Antonio Hernández Rodicio
'Borraxeira' política
Medio Ambiente
Granada/La peligrosidad que entraña el extraer a especies del mundo animal, ya sean animales o plantas, de su entorno y trasladarlos a otras zonas del planeta es muy elevada, pues puede suponer la ruptura total del ecosistema en el que se introducen, así como un desastre ecológico de grandes proporciones. Estos días se ha podido ver nadando por el río Genil a una especie invasora que, si bien por el aspecto pudiera parecer inofensiva, puede acarrear graves problemas para la agricultura, la fauna y la flora de Granada.
Se trata del coipú (Myocastor coypus), un roedor histricomorfo propia del sur de Sudamérica, parecido al castor y muchas veces confundido con las nutrias. Se le llama también rata-nutria o castoreño. Habita en diversos tipos de humedales, y su piel es muy apreciada y empleada en peletería, tanto que con ella se hacían los sombreros de los picadores de toros.
Por esta razón, se ha convertido también en una especie doméstica, al ser multiplicada en criaderos de todo el mundo, contando ya con múltiples variedades comerciales originadas de mutaciones. Algunos ejemplares de las granjas han logrado escapar y colonizar humedales próximos con singular éxito, expandiendo su población y afectando a nuevos ecosistemas que, a diferencia de los sudamericanos, no evolucionaron con la especie.
Es un perfecto nadador y puede acabar rápidamente con la vegetación de la zona y, como consecuencia, con otras aves y animales que viven en ella. Es por esta razón por la que esta especie está incluido en la lista de las "100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo" de la UniónInternacional para la Conservación de la Naturaleza.
La voz de alerta ha surgido del ornitólogo Rafael José Guervós, quien, en una de sus observaciones a la fauna granadina desde las cercanías del río Genil, a la altura del municipio de Pinos Genil, se encontró con uno de estos animales invasores.
"Pajareando el otro día por el río Genil, en la zona de Pinos Genil, me llevé una sorpresa superlativa, al observar en la orilla, lo que en un principio me parecía una rata de agua, pero ni la nariz, ni las zarpas me encajaban en la morfología, así que investigue un poco y descubrí su verdadera naturaleza", explicaba en un post en Facebook acompañada de varias fotos de este animal.
Según Guervós, la presencia del coipú en el ecosistema granadino es una "mala noticia", puesto que, por su peligrosidad y por su forma de crecer y multiplicarse, ya que puede reproducirse durante todo el año y su periodo de gestación es de algo más de cuatro meses, supone un peligro para la vida autóctona.
Los coipos escapados de las granjas peleteras se han establecido en diversas localidades de Europa occidental. En la península ibérica, su introducción proviene de escapes y sueltas desde granjas peleteras de Francia y Cataluña desde principios de los años 1970.
Actualmente, existen poblaciones localizadas en la vertiente atlántica, sobre todo en las zonas del Valle de Arán, en Cataluña; Soba, en Cantabria; la Ribera del Bidasoa, en Guipúzcoa; y en zonas del Baztán, Valcarlos y ejemplares dispersos en la Cuenca del Ebro, en Navarra. También existen algunos núcleos de muy baja densidad en la vertiente mediterránea catalana, concretamente en las zonas de Sant Feliu de Buixalleu y Arbúcies, en el Montseny, en Gerona.
Con la aparición de estos ejemplares en Granada, habría que actualizar las áreas en las que se puede encontrar esta especie invasora. Cabe recordar que , debido a su potencial colonizador y constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, esta especie ha sido incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, regulado por el Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, estando prohibida en España su introducción en el medio natural, posesión, transporte, tráfico y comercio.
Debido a la extensa presencia de este tipo de animal, la Generalitat catalana ha decidido empezar una lucha para evitar la pérdida de los ecosistemas en los que se ha instalado, y ya lleva varios años desplegando trampas para capturarlos y sacrificarlos en el Parque Natural dels Aiguamolls de l’Empordà, en Gerona, pese a que los expertos aseguran que el coipú "ha llegado para quedarse".
"Come mucha hierba, se alimenta sobre todo de los cultivos que encuentra al lado de los ríos, como los arrozales, y excava galerías debajo de los campos de casi diez metros de longitud, provocando que se hundan a veces. En la Camarga francesa se ha convertido en una auténtica plaga", explicaba hace dos años Santiago Palazón, biólogo del servicio de fauna y flora del departamento de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat de Cataluña.
También te puede interesar
Lo último
3 Comentarios