Un 40% de empleados y más de la mitad de los empresarios confiesa sufrir estrés laboral
Por miedo a perder el empleo, las bajas laborales disminuyen y las patologías se vuelven crónicas

Un 40% de los trabajadores y más de la mitad de los empresarios confiesan sufrir estrés, según datos del INE. La incertidumbre y la inestabilidad laboral aparejada a la crisis tampoco ayudan a que estos datos se reduzcan. Un 62% de los ciudadanos aseguran que se sienten más estresados que hace un año y una de cada cuatro bajas laborales está motivada por el estrés.
Sin embargo, por miedo a perder el empleo, las bajas laborales han disminuido y cada vez se dan más casos de estrés crónico. Una situación que perjudica a la productividad de la empresa. Por eso, desde la Asociación Española de Medicina de Trabajo (AEEMT) han alertado sobre la necesidad de que las empresas diseñen planes de abordaje del estrés. Actualmente, solo el 26% de las compañías europeas cuenta con esta herramienta. Se trata de entender el estrés y de mejorar las capacidades para afrontarlo, con intervenciones en dos áreas: la persona y la organización.
El psicólogo Antonio Hernández Castillo coincide con una elevado número de profesionales de este sector en la importancia del mando intermedio para la gestión del estrés en la empresa. "Es necesaria una buena organización del trabajo. Que cada trabajador sepa cuál es su rol e intentar no perder la calma". El estrés, en sí mismo, no es una enfermedad, pero puede desencadenar patologías de tipo psicológico, como depresión o ansiedad; y también hipertensión, infecciones, diabetes tipo 2, migraña, infertilidad e incluso disparar el riesgo de ataque al corazón. Llevar una dieta equilibrada, dormir suficiente y bien, y hacer ejercicio puede ayudarnos a evitar enfermar por estrés. En cualquier caso, es importante estar atento a los síntomas para poder abordar el problema antes de que pase a mayores. Las señales de alarma más comunes son la dificultad para conciliar el sueño, los trastornos de tipo muscular o los digestivos.
Pero no son los únicos. Existen además otros indicadores del estrés como pueden ser en el caso de los mentales, la dificultad para concentrarse, malhumor, nerviosismo y ansiedad, preocupación excesiva, agitación, tensión y sensación de aislamiento o agobio.
Entre los físicos los más frecuentes son el agotamiento, dolor de cabeza, tensión muscular, falta de energía, sequedad bucal, diarrea o estreñimiento, náuseas, vértigo y pulso cardíaco rápido. También pueden aparecer señales conductuales que afectan a comer o dormir en exceso o muy poco, el aislamiento, la dejadez y el consumo de alcohol, tabaco o tranquilizantes.
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