Los controles en el pantano de Iznájar tras el vertido descartan afecciones en el agua
El presidente de Emproacsa, Antonio Ramírez, apunta que la calidad del líquido del pantano "está por encima de la media" de los últimos años · El pantano está al 94,6% y almacena 928 hectómetros

Los vertidos de las obras del AVE entre Málaga y Granada que han ido a parar a un afluente del río Genil a su paso por el término municipal de Loja no están afectando a la calidad del agua del embalse de Iznájar, el mayor de Andalucía y del que beben más de 200.000 cordobeses de la zona Sur de la provincia. De hecho, los controles realizados en los últimos días en el embalse desechan cualquier tipo de afección en el líquido embalsado, según explicó el diputado provincial responsable de la empresa provincial de agua Emproacsa, Antonio Ramírez.
Esta declaraciones se han producido después de que el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) haya realizado un informe para el Juzgado en el que deja claro que las obras del AVE están afectando al medio ambiente en el término municipal de Loja. En concreto, señala que "existe una afección evidente en la calidad del agua". Las denuncias y el temor que ha generado la presencia de lodos y espumas sobre varios parajes naturales de Loja está siendo objeto de una investigación judicial. Los agentes del Seprona han realizado dos concluyentes informes, con muestras tomadas en la zona y análisis realizados en los laboratorios de la Junta de Andalucía. Según este Cuerpo de Seguridad, las obras del AVE están originando el "vertido de sustancias peligrosas", que afectaría al agua del Arroyo La Viñuela (afluente del Río Frío, que a su vez lo es del Genil) y a los animales de granja que utilizan este agua para abrevar.
Según relata los hechos la Guardia Civil, el 30 de noviembre de 2009 la máquina que realiza el túnel por el que discurrirá el AVE en el tramo entre Arroyo de la Viñuela-Quejígares, "debió pinchar una balsa de agua subterránea, cuyo caudal fue imposible de retener" en las balsas que las empresas constructoras han construido para ello. Esto provocó un vertido de aguas y tierras en forma de lodo que discurrieron de forma natural por la pendiente del terreno hasta llegar al río Salado.
La conclusión del laboratorio es que en esa agua hay presencia de un tipo de sustancia química que supera con creces el límite para la presencia de detergentes que establece la Ley de Aguas. "De la comparativa de los resultados analíticos se desprende que existe una afección evidente en la calidad del agua", concluye el informe del Seprona, que agrega después: "La presencia de este compuesto en el agua genera abundante espuma, cubriendo la parte superficial del agua del cauce afectado, con lo que se impide el normal intercambio de oxígeno entre este medio y la atmósfera e impidiendo la entrada de luz solar, pudiendo afectar a la fauna y la flora que pudiera existir en dicho medio".
Este vertido se ha producido en una zona no demasiado lejana de Iznájar, si bien los responsables de velar por la calidad del agua del embalse -Emproacsa- insisten en que "no existe la más mínima posibilidad" de que esa afección llegue hasta el pantano, según apuntó Antonio Ramírez. El también responsable de Acción Territorial confirmó que desde que tuvo noticias de la existencia del vertido encargó a los técnicos que prestarán una especial atención a Iznájar, si bien precisó que "el sistema a través del cual medimos la calidad del agua analiza hasta 60 parámetros diferentes y dispara la alarma en el caso de que alguno de ellos supere los límites, algo que no ha sucedido en este caso".
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