"La combustión de los restos guardados en la Dama de Baza fue de más calidad"
La coloración de los huesos permite conocer el proceso que se siguió para despedir al individuo depositado en la escultura
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La investigación que lleva a cabo la investigadora gaditana colaboradora del Departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física de la Universidad de Granada Carmen María Román Muñoz arroja las primeras conclusiones sobre cómo despidieron los moradores de la Baza del siglo IV aC a una de las figuras preeminentes de su sociedad.
Los restos del sujeto fallecido y posteriormente depositado en el interior de la Dama de Baza junto con un ajuar funerario se han estudiado con anterioridad. Ahora, la investigadora Román Muñoz avanza en sus pesquisas para conocer cómo fue el proceso que se siguió tras la cremación del individuo cuyos restos se han analizado.
Para ello se ha desplazado al Museo Arqueológico Nacional (MAN). Y ya tiene las primeras conclusiones extraídas de la comparación de estos vestigios con los que se conservan de otros invididuos cremados de la misma época y del mismo yacimiento del Cerro del Santuario bastetano.
El individuo cuyos restos se guardaron en la Dama de Baza "tuvo un ritual de mayor calidad". Eso se determina por el tiempo de combustión y, además, ésta fue más homogénea. Los restos oseos conservan huellas que permiten determinar estos detalles que ayudan a enmarcar el proceso por el que aquella comunidad despidió a una de las personas, más que probablemente, más significativas de la misma.
"La combustión fue buena. Hubo gente que se preocupó de que no salieran los huesos de la pira". En una cremación los miembros pueden separarse del cuerpo. En el caso de la persona que se guardó en la urna de la Dama hubo quien se preocupó de que no se salieran huesos de la fogata. "También el oxígeno que entró fue mayor". Para determinar estos detalles la investigadora ha analizado la coloración de los restos. En el caso de la persona de la Dama de Baza casi todas las regiones anatómicas de los huesos que se conservan tienen el mismo tono.
Además de esa uniformidad en la coloración, Carmen María Román Muñoz destaca que en la recogida hubo mucho esmero. Tras arder, se preocuparon de recuperar casi 700 gramos de huesos, un dato que está dentro de los parámetros habituales. Lo que da pista de que hubo especial celo en esta recolección de restos es que hay vestigios de las nueve regiones anatómicas. "Hay fragmentos muy pequeños", incluso de huesos del oído, detalla la investigadora.
El proyecto, que cuenta con la colaboración de la Caja Rural, permite colegir que una vez quemado el cuerpo "la dedicación que hubo fue extrema", lo que a su vez es indicio de la importancia que tuvo esa persona en su grupo social.
"Si comparamos esto con el resto de individuos" localizados en el mismo yacimiento bastetano se puede dilucidar la diferencia que hubo en el tratamiento de los restos. De estas personas que no fueron inhumadas en la Dama "hay huesos del cráneo, huesos largos, y para de contar".
"La complejidad de la tumba habla de esa diferencia", detalla Román Muñoz. El ritual posiblemente fuera el mismo, pero es probable que el esmero con el que se trató al cuerpo que reposó durante siglos en la Dama de Baza fuera algo singular.
Román Muñoz recuerda que el esmero en el ritual era un elemento que subrayaba la importancia del individuo. "Homero habla de la pira de Patroclo" que era de madera de 30 metros, según el relato homérico.
En la fogata hecha para el cuerpo que se depositó en la excepcional figura escultórica que se guarda en el Museo Arqueológico de Madrid se empleó como acelerante resina de árbol. La madera empleada era la que se encontraba en la zona.
La investigación de Román Muñoz consta de dos líneas de trabajo, por un lado el estudio antropológico de los restos y por otro la comparativa del ritual de cremación y tratamiento que se dio a esos huesos con el que se dio a los restos de otras cremaciones en el Cerro del Santuario. En la primera línea de trabajo se abordará realizar una reconstrucción tridimensional de los restos que se conservan en Madrid. Las conclusiones que se saquen cuando finalice ese proyecto permitirán avanzar en el conocimiento de quién fue inhumado en la urna funeraria de la Dama de Baza.
La bella piezase localizó en la sepultura 155 de la necrópolis de Baza. Data de la primera mitad del siglo IV aC y está hecha de piedra caliza. La mujer representada está sentada en un sillón alado. Lleva un pichón en la mano y en la tumba se encontró un ajuar compuesto por cuatro falcatas, una de ellas con su vaina, puntas de lanza y al parecer una lanza.
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