Un ejercicio de memoria y reflexión
Un grupo de profesores reconstruye en un mapa los lugares históricos de la Granada reciente con sus luces y sombras
Allí donde la toques, la memoria duele. Esta frase pertenece al poeta griego Yorgos Seferis, que con pocas palabras dio la clave de un concepto un tanto denostado. La memoria duele, pero más doloroso es no tenerla. Sobre todo, la memoria histórica de un pueblo que aunque nunca será un parámetro objetivo, al menos intentar reconstruirla debería ser una de las ambiciones de una sociedad que se define a sí misma como democrática. En estos días en los que España mira hacia atrás para ver con perspectiva qué ha pasado en las cuatro décadas posteriores al franquismo, también hay colectivos que hacen un ejercicio académico y ciudadano para acercar la visión histórica de los 40 años anteriores, en los que un país vivió bajo el autoritarismo del dictador Francisco Franco hasta que murió el 20 de noviembre de 1975. Una época sombría con sus claroscuros que todavía se puede palpar en las paredes y el asfalto de capitales de provincia como Granada.
La asociación Granada Republicana UCAR ha puesto en marcha un proyecto con el objetivo de hacer un atlas virtual de los lugares de la memoria que han tenido una importancia negativa o positiva en la historia contemporánea de la ciudad. Esta iniciativa es el Mapa de la Memoria Histórica de Granada que está reconstruyendo lo que pasó en la capital desde la República hasta el segundo franquismo como un espacio de reflexión democrática y de fortalecimiento de la sociedad civil y de los ciudadanos. Según los impulsores del mapa, los lugares de memoria permiten un acercamiento al pasado a través del espacio y ayudan a una mejor comprensión de la historia más cercana y cotidiana.
Todo el trabajo se puede consultar en internet con un mapa virtual que identifica los lugares y espacios del periodo de la II República (1931-1936), la Guerra Civil (1936-1939), el primer franquismo (1939-1959) y el segundo franquismo (1959-1979). Pero no se queda ahí, sino que cada punto del mapa contiene información bibliográfica con la que contribuir a la divulgación de la historia granadina y también a la participación de la ciudadanía en la construcción de una memoria plural. Los contenidos incluidos en la página web han sido elaborados y seleccionados por un grupo de investigadores especialistas en la historia contemporánea de España del siglo XX.
Uno de los impulsores del proyecto es Miguel Ángel del Arco, profesor de historia contemporánea en la Universidad de Granada, quien detalla cómo el mapa surgió gracias a las partidas que la Junta de Andalucía dotó para la Memoria Democrática auspiciadas durante el cogobierno entre PSOE e Izquierda Unida. "Le presentamos a UCAR un proyecto en el que entendimos que era necesario intentar hacer convivir la seriedad académica con la participación del pueblo", relata Del Arco que apunta como una de las obsesiones del estudio "arreglar lo que hizo el franquismo de construir una memoria desde arriba, que es autoritario y es borrar el pasado porque impones una forma de recordar el pasado con una intención política".
Lo novedoso del mapa es su extensión a nombres de calles, sucesos, monumentos y edificios históricos, ya que hasta la fecha este tipo de trabajos habían estado más relacionados con la búsqueda de fosas y zonas de fusilamiento. No obstante, del Arco reconoce que homenajear la memoria de los muertos por designios históricos "es lo más importante porque no es normal que un Estado tenga a 20.000 personas enterradas por ahí después de 40 años de democracia". Asimismo, lamenta el poco recorrido de la memoria histórica en España en comparación con otros países: "Cuando hablamos con colegas ingleses y alemanes se echan las manos a la cabeza, porque estos países hicieron sus deberes enterrando a sus muertos después de la Guerra Mundial", apunta.
De esta manera, la finalidad del mapa es relacionar todo ese período que transcurre desde la II República hasta el final del franquismo con los lugares en los que hubo torturas, hambre, estraperlo, propaganda... Y oposición, porque también la hubo. "Generalmente se identifica la oposición con Madrid y Barcelona, pero Granada demuestra que en las ciudades de provincia también se movió algo de oposición. Por ejemplo, la huelga del 70 de la construcción donde todo se paralizó y pasó aquí. Algo se movió, los granadinos no fueron seres pasivos", explica el profesor Del Arco quien, eso sí, matiza que la ciudad mostró su lado más activo tanto para estar en contra de Franco como para apoyarlo.
"Es curioso porque el mapa sirve como laboratorio de lo que fue la ciudad. Hubo un movimiento obrero muy importante vinculado al sector de la construcción. Y detrás de toda esa oposición estuvo fundamentalmente el Partido Comunista y Comisiones Obreras". Las clases bajas también encontraron una mano tendida de la mano de un sector de la Iglesia Católica, más concretamente de los llamados curas obreros que hicieron una labor social de asociacionismo en barrios deprimidos económicamente como el Zaidín, la Paz o la Virgencica. "Ellos fueron el paraguas para que las asociaciones de vecinos y los obreros pudiera hablar. Todo esto es un magma de oposición al franquismo, en el que son los curas los que hacen que haya asambleas y que viven en los barrios pobres", señala. Tanto es así, que una huelga histórica como la del 70 contó con un encierro en la Catedral permitido por el arzobispo, una imagen que a día de hoy sería difícil de imaginar. Por último, otro foco de descontento social se concentró en la Universidad. "Los estudiantes normalmente formaban parte de una élite que eran los hijos del régimen, apenas había becarios. Esto implicaba que el régimen no tenía futuro y las futuras élites de la democracia estaban ahí", expone el investigador, que sitúa las facultades de Letras, Ciencias y Medicina como las más activas frente a la dictadura, puesto que allí se llegaron a crear movimientos críticos y reflexivos a través de cineclubs y jornadas de debate durante la etapa del segundo franquismo. En todo este conglomerado de oposición, el mapa también sitúa numerosos puntos de acción de los hermanos Quero, la familia de guerrilleros que murió en las calles de la ciudad luchando contra el franquismo en los años cuarenta.
Por supuesto, esa Granada ansiosa de libertad contrastaba con una Granada oficialista que levantó sus muros de represión en lugares como el Cuartel de las Palmas del Realejo, la Comisaría de la Plaza de los Lobos, la histórica Prisión Provincial de avenida Madrid o la casa de Falange en la céntrica Plaza del Campillo. Franco, por su parte, apenas tiene repercusión en un mapa que pisó en pocas ocasiones, pues sus principales visitas a la ciudad fueron cuando durmió en el Ayuntamiento en el año 1939 o tras las trágicas inundaciones del Sacromonte en 1963. Eso sí, el investigador Del Arco explica cómo el general sí utilizó Granada como moneda de cambio para aristócratas y diplomáticos. "El régimen quería estar en la comunidad internacional, y la Alhambra y Granada se convierten en un estupendo lugar para hacer negocios con embajadores europeos, americanos y hasta del mundo árabe", concluye.
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