José María Gil Tamayo: "Me gustaría que la sociedad civil y la hostelería contribuyeran a preservar el patrimonio de la Iglesia"
Entrevista al arzobispo de Granada
El arzobispo de Granada lleva dos meses al frente de la diócesis granadina y vive su primera Semana Santa en la ciudad
Habla de lo que se ha encontrado en la ciudad, del aislamiento ferroviario, del problema de los abusos en la Iglesia y del futuro
"Un cofrade tiene que ser un cristiano formado, no una fe de carbonero"
El Papa recibe a Gil Tamayo tras su nombramiento como arzobispo de Granada
-Lleva dos meses como arzobispo de Granada. ¿Qué esperaba y qué se ha encontrado?
-Espero lo concreto y las caras concretas de la gente, que es lo que más me ha impresionado, aparte de la belleza de la ciudad, que ya la había visto en contadas visitas; y sobre todo cómo me han acogido, con los brazos abiertos. Es una diócesis importante, grande y cada día descubro cosas nuevas, aunque un conocimiento general sí lo tenía por haber sido secretario general de la Conferencia Episcopal.
-¿Qué imagen tiene fuera la Iglesia de Granada? ¿Es una plaza codiciada?
-Es una diócesis con una historia importante y con mucha realidad. En el ámbito de la religiosidad popular, de la vida universitaria, es importante.
-Por sus dimensiones, también tiene mucha importancia el mundo rural. ¿Se centra todo en la capital y lo rural está más abandonado?
-Tiene ambas realidades. Granada está escoltada por toda la Vega, los pueblos que circuncidan su área metropolitana y eso le da unas características especiales. Sí me ha sorprendido un cierto aislamiento de Granada sobre todo en el ámbito de las comunicaciones. Vengo de Ávila, que está también aislada porque el tren es una de las asignaturas pendientes, pero al venir a Granada me he dado cuenta de que también está sufriendo ese aislamiento, ese oscurecimiento de su presencia en el ámbito de la red de comunicación que vertebra una sociedad del presente y del futuro. Y ahí tenemos muchos pasos que dar y mucho que exigir.
-¿Tiene ya definidos los cambios que quiera establecer que marquen su pontificado?
-Tengo hilvanadas cosas en la cabeza, una especie de apuntes, pero cambian mucho. Y sobre todo tengo que rezarlos mucho más y conocer mucho más. Es una diócesis importante, grande y no me puedo permitir la improvisación. Tengo que pensar las cosas y rezarlas y sobre todo contar con las personas. Este es un ejército de voluntarios y de convencidos y no es una obediencia militar, es una obediencia dialogada, y tengo que formar equipo. Pero sí hay una cosa y es la exhortación apostólica del Papa Evangelii gaudium que nos la pone como hoja de ruta para la iglesia y para mí es plenamente vigente.
-La Iglesia, no solo en Granada sino a nivel general, tiene varios problemas a los que hacer frente. Uno es acercarse más a los jóvenes ya que en las iglesias se ve sobre todo gente mayor.
-En la Iglesia los mayores saben que son acogidos siempre y son valorados por lo que son en esta sociedad nuestra que hace un culto de la eterna juventud. Pero también tengo que decir que llevamos 2.000 años. No hay institución en este país que lleve y se esté renovando permanentemente durante 2.000 años, al menos una garantía tenemos de presencia, y esto nos da una mirada sin angustias hacia el futuro. Vamos muchas veces contra corriente de las modas pero la Iglesia sigue estando ahí. Lo que sí tiene que tener la Iglesia siempre es la intención y el trabajo de ir a buscar a la gente, no esperar a que vengan. Eso que el Papa llama una Iglesia en salida y una Iglesia que es hospital de campaña, una Iglesia que va a buscar.
-Otro problema es la falta de vocaciones.
-Esa es mi gran preocupación. Hemos perdido en parte una cultura vocacional. Hay muchos factores para analizar la escasez de vocaciones, entre ellas la disminución de la natalidad. Y un problema la secularización, cuando Dios no está en el horizonte de las vidas de mucha gente, lógicamente la opción por Dios y por una entrega al sacerdocio disminuye. Pero también es culpa nuestra en cuanto nos hemos resignado a no ser vocantes o nuestro propio testimonio ha fallado y esto también repercute. Pero yo espero que con la oración el Señor nos conceda vocaciones para Granada habiendo tanto universitario y tanto joven.
-Quizá el asunto más delicado para la Iglesia son las investigaciones sobre abusos, algo en lo que el Papa también ha hecho especial hincapié. En España la Fiscalía General ha pedido información a las diócesis y no muchas han contestado. Aquí tuvimos la investigación del caso Romanones. ¿Se ha mandado ya información?
-Hemos enviado ya información pertinente al Defensor del Pueblo de manera coordinada con la Conferencia Episcopal española. Y nuestra postura es de colaboración porque somos los primeros interesados en buscar la verdad de las cosas y sobre todo en la prevención y que la iglesia, en sus instituciones, sea un lugar seguro para los jóvenes, para los niños, para personas vulnerables. Ahora, también pedimos y exigimos una cosa: no la focalización solo en la iglesia sino que este es un problema social y no se puede despachar solo con una mirada sectorial a la iglesia incluso con un sentido muchas veces de extender una sospecha permanente sobre sus instituciones.
-Desde Granada se ha envidado entonces información de algún caso.
-Se ha enviado y lo que he visto es muy poco.
-El 25 de marzo comenzaron los actos por el V Centenario de la Catedral de Granada. ¿Cómo se celebrará?
-En la Catedral un quinto centenario no es cualquier cosa, es una fecha muy redonda y tenemos una catedral magnífica. La Alhambra ensombrece la magnificencia de la Catedral, que es una de las grandes joyas del renacimiento español. Nos hemos puesto como gran año 2028 y declararlo Año Jubilar. Yo creo que va a ser un elemento de atracción y al mismo tiempo de valoración por parte de la diócesis poniendo en primer plano su dimensión religiosa. Ha vuelto la misa diaria por la mañana a la Catedral y el rezo litúrgico de laudes. Tiene fundamentalmente una dimensión cultual, no es un espacio muerto de un museo que muestra obras de arte. El arte en la iglesia está vivo porque es para el culto, no es para almacén, es un recordatorio de la grandeza de una cultura del pasado. Está vivo, es más, todavía estamos haciendo iglesias en Granada: la del Espíritu Santo, se ha hecho la iglesia de Josefina Bakhita en Motril, está ya firmado el terreno para la de San Francisco de Sales, está también en nuestra intención la de San Gregorio Bético, que está en una carpa, y estamos pidiendo terreno en buscar otro espacio para una parroquia en la zona de la estación de autobuses y Juan XXIII.
-La conservación del patrimonio de la iglesia es un reto y principal gasto en sus presupuestos.
-Una parte importante se nos va en la conservación. Y hay que seguir. Lo hemos heredado del pasado, lo mismo que nuestra fe y nuestras tradiciones. Tenemos la obligación de mantener el uso de nuestras iglesias, de proteger, de conservar y de difundir ese patrimonio que no solo es de la iglesia, que se pone a disposición de la sociedad. Tenemos que buscar la colaboración de las instituciones. Gran parte del patrimonio histórico-artístico español está en manos de la iglesia y es un deber constitucional ampararlo, cuidarlo, difundirlo, y en eso tenemos que colaborar con el Estado y el Estado con nosotros, o las administraciones, mejor, dicho, en los distintos niveles, pero también la sociedad civil. Uno de los beneficiarios no solo son los creyentes que acuden a los actos de culto sino la sociedad civil. Qué sería sin nuestros monumentos religiosos en el centro de Granada para el ámbito de la hostelería. Todos tenemos que contribuir porque de su conservación y difusión va a depender no solo un culto religioso sino un desarrollo, el empleo, muchas realidades. Yo lo que quisiera es que tomáramos conciencia de que todos tenemos que contribuir. Ahora que viene el V Centenario de la Catedral a mí me gustaría que no solo la archidiócesis o las administraciones, también la sociedad civil de Granada, sea el ramo de la hostelería, sean otros ramos, contribuyeran a preservar ese patrimonio, no simplemente ser benefactores de una realidad que está ahí desde siglos.
-La labor social de la iglesia se ha multiplicado con la crisis, la guerra, también con las necesidades sociales más cercanas en las zonas más humildes. ¿Se va a reforzar?
-Vamos a ir a demandas de la gente y a necesidades. La iglesia siempre va a estar ahí, sin burocracia además, con cercanía. Ahí está Cáritas, también la presencia de la vida consagrada, de los religiosos en la acción social y caritativa. Recordemos que eso es histórico en Granada. Hoy la manera de ofrecer la credibilidad de la iglesia, el argumentario para convencer, está fundamentalmente en el testimonio de su acción social y caritativa sin ser una ONG, porque lo hacemos por una motivación religiosa viviendo la caridad que Cristo nos pide.
-Ante el inicio de la Semana Santa, ¿qué encaje tiene la pastoral cofrade en su pontificado?
-Es muy positivo Y es una realidad que está en Granada. No es un problema para mí, al contrario, es una oportunidad. No es una institución social, cultural, religiosa, es la iglesia católica. Las cofradías son iglesia como es Cáritas o una parroquia, con lo cual ese es el punto de partida. Estamos tirando del mismo carro. Y entonces la religiosidad popular es la religiosidad de la gente, la fe encarnada en un pueblo, en su historia y sus costumbres. Lo que tiene que tener, siempre he dicho, es las cuatro C: culto, caridad, catequesis -un cofrade tiene que ser un cristiano formado, no una fe de carbonero- y cultura. Cuando faltan estas cuatro patas algo está fallando en la religiosidad popular. Forma parte de nuestra historia, de nuestra entraña, de nuestra forma de vivir la fe.
-Muchas veces las cofradías y los cofrades se sienten alejados de la iglesia.
-Lo que hay que buscar es armonizar y no verlo en clave de poder sino trabajar todos juntos. Las cofradías tienen un papel en la evangelización en Andalucía primordial y vamos a trabajar por esto.
-¿Cuáles son sus expectativas en su primera Semana Santa en Granada desde el punto de vista cofrade?
-Voy a estar recibiendo en la puerta de la Catedral a todas las cofradías. Ahora vengo a aprender, a empaparme de la semana santa de Granada, a ver su ambiente, su gente, sus imágenes y a vivirlo con fe, a rezar.
-Desde 1996 no ha prosperado ninguna nueva asociación pública de la iglesia. ¿Está dispuesto a levantar el veto y dar pie a nuevas cofradías cuando sea necesario?
-Yo vengo de Castilla, de la sobriedad de la Semana Santa castellana y de la de Ávila, que especialmente sobria, y al igual que la de Granada tiene la catalogación de Interés Turístico Internacional. No se trata de más sino de mejor. En el amplio abanico de todas las hermandades y cofradías de Granada hay espacio para saber encontrar, con todas las advocaciones e imágenes tan bellas, para saber encajarse, entrar, a parte de que el tiempo y el espacio de la Semana Santa es limitado, no podemos tener Semana Santa todo el año.
-¿Qué papel pueden jugar las cofradías en la acción de la iglesia en el Año Santo de 2025 por la Nueva Evangelización?
-Es el jubileo y eso nos afecta a todos los cristianos en cuanto que supone un camino de renovación. También en el plan pastoral que elaboremos hay un espacio para las hermandades de renovación, de ver lo que estamos haciendo mal para rectificar, de ver lo que estamos haciendo bien para potenciarlo y de proponer para ver cómo podemos avanzar en la nueva evangelización en las hermandades sin sacar a nadie de su sitio.
-La Federación de cofradías ha puesto encima de la mesa la propuesta de una procesión extraordinaria con motivo del Encuentro Nacional de Hermandades que se celebrará en Granada en octubre. Hay hermandades que ya han declinado por verlo como un acontecimiento turístico más que pastoral. ¿Está a favor de este acto?
-La presencia pública de las hermandades y cofradías tiene que tener una motivación religiosa, no es una exposición o un museo al aire libre. Están reflexionando las hermandades y cofradías con libertad. Cuando decidan y se muestre lo que han reflexionado desde su libertad y desde su responsabilidad, tocará al arzobispado y me tocará discernir y ver con ellos, pero no quiero antes de tener todo ese proceso. Pero vuelvo a repetir, la motivación tiene que ser fundamentalmente religiosa. No llenar un espacio sin más por un motivo de estudio o congresual simplemente porque haya un congreso. Tiene que haber un motivo. Y lo extraordinario tiene que tener una justificación fundada y al mismo tiempo reflexionada y discernida desde los propios protagonistas que son las hermandades y cofradías que están en ese proceso y que yo agradezco.
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