Un edificio ecológico de madera de abeto, en el centro de Granada
La obra se ha concluido en 7 meses El proyecto se ha realizado para la Fundación Benéfica San Francisco Javier, que destinará las rentas a la lucha contra el cáncer
El estudio de arquitectura BONSAI que componen los arquitectos granadinos Eva Chacón y Luis Llopis ha levantado un edificio de apartamentos en calle Cuenca, cuya particularidad es que está hecho de madera de abeto. "Necesitábamos construir muy rápido, de principio a fin en siete meses. Además queríamos respetar el medio ambiente", explican.
Se trata de una iniciativa pionera en Andalucía, del primer edificio construido en un casco histórico con una estructura de madera contralaminada. El aislamiento térmico es óptimo gracias a su orientación, que disfruta de horas de sol, y por la utilización de madera, un aislante natural muy potente. "De esta manera, se reducen los gastos energéticos necesarios para el mantenimiento de las estancias. Los ruidos también desaparecen porque el edificio está muy por debajo del límite de decibelios permitidos, lo que hace que la estancia sea mucho más cómoda y tranquila", explican.
Esta singular construcción contiene cerca de 400 piezas de madera y alrededor de 20.000 tornillos. "Aunque aparentemente dé sensación de peligro al fuego o de no ser resistente a los terremotos, es todo lo contrario. Otras ventajas que tiene construir así es que no son necesarias las grúas", dicen sus autores. "Ha sido un reto de diseño y de logística para nuestro estudio y se ha completado con éxito en un plazo récord de siete meses de principio a fin".
Tanto la estructura como parte del cerramiento está construido con madera de abeto que han absorbido a lo largo de su vida unas 270 toneladas de CO2. "Toda esa energía embebida hace que este edificio sea muy diferente a uno de hormigón o acero".
Pero no es sólo la madera lo que hace que este edificio sea más ecológico. "También es verde porque estamos molestando menos a los vecinos porque la obra es más corta, porque no estamos consumiendo agua, también porque el edificio es más ligero y la cimentación es menos agresiva en este lugar concreto de la ciudad".
Los arquitectos defienden este tipo de obra "más sencilla y rápida y menos peligrosa que los forjados de hormigón. Aquí se evitan las caídas de los operarios".
Contribuir a un mundo mejor ha sido el objetivo de esta pareja de arquitectos. "No sólo no hemos utilizado agua en su construcción sino que hemos buscado eficiencia energética. Todas las piezas pueden ser completamente reciclables, siempre decimos que el edificio parece un inmenso mueble de IKEA".
El edificio ha tenido muy buena acogida a nivel nacional, propiciando el debate sobre cuestiones tan importantes como la eco-construcción, la arquitectura pasiva, el bioclimatismo, la eficiencia energética o la integración urbana y paisajística.
El proyecto se ha realizado para la Fundación Benéfica Anticáncer San Francisco Javier y Santa Cándida. Las rentas de los alquileres de los apartamentos turísticos se destinará a esta asociación, que ayuda a enfermos de cáncer sin recursos y fomenta la investigación con un premio nacional de gran prestigio.
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