El último trayecto del conductor de los alcaldes de Granada

Tras una vida en el parque móvil, recuerda anécdotas, vivencias y cómo ha cambiado la ciudad, algo que ha visto desde el privilegiado coche de Alcaldía

El ya jubilado conductor de la alcaldesa, con el coche oficial frente al Ayuntamiento de Granada.
El ya jubilado conductor de la alcaldesa, con el coche oficial frente al Ayuntamiento de Granada. / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Granada/Rafael Pimentel, el chófer de los alcaldes de Granada, se jubila. Desde que entró con 21 años en el parque móvil y Antonio Jara lo eligió como conductor del primer coche de Alcaldía, no ha parado de conducir, siendo la persona de confianza de la mayoría de los alcaldes y también de la actual, Marifrán Carazo. 43 años después y con muchos kilómetros a sus espaldas, este jueves ha sido su último servicio, cerrando un ciclo profesional del que se muestra agradecido y orgulloso, a la vez de privilegiado por haber vivido tantas experiencias por su trabajo. Porque ha conocido al entonces Rey Juan Carlos, a Clinton y a las Spice Girl, además de un sinfín de famosos que han pasado por Granada. Y porque ha podido llevar a los alcaldes y tener experiencias únicas, que se lleva en secreto por confidencialidad.

"Entré con Antonio Jara, que me vio joven y cómo trabajaba y me requirió. Entonces en el parque móvil teníamos los Seat 1430 y un 1500. Y con Jara entró el primer coche de Alcaldía que era un Renault 18 que cuando teníamos que ir más rápido las chapas vibraban", recuerda Rafael, al que todos llaman Rafa y que durante la entrevista no deja de recibir el cariño de compañeros, de personal del Ayuntamiento. "El resto de alcaldes me respetaron la profesionalidad y me iban requiriendo porque confiaban en mí. Yo nunca me he identificado políticamente sino como profesional y me han valorado como persona. Me he sentido muy orgulloso porque me han mirado muy bien", asegura. Después de Jara vino Jesús Quero, José Moratalla, Gabriel Díaz Berbel. Con Torres Hurtado fue con el alcalde que más trabajo, los 13 años de su gobierno. "Y estoy muy orgulloso de haber terminado como empecé con la confianza de la alcaldesa", asegura.

Recuerda de sus primeros tiempos cómo ha cambiado la ciudad, una transformación que ha visto de un lugar privilegiado, el coche de Alcaldía con el que ha podido asistir a todos los eventos destacados de la ciudad. "Empecé cuando no había ni agua en el Zaidín, o en el Fargue. Con Jara empezó a expandirse el Zaidín, se puso la primera piedra del Palacio de Congresos, todo lo importante lo he vivido. También cuando el fuego en el Manuel de Falla, la Curia, la Circunvalación tampoco existía y el Camino de Ronda era lo más rápido", relata.

También reconoce que dentro de los coches se escucha de todo. No en vano, los alcaldes realizan llamadas de teléfono importantes en esos tiempos de trayectos, entrevistas, y hay hasta reuniones rápidas. "Simplemente tienes que demostrar que eres un profesional, que pueden hablar lo que quieran. Creas una imagen y saben que aunque yo hable también con gente no digo nada, confía en tí y hay confidencialidad. Yo me llevo bien con todos y me han valorado todos. Muchas veces incluso a la hora de subirse al coche ya sabes si tienes que hablar o callarte, la discreción es importante".

Y como conductor, también tiene que estar pendiente de ellos. En sus manos está su seguridad dentro de los vehículos, de ahí que tengan sus técnicas de conducción para que no haya muchos sobresaltos o para poder salir rápido ante cualquier amenaza o situación delicada o incluso evacuación. Desde ahí hasta el detalle de no dejar el coche con un bordillo muy alto que dificulte la salida de la autoridad o tampoco dejarlo, por ejemplo, ante un charco. O poner el aire bajo si están hablando por teléfono para que no moleste. "Los detalles se cuidan y hay mucho protocolo". Y en el coche siempre agua, normal y también fría según el gusto, y reconoce que también paracetamol e ibuprofeno por si se necesita.

Aunque la conducción también ha cambiado mucho por los vehículos modernos. "Antes cuando no teníamos navegador teníamos que coger el mapa, ver dónde íbamos, hacer el recorrido y un croquis para diseñar la ruta y cómo salir si pasaba algo. Hay que tener plan A, B o C. Y teníamos que salir tres cuartos de hora antes porque si no, no llegabas", recuerda.

Según agenda, los recoge en el domicilio o en el propio Ayuntamiento y hay veces incluso que tienen que viajar a Sevilla, Madrid o Valencia, recuerda. El fin de la jornada es cuando deja el coche en las cocheras, en las dependencias policiales, donde lo custodian y vigilan.

Rafael Pimentel, en el coche oficial el último día de trabajo, tras llevar a la alcaldesa de Granada a un acto.
Rafael Pimentel, en el coche oficial el último día de trabajo, tras llevar a la alcaldesa de Granada a un acto. / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Anécdotas: del Rey a las Spice Girls

En el momento de su despedida recuerda la figura de Díaz Berbel, fallecido, y una anécdota: "En el mundial de esquí me dice ven que te voy a presentar a un amigo, voy y me encuentro que era el Rey Juan Carlos. Fue una época con él con muchas anécdotas. Era senador y cuando íbamos a Madrid siempre le preguntaban, quién va con usted, y decía mi conductor, entraba y yo con él. Tenía un corazón muy grande como persona, me apreciaba como un hijo; se portó muy bien y con una calidad humana de lo mejor que me he encontrado. No suelo comentar estas cosas pero lo recuerdo mucho".

También recuerda como conductor los tiempos de ETA. "Pasamos unos años con más seguridad, nos dieron cursillos de preparación de fugas, vandalismo, terrorismo, tenías que tener mucho cuidado del vehículo, estar pendiente de él, y cuidar los protocolos", recuerda. También cuando vino Clinton "y te veías dentro de la comitiva cápsula de seguridad, aquello fue una movida". También ha ido a recoger a invitados oficiales al aeropuerto y en su teléfono guarda fotos con muchos artistas. Pero también es importante para él el día a día, ir a todos los barrios de la ciudad y conocer, como él mismo reconoce, las calles de la ciudad viendo solo sus losetas o adoquinado.

Y en estos 43 años ni un percance, ningún accidente de riesgo: "Ha ido todo muy bien. A la personas que llevas tienes que darle seguridad, estar pendiente de entradas, salidas, coordinarte con el escolta, cubrir las entradas del coche,...". Y con el escolta incluso comparten gestos para avisarse de la recogida que reproduce con simpatía.

Y más truquillos: "Si llegas y se levanta polvo por el suelo no les dices que bajen hasta que haya pasado; si hay medios aparcas antes para que les de tiempo a ponerse la chaqueta o prepararse para las fotos; recuerdo que a Quero, que tiene más de un 40 de pie, le decía que tenía un 38 de bordillo y ponía el pie de canto al salir porque si no era un esguince seguro". Él también tiene los efectos de tanto kilómetro: "Como antes eran coches de embrague, en el pie izquierdo me sale un músculo de tanto pisar. Ahora los automáticos son una alegría".

Como le gusta conducir, seguirá haciéndolo, ahora volcado en su familia. Tiene dos hijos, cuatro nietos y dos más en camino, por lo que tendrá que utilizar un coche grande para pasearlos. "Me despido con el agradecimiento a todos por confiar en mí y la satisfacción de este equipo, cómo me ha tratado y ha confiado en mí para terminar como empecé, mi mayor satisfacción".

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