Un deseo cumplido entre fogones

Parte del equipo del restaurante El Deseo, que el pasado jueves cumplió su sexto año de funcionamiento.
Parte del equipo del restaurante El Deseo, que el pasado jueves cumplió su sexto año de funcionamiento.

EL DESEO

No hay nada mejor que los deseos se cumplan para hacer a una persona feliz. Y los hay de muchos tipos, incluso gastronómicos. No en vano, dicen que degustar un buen plato aporta un momento de gozo, felicidad y hasta pasión. Por lo que cumplir un deseo culinario sería ya alcanzar la excelencia. Y eso es lo que pretenden con su sugerente nombre y su cuidada y detallosa cocina en el restaurante El Deseo, un espacio que conjuga la tradición de las cocinas española e italiana. Una fórmula que ya está consolidada ya que acaban de cumplir su sexto aniversario con una clientela fiel, una carta diferente 100% mediterránea y un servicio amable y cercano.

El restaurante abrió hace seis años y ahora lo llevan tres socios que se encargan de aportar novedades a la carta todos los años y de propiciar que la experiencia en el restaurante sea única. Uno de ellos, Sergio Chaves, explica su concepto de fusión italo-granadina. "Surgió como una mezcla de la cocina granadina con la italiana. Tenemos un chef italiano y se ha sabido fusionar las dos culturas, que ya de por sí están muy unidas". Así, en su carta se pueden encontrar los Tortelli Madrid, una versión con pasta del tradicional bocadillo Madrid que lleva queso, jamón y anchoas. También conviven los huevos rotos, a los que se le da un toque diferente con una fundata de trufa, con las patatas bravas, la pizza con habas, huevo y jamón y hasta una con solomillo de ternera.

La carta es muy variada y, a diferencia de los italianos, no tiene un listado interminable de pastas o pizzas sino que se pueden encontrar entrantes, ensaladas, crudos (tartar o carpaccio), carnes, pescado, risottos, una selección de pastas y pizzas (siete pastas y 9 pizzas) 'diferentes a las combinaciones tradicionales' y hasta fritura de pescado o unas espectaculares alcachofas fritas. Un diferencia que les permite estar "navegando entre la crisis" y que les ha permitido atesorar ya una clientela fija. Y pese a su turística ubicación, en plena Plaza de la Romanilla, el 90% de sus clientes son granadinos.

Para completar, una selección también de cócteles que introdujeron hace un año y que pueden ser el colofón a una agradable comida o incluso realizar un maridaje desde el inicio ya que hay cócteles por ejemplo que con su toque amargo se pueden tomar como aperitivo e incluso abren las ganas de comer. O incluso de postre ya que hay uno con fresas, por ejemplo.

Para todo esto la calidad del producto es una clave en el negocio, que no despista ningún detalle tampoco en sala ya que saben que una buena cocina sin un buen servicio pueden acabar con ese 'deseo' del comensal. Sobre el producto, se conjugan tanto los alimentos adquiridos en el comercio local como los traídos de fuera.

En la cocina, que aunque pequeña y a la vista da mucho de sí, la filosofía es dar una "comida sencilla pero con sabor", para lo que no dudan en aplicar técnicas de última generación para potenciar el sabor y sacar el máximo rendimiento del producto. "Parece la Nasa", bromea uno de los socios. Un detalle de ese interés por los platos es que cada año cambian la carta añadiendo platos nuevos o reinventando los existentes.

Todo está cuidado. Hasta los nombres de los platos, que huyen de las tradicionales denominaciones. Así, se puede encontrar desde el Risotto de Moda a las Trufas de Bacalao pasando por los 'Calamareh Granainoh' o el Delirio de Búfala, lo que ahonda en el concepto "divertido, low cost, de compartir y de ingredientes populares" que ofrece su personal (9 en plantilla más refuerzo de fin de semana).

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