El desempleo, trampolín de rupturas
El paro intensifica los problemas en parejas que ya tenían una difícil convivencia, pero divorciarse en los tiempos que corren no es fácil, por eso hay abogados que plantean salidas imaginativas
Un problema sobrevenido puede fortalecer una relación, pero también puede minarla si ese problema se llama paro y esa relación ya estaba tocada por los desencuentros en la convivencia. Por culpa de esta crisis que azota el país, cada vez son más las familias granadinas en las que uno de los cónyuges se queda sin trabajo, convirtiéndose el desempleo en un trampolín para la ruptura en aquellos casos en los que el ambiente del hogar ya estaba muy enrarecido.
Pero divorciarse no sólo tiene un coste sentimental y, en los tiempos que corren, no toda pareja tiene solvencia para romper su matrimonio y menos aún si uno de los cónyuges se acaba de quedar sin empleo. Para estas complicadas situaciones también hay soluciones; sólo hay que buscar un poco de ayuda y orientación externas.
El coste medio de un divorcio de mutuo acuerdo en Granada oscila entre los 1.500 y los 2.000 euros, mientras que el del divorcio no consensuado puede estar entre los 2.000 y los 3.000. Los honorarios no obstante pueden ser más elevados dependiendo del despacho de abogados que elija la pareja y de la complejidad de la ruptura matrimonial.
En Granada, hay algunos bufetes que han optado por buscar soluciones adaptadas a las nuevas situaciones que se están generando. La primera de ellas es dar facilidades en el pago, financiando los procesos de divorcio, así como las separaciones, que son cada vez menos desde la reforma legal que dio lugar al denominado divorcio exprés.
Víctor Moreno es uno de esos abogados que adaptan su trabajo a los nuevos tiempos. Es especialista en Derecho de Familia y su despacho fue uno de los primeros en dar la opción de divorciarse a través de internet, una interesante posibilidad que sigue funcionando aunque con una demanda escasa, pues para dar un paso tan importante en la vida como es romper legalmente un matrimonio, las parejas suelen preferir ver la cara a su abogado.
Ahora Moreno, consciente de la complicada situación económica que atraviesan muchas parejas granadinas que se quieren desunir, ha impulsado un imaginativo proyecto: globaldivorcio.com. "Es un portal que ha nacido precisamente para afrontar el tema de la crisis. Nos estamos dando cuenta de que uno de los principales problemas que tienen las parejas que desean divorciarse de un tiempo a esta parte es el inmobiliario", explica el letrado, que incluye en el citado portal, además de la asistencia jurídica, un servicio inmobiliario.
Este servicio persigue facilitar la búsqueda de vivienda por parte del cónyuge o miembro de la pareja que abandona la vivienda familiar, aunque también incluye la tasación de los inmuebles y demás bienes que forman el ajuar doméstico para así llegar a un acuerdo sobre la liquidación del régimen económico matrimonial.
Mediante esta iniciativa el problema de la vivienda familiar se integra en el proceso de divorcio "y, con especialistas en la materia que trabajan con nosotros, tratamos de dar una respuesta lo suficientemente útil para que la pareja pueda romper su relación sin que sea una tragedia económica", aclara Moreno.
Una posible solución en esos casos en los que el paro irrumpe en una desunión es que los dos cónyuges pongan en alquiler su propio inmueble y pidan las subvenciones que ahora existen para parejas monoparentales y para el arrendamiento de viviendas con el fin de poder alquilar por separado cada uno una vivienda.
Lo cierto es que cuanto más dinero hay más fácil es buscar soluciones. Para los casos en los que los dos cónyuges tienen una buena posición y, por ende, un buen sueldo, así como un grado de madurez importante, pueden elegir una opción denominada 'nido de pájaro'. En esta opción, por la que ya se ha decantado alguna pareja granadina -en el despacho de Moreno eligieron esta fórmula hace un tiempo un alto funcionario y una ejecutiva- consiste en una custodia compartida en la que los hijos se quedan en la casa y son los padres los que se van, turnándose cada cónyuge normalmente por quincenas para llevar el timón del hogar.
Hay muchos matrimonios que cuando deciden divorciarse lo primero que se plantean es vender la vivienda familiar para poder emprender pronto cada uno una nueva vida en solitario, una opción ideal si no estuviera tan mal el mercado inmobiliario y tan difícil obtener un préstamo. Estas parejas no deben perder de vista que existen otras alternativas a la venta de la vivienda familiar, como que uno de los cónyuges se quede en ella mientras que el otro se busca un piso de alquiler asumiendo la mensualidad a medias.
Habrá seguro quien piense que no es justo que ambos cónyuges asuman el pago de la vivienda alquilada, pero no hay que olvidar que, evidentemente, el que se queda en la casa familiar tiene un beneficio económico por no tener que pagar un alquiler.
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