"Es muy duro ver a los pacientes solos las 24 horas del día sin poder salir de la habitación"
Una enfermera durante la crisis del coronavirus en Granada: testimonio en primera persona
Una enfermera de un hospital público de Granada relata su experiencia durante la crisis, de la que espera que "aprendamos y nos haga ser mejores personas"
Granada/La crisis desencadenada por el coronaviruscoronavirus lo ha cambiado todo. Y a todos. La rutina laboral y vital de esta enfermera de un hospital público de Granada, que prefiere mantenerse en el anonimato, también. "Antes trabajaba en la unidad quirúrgica, pero ahora como se han suspendido las operaciones que no sean de extrema urgencia ni oncológicas, el servicio se ha cambiado totalmente, siendo ahora una planta de pacientes con Covid-19", relata la sanitaria, que de un día para otro ha tenido que estudiar la enfermedad, sus síntomas, efectos, los medicamentos con los que se trata, realizar nuevos protocolos de actuación y estudiar el traje de seguridad (EPI) adecuado para protegerse de los pacientes aislados. "Añadiendo a todo esto el miedo al propio contagio", reconoce.
¿Qué necesita el personal sanitario ahora? "Sobre todo reforzar con más personal los servicios con pacientes aislados. Respecto al material, intentamos protegernos como marcan los protocolos, por supuesto, pero intentando minimizar el gasto. No sabemos hasta cuándo tendremos el material adecuado. Tenemos constantemente miedo a tener que trabajar desprotegidos como en otros hospitales de otras ciudades", se sincera la enfermera, que recalca que "todos sus compañeros están volcados a nivel humano y profesional; somos un equipo más que nunca". El personal médico se acoge a un protocolo de protección. "Utilizamos bata impermeable, dobles guantes , protección ocular o protector facial completo, gorro de quirófano, patucos y mascarilla quirúrgica o FPP2 (dependiendo el procedimiento a realizar con el paciente afectado por el virus)", precisa.
La crisis, dice, está siendo "muy dura" para todos a nivel personal y laboral. "Durante nuestra jornada soportamos llevar el traje EPI (nuestro cuerpo suda ante una bata impermeable que no transpira, nuestra cara se llena de marcas de la mascarilla y las gafas de protección, no podemos beber o ir al baño cuando nuestro cuerpo lo necesita), pero lo hacemos todo por darle los cuidados adecuados a los pacientes y verlos mejorar", cuenta. El personal sanitario no puede cogerse vacaciones y días de asuntos propios hasta nuevo aviso debido al estado de alarma declarado oficialmente el 14 de marzo.
La única cara que ven detrás de la mascarilla
A nivel personal, la enfermera también lo está pasando mal porque en casa le espera una familia "a la que no podemos besar o abrazar como nos gustaría por miedo a estar contagiados y transmitirles la enfermedad". La sanitaria sufre cuando algún enfermo empeora o fallece porque "lo hace sin su familia, y nosotros somos su único consuelo". "Es muy duro ver a los pacientes solos las 24 horas del día sin poder salir de la habitación. Los familiares saben de antemano que no pueden estar con el enfermo. Ambos están muy concienciados y hacen esta situación lo más fácil posible. Normalmente están muy pendientes del familiar ingresado. Es muy común entrar a la habitación del paciente y oírlo hablar por teléfono con sus seres queridos. Desde aquí doy las gracias por facilitar la televisión gratuita en estos momentos", relata una de las pocas caras que ven los pacientes escondidos detrás de la mascarilla.
Cuando se le pregunta por alguna experiencia amarga durante su servicio, la enfermera alega que "los peores casos y situaciones han de estar en la UCI y Urgencias". "En planta, los pacientes suelen estar más estables, pero tuve durante un turno a una paciente joven con oxigenoterapia por supuesto debido a su insuficiencia respiratoria (síntoma de esta enfermedad), y de un día para otro empeoró de forma que acabó en la UCI conectada a ventilación mecánica. Un día estás haciendo videollamada con tu familia, y horas después estás sedada en críticos conectada a un respirador. Esta enfermedad hace empeorar al paciente en horas", explica.
¿Cree que este país estaba preparado para una crisis de estas proporciones? La trabajadora considera que "ningún país estaba preparado para una pandemia como la que se está viviendo en la actualidad". Además, en España "desde hace bastantes años ha habido grandes recortes de personal y material, por lo que nos ha pillado bajo mínimos", reprocha. Dadas las circunstancias, "ahora es necesaria una actuación lo más rápida posible para al menos minimizar las secuelas de este virus tan devastador", advierte.
Los aplausos, una fuente de ánimos
En la última semana, miles de españoles han salido a sus balcones para aplaudir al personal sanitario. "Emociona muchísimo ver que la gente está valorando el sacrificio que hacemos día a día. Es una recompensa muy bonita. Nos da ánimos y fuerza", agradece la enfermera, que confiesa que "lo peor está por llegar". Por eso, recomienda que todos se queden en casa. "Espero que cuando esto acabe o al menos esté controlado, aprendamos de esta situación y nos haga ser mejores personas", se despide.
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