La dificultad de los sordos para leer
Asprodes lleva 20 años trabajando por lograr la autonomía de las personas con problemas auditivos

Felisa Torres, doctora de medicina general, descubrió hace 17 años que su hijo Carlos era sordo profundo. Carlos va a cumplir ya los veinte. Esos dos años en los que ella peregrinó por diferentes especialistas insistiendo en que su hijo tenía problemas auditivos se hubiesen evitado con la prueba de detección precoz que ahora se realiza a los neonatos en casi todos los hospitales. Pero este logro es reciente y aún hay que luchar por él. Esa es una de las batallas diarias que lidia Asprodes Granada, (Asociación Pro Derechos de las Personas Sordas).
Carlos lleva ahora un implante coclear en el cerebro que le permite oír y hablar. El retraso en su diagnóstico no tuvo las consecuencias que comporta en otros casos porque su madre no dejó de estimular sus sentidos durante esos dos años. Sus conocimientos en medicina no lograron evitar su angustia pero sí aminoraron las secuelas de su hijo.
En las dos décadas trascurridas el mundo de la sordera ha dado un giro de 180 grados. Pero tiene que girar aún más, por eso ahora Felisa Torres es la vicepresidenta de este colectivo, que lleva desde principios de los noventa trabajando en Granada.
El implante coclear ha supuesto una auténtica revolución. En algunos tipos de sordera profunda, hay una destrucción de las células ciliadas y este transductor transforma las señales acústicas en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo, de forma que sustituye a dichas células enviando señales al cerebro.
Personas que habrían estado condenadas al ostracismo de un mundo sin ruidos pueden gracias a este implante oír y, lo que es más importante, hablar. La logopeda del centro, María del Carmen Olóriz, relata que uno de los principales problemas al que tienen que hacer frente los sordos es su dificultad para aprender una lengua: "Casi todo el mundo piensa que un sordo no puede escuchar pero puede leer sin inconvenientes. Sin embargo, tienen muchas dificultades lecto-escritoras por su falta de vocabulario".
La logopeda explica que desde el nacimiento hasta los seis años es el periodo en el que el cerebro humano desarrolla las capacidades lingüísticas. Todo retraso en la adquisición supone una merma importante. Por eso es fundamental la detección precoz de la sordera, ya que si no se pierde numerosa información y vocabulario. Sin el oído, los niños no sólo no pueden aprender la lengua oral, también fallan en la estructura gramatical, el vocabulario... "La meta es que aprenda a leer y a escribir para que puedan tener un aprendizaje autónomo, para que no sean dependientes toda su vida".
Los distintos servicios que oferta Asprodes Granada tratan de abarcar todos los campos que permitan al sordo alcanzar esa autonomía. Una de las áreas presta atención y apoyo a las familias para guiarlas en esos primeros momentos de confusión que siguen al diagnóstico. También hay un servicio de logopedia y atención temprana y otro de apoyo escolar, porque las dificultades lingüísticas generan problemas en otras asignaturas. La atención de Asprodes continua hasta el sordo logra la autonomía plena gracias a un servicio de orientación e intermediación laboral.
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