen tiene que disponer de un buen grado de maduración

La fase visual del vino es muy importante, ya que determina nuestra impresión inicial a la hora de tomar un vino. Nuestro cerebro se fía mucho de lo que ve y está claro que el color del vino nos influye a la hora de nuestra cata. Por eso en muchos lugares se hacen ‘catas ciegas’ para que no estemos influenciados por los colores. Estos colores están determinados por varios factores: el tipo de uva, el proceso de elaboración, el clima y la zona de producción.

Estos factores determinan el color de nuestros vinos y nos aportan información importante a la hora de determinar las calidades de los vinos que bebemos. Los vinos tintos son, sin duda, los más cargados de color, tanto en capa como en intensidad. Los responsables primeros del color del vino son los antocianos y los taninos.

Los antocianos se encuentran en las pieles de las uvas y pueden tener tonalidades azules, violetas o rojas y su combinación con los taninos, responsables de la astringencia y que se encuentran en las pieles, semillas y raspones, al combinarse, aportan estabilidad al color de los vinos.

Cuando las maduraciones son adecuadas, la cantidad de antocianos es mayor, y si además realizamos una maceración intensa de los hollejos con el mosto o el vino, la cantidad de estos elementos en el vino será muy alta y por tanto la intensidad colorante de los vinos será elevada.

El antociano y el tanino son sustancias antioxidantes y por tanto beneficiosas para la salud, pero sus radicales libres se van perdiendo con el oxígeno y de ahí que los colores de los vinos evolucionen desde colores púrpura muy vivos en los vinos jóvenes hasta colores teja en vinos que están en el límite temporal del consumo o que lo han rebasado.

En el siglo XVII, la producción de vino blanco era muy superior a la de tinto. Pero desde Inglaterra fue importada la moda del vino clarete, que no consistía en otra cosa que en ‘colorear’ el vino blanco, ‘tiñéndolo’ con un poco de tinto. En España, a diferencia de otros países, se mantuvo la definición del vino ‘rojo’ como vino ‘teñido’, que posteriormente pasó a llamarse ‘tinto’.

Con el tiempo el vino ‘rojo’ (red wine en inglés, vin rouge en francés, rotwein en alemán…) ya se elaboraba según las normas tradicionales, sin ‘tintar’, pero en España se continuó llamando ‘tinto’. En Cataluña también se llama ‘vino negro’. Además de España, en Portugal, Argentina, Chile, Colombia, Venezuela, México y Honduras también se denomina ‘vino tinto’. En Estados Unidos, Canadá, Australia, Francia, Alemania e Italia se denomina ‘vino rojo’.

Para poder apreciar correctamente el color de un vino, sobre todo si es tinto, necesitaremos disponer de buena luz, de color blanco, y de un fondo también blanco (puede servirnos un mantel o una servilleta) sobre el que recortar nuestra copa. De esta manera, evitaremos que la falta de luz o que el reflejo del color de la luz o del fondo modifiquen nuestra percepción del color original del vino. A continuación, inclinaremos la copa unos 45º de manera que el contenido se distribuya en ella en diferentes niveles de profundidad. En este punto, es interesante que nos fijemos en la diferencias de color que pueden producirse entre el centro del líquido y los bordes o ribetes. Una gran diferencia de tono indicará que el vino tiene largo tiempo de maduración. Mientras, colores más compactos y opacos, indicarán que los vinos son más jóvenes. En el mundo del vino, nos referiremos a vinos de capa baja, media o alta según el nivel de opacidad que presenten. Los vinos de capa baja serán bastante transparentes, permitiéndonos ver a través de ellos sin demasiados problemas. Estos vinos suelen tener poco cuerpo, presentan un nivel notable de acidez y tienen tonalidades claras. Los vinos de capa alta, por el contrario, serán los que presenten un mayor grado de opacidad. Esto, será sinónimo de mayor cuerpo, estructura y mayor concentración de taninos.

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