Coronavirus, cinco años: miedo, dolor y aplausos en la Granada a la que le estalló la pandemia

Se conmemora un lustro del comienzo de la crisis sanitaria del Covid-19, donde la ciudad y la provincia pasaron de asistir casi en tercera persona a la difusión del virus a tener infectados y muertos en apenas cuatro días

Covid-19: una pandemia que nos paralizó y fue todo un reto informativo

La Puerta de la Justicia de la Alhambra, cerrada por la pandemia
La Puerta de la Justicia de la Alhambra, cerrada por la pandemia / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Granada/Aquel periódico del 9 de marzo de 2020 abría a todo tren con una foto de la manifestación del 8-M por las calles de Granada. 20.000 personas la secundaron en una jornada de una meteorología espectacular, cielo azul despejado y hasta calor. Por debajo, el empate del Granada en casa del Levante, a uno, donde lo mejor fue la sensación de que al equipo de Diego Martínez no le había pesado la eliminación, tres días antes, de la semifinal de la Copa del Rey. Entonces el Covid solo ocupó un balconcito con las "recomendaciones" de las parroquias para evitar contagios en las misas. Por dentro, la información se acompañaba de un análisis sobre un virus "de evolución aún desconocida" y que apuntaba "a un tipo de mayor gravedad que la gripe estacional". Una semana más tarde, todo era ya diferente. Una semana de la que van a hacer ya cinco años.

La percepción del tiempo quizás sea algo de lo que más ha cambiado la pandemia, aunque no lo parezca. Cinco años del coronavirus, dicho así, parece poco. Demasiado reciente. Pero el recuerdo de aquellos días, a mucha gente, le parece ya mucho más alejado en el tiempo que un lustro. Parece que sucedió hace décadas cuando las últimas restricciones se levantaron hace apenas tres años. Y como percepción queda que, por aquel entonces, y los periódicos no mentían, se vivía con normalidad, aunque con un ojo mirando a Italia, que ya había restringido zonas. Ni siquiera la OMS había elevado el listón de epidemia a pandemia global. Aun así, en España hubo quien achacó a la manifestación del Día de la Mujer el mayor vector de contagios en el país. Granada fue una de las concentraciones más numerosas. Esos grupos criticaban a la vez que se hacía la vista gorda con el fútbol. Tiempo después se demostró que el virus ya circulaba por España de forma masiva antes de aquellas concentraciones, y que nada tuvieron que ver con el estallido de la pandemia en el país.

Granada vivía a espaldas a la pandemia, prácticamente, a estas mismas alturas pero de hace cinco años. Las noticias llegaban, pero desde fuera. Ese mismo 9 de marzo vino la primera portada de este diario con cintillo dedicado a la crisis del coronavirus y apertura a "5 col" con foto. Ya no dejó de hacerlo hasta el 3 de junio. Ese día este diario llevó en portada su primer titular de apertura sin una noticia que tuviera que ver con la pandemia. Pero volviendo a aquel 9 de marzo, aquella primera hablaba del estudio de medidas desde la Junta con respecto a la Semana Santa, pero en la provincia lo que realmente estaba pasando era que se robaban en centros de salud y hospitales equipos de protección, los famosos EPIs, y que la UGR creaba un gabinete de seguimiento. Pero no había casos confirmados, como en Madrid, donde ya se cerraron colegios. Cada comunidad iba al ritmo que le marcaban las infecciones al no haber aún un mando único a nivel nacional.

Un sanitario, tras una ventana en el viejo hospital Clínico en los primeros días del Covid
Un sanitario, tras una ventana en el viejo hospital Clínico en los primeros días del Covid / Jesús Jiménez / Photographerssports

El golpe al aeropuerto

Nadie sabía la que se venía encima. Buena muestra de aquello es que el día 10 aún se pensaba que habría deporte ese fin de semana y los siguientes. El Covirán-Ourense se iba a jugar a puerta cerrada. Nunca se hizo. Y el Granada-Getafe también. Este se pudo jugar, pero el 13 de junio. La vida seguía pero las visitas a los hospitales ya se restringían y el aeropuerto empezaba a notar un golpe del que aún no se ha recuperado: los vuelos con Italia, Nápoles y Milán, este último con destino a la zona cero del Covid en el país transalpino, quedaban suspendidos para no volver a día de hoy. La provincia, sin embargo, aguantaba sin casos confirmados mientras en Andalucía sumaban 80 en total.

Tarde o temprano iba a llegar el momento en el que el temido mapa que todos los días mostraba la Junta de Andalucía mostrara infectados en Granada. No lo hizo el 11 de marzo tampoco. El día en el que la OMS declaró el Sars-CoV-2 como pandemia global en Granada se celebraba el juicio del caso Serrallo con la declaración del antiguo concejal de Urbanismo, Luis Gerardo García Royo, y se licitaba el proyecto de ampliación del Metro. El Puerto de Motril batía récords de mercancías. Y sin embargo, al mismo tiempo, los centros de día para los mayores cerraban y el resto quedaba a la espera: la decisión sobre qué hacer con la Semana Santa, las clases en los colegios, en las universidades...

El bar La Sitarilla, donde las colas son habituales, sin ellas la tarde que se anunció el estado de alarma
El bar La Sitarilla, donde las colas son habituales, sin ellas la tarde que se anunció el estado de alarma / Antonio L. Juárez / Photographerssports

La vorágine, el miedo

"Ya está aquí". Seguro que todos los granadinos dijeron esa frase aquel jueves 12 de marzo. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, comparecía para ofrecer la actualización de los últimos datos del Covid-19 en los que Granada figuraba de no tener ningún caso a tener de golpe 13. Aquellos datos, en cualquier caso, no eran reales. El virus llevaba mucho más tiempo entre todos. Desde casi mes y medio antes el coronavirus estaba en Granada. En aquellos momentos los métodos de detección del virus no eran ni rápidos ni fiables porque prácticamente se desconocía todo del patógeno. Solo fueron los avances científicos los que dieron, con el tiempo, una visión real de lo que pasaba. Por todo ello había miedo. Todos veían en directo lo que pasaba en China o en Italia. Y España estaba a punto de no escaparse de ello.

Granada pasó de no tener contagiados a tener trece. Y apenas cuatro días después registró su primer fallecido. En pocas horas, la provincia pasó de ser una isla a empezar a contar muertos. El primero de un conteo que superó los dos mil en tres años. Los contagiados, además, se repartían entre el hospital Universitario Clínico San Cecilio del PTS y el Santa Ana de Motril, a donde derivaron los contagiados del centro de salud de Almuñécar. Es decir, pacientes que, por su estado de salud, la infección había obligado a hospitalizar. No se contaba entonces con los pacientes asintomáticos, muchos más que los casos oficiales, ni se sabía con certeza el método de transmisión, ni el periodo de incubación... Prácticamente nada. Por eso, el miedo se apoderó de una ciudad donde se empezaban a ver las primeras mascarillas sin que, aún, ningún gobierno de cualquier índole hubiera dictado su obligatoriedad.

Aquel jueves empezó a cambiar de verdad la vida de los granadinos. La Junta de Andalucía decretó la paralización de las clases en guarderías, colegios, institutos y universidades, con lo que ello conlleva. Iban a ser quince días. No se volvieron a las clase hasta spetiembre. Las reservas turísticas empezaron a decaer con virulencia, dejando los hoteles al 45%, la actividad en el Ayuntamiento de la capital se condicionó por primera vez después de que los concejales de Vox se sometieran a cuarentena tras un mitin multitudinario en Madrid, y la Liga suspendía "al menos dos semanas" la competición cuando apenas unas horas antes decretaba la jornada a puerta cerrada. Así de rápido cambiaban las cosas.

Granada, tras el estado de alerta por el coronavirus, solo abierta para actividades esenciales
Granada, tras el estado de alerta por el coronavirus, solo abierta para actividades esenciales / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Cierra la Alhambra

Aquel jueves también se decretó el cierre de la Alhambra, que no se hizo efectivo hasta el día siguiente. Dos turistas observaban cerrada a cal y canto la Puerta de la Justicia. En el interior del monumento solo quedaba el murmullo del agua, el trinar de los pájaros y silencio de la historia. También decretaba la Junta de Andalucía el viernes 13, más pesadillesco que nunca, el final de la temporada por anticipado de Sierra Nevada. Adiós a la campaña de una Semana Santa que seguía entonces en marcha, pero con las cofradías aún imaginando que iban a poder salir a la calle, aunque dando por hecho que no iba a poder ser así. Calle Ganivet estaba lista para las procesiones. Se habían quitado las jardineras para colocar las tribunas. Nunca se colocaron. Las jardineras tardaron en volver. La calle, sin ellas durante meses, fue el símbolo de un tiempo que se congeló.

Las infecciones subieron hasta las 22. En cualquier momento posterior a la pandemia, hubiera sido una gran cifra de contagios, con días que superaron los mil durante las segundas y tercera oleadas (en otoño y tras la Navidad de 2021), o que la virulenta pero menos letal ola de la variante Ómicron, en diciembre de 2021. En Málaga morían los primeros andaluces por Covid. Aquel viernes compareció Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, para anunciar que se iba a solicitar el estado de alarma. España se sumía de lleno en la crisis del coronavirus. Granada echaba la persiana. Como la heladería Los Italianos, cerrada solo un día después de abrir la temporada. Metafórico.

La UME en la estación de tren de Granada durante el estado de alerta por el coronavirus
La UME en la estación de tren de Granada durante el estado de alerta por el coronavirus / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Horror vacui

43 casos ya en Granada. Era sábado 14 de marzo, hacía horas que el Gobierno había anunciado el estado de alarma, pero no estaba aún vigente. Aun así, el miedo se había apoderado de la población. En la noche de aquel día ya no había ganas de fiesta. Las calles estaban vacías. Nadie quería aprovechar las últimas horas de libertad, quizás pensando en la provisionalidad de aquello, no queriendo ver que aquello no iba a acabar pronto. El Gobierno daba buena cuenta de las restricciones que se iban a aplicar con un estado de alarma que iba a durar dos semanas. Pero nadie creía que aquello fuese a ser así. Finalmente fueron tres meses y ocho días. Se cerraba el país y se limitaban los movimientos de personas. La Semana Santa quedaba suspendida aquel sábado. En la provincia los contagios se extendían a Loja y ya se rumoreaba que haría falta abrir el antiguo hospital Clínico por si hacían falta camas. A las ocho de la tarde, coincidiendo casi con la salida del decreto de estado de alarma, el silencio que había en las ciudades se rompió. Balcones, ventanas, terrazas, llenas de ciudadanos aplaudiendo a los sanitarios.

La tragedia

Y llegó el domingo 15. En poco más de 48 horas todo había cambiado a la velocidad de aleteo de una mariposa. "La vida puede cambiar en un segundo". La sentencia adquirió todo el sentido de su expresión aquellas semanas de hace solo cinco años. Granada amaneció confinada, y con las nubes ganando poco a poco al azul del cielo. Se podía salir a la calle pero nadie lo hacía. ¿Para qué? ¿Para infectarse? Encima no había nada abierto. Venían los días de confinamiento. La Alhambra se quitaba las ganas poniendo vídeos de sus espacios, pero desde el otro lado, desde San Nicolás, nadie le hacía fotos. Empezaban a llegar noticias por multas en fiestas nocturnas, la Policía patrullaba en la más absoluta soledad, y los bares y restaurantes, el alma de las ciudades, empezaban su calvario. Algunos nunca volvieron a reabrir. Sólo hacía tres días que había casos de coronavirus en Granada y la ciudad parecía, de verdad, el escenario de una serie apocalíptica.

Limpieza de sanitarios y de ambulancias en el hospital Virgen de las Nieves de Granada durante el estado de alerta por coronavirus
Limpieza de sanitarios y de ambulancias en el hospital Virgen de las Nieves de Granada durante el estado de alerta por coronavirus / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Se hace difícil no escribir esto en primera persona, pero aquí lo cuento así. Aquel domingo sobrecogía ir al periódico en el coche. No se veía un alma por la calle y no era madrugada, era media tarde. Fue al borde de la medianoche, cuando el periódico de papel estaba finiquitado, cuando saltó la peor de las noticias. Un sanitario avisaba a un compañero que había muerto la primera persona en Granada por coronavirus. Pero había que confirmarlo. Pese a las horas, empezaron a sonar y a levantarse teléfonos. La hora de cierre apretaba había que hacer aguantar a la rotativa. Tras unos largos minutos, confirmado. A cambiar portada, la doble página con la información, y lanzar en web, redes y notificación. El virus acababa de matar a José Miguel, de 57 años, ingresado desde el jueves en la UCI del Virgen de las Nieves. Era trabajador del Ayuntamiento de Alcalá la Real, de la vecina provincia de Jaén.

Para Andalucía, el Covid terminó oficialmente el 23 de octubre de 2023. Casi medio año antes, la OMS decretó el final de la pandemia, el 5 de mayo de ese mismo año. En Granada, el patógeno cerró su macabro balance con 173.522 casos confirmados, que conllevaron la hospitalización de 11.181 personas, de las cuales 1.237 requirieron entrada en las Unidades de Cuidados Intensivos. Murieron en total 2.118 granadinos en tres años, siete meses y once días. De todos ellos, 1.529 lo hicieron solo en el primer año de pandemia, donde hubo tres oleadas distintas, el 72,19%. Se administraron 2.233.852 dosis de la vacuna en Granada. La primera se la inoculó a Antonio Yáñez, de 87 años entonces, en la residencia Beato Fray Leopoldo, en Armilla. En España, la primera persona que se la puso fue Araceli Hidalgo en Guadalajara, pero nacida en Guadix. Fue el domingo 27 de diciembre de 2020. Aún quedaba otro año duro. Pero lo peor había pasado.

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