Un fracaso sin explicaciones
Granada 1976 | 50 años de la primera candidatura olímpica (capítulo 3)
El cambio del ministro de Turismo detuvo de forma súbita el proceso de la candidatura, que entró en feroz competencia con las agraviadas Jaca y Lleida
Granada/Granada tenía plasmado en papeles su Ciudad Olímpica. Sierra Nevada planificaba todo un paraíso para los deportes de invierno que, de haberse llevado a cabo, hubiera cambiado la montaña para siempre. De paso, España hubiera tenido unas instalaciones de referencia para haber crecido en esquí, saltos, trineos... Sin embargo, todo parecía lejano, quimérico. Los planos nunca se vieron en la ciudad y la estación hasta años más tarde. Para el granadino aquella candidatura era algo extraño. Y se estuvo más cerca de lo que parecía.
"Era más realista de lo que parece porque era una época de pocas candidaturas en un contexto de crisis en el COI", explica a esta redacción el historiador Fernando Arrechea, que añade: "Pensemos que los JJOO de Invierno de 1976 los obtuvo Denver y acabó renunciando (es la única ciudad que ha renunciado a unos Juegos una vez concedidos y acabaron celebrándose en Innsbruck). También hubo problemas con los de 1980 en Lake Placid y se especuló con hacerlos finalmente en el Pirineo catalán. Por eso podemos concluir que si la apuesta española hubiera sido más persistente y hubiera estado acompañada de obras concretas, no hubiera sido tan utópico ver los JJOO de Invierno de 1976 o 1980 en Sierra Nevada".
No lo ve así Jerónimo Páez, consejero-delegado de Cetursa-Sierra Nevada entre 1985 y 1996, quien recuerda como una "quimera" aquel intento granadino por los Juegos del Invierno del 76: "Era una fantasmada. Sierra Nevada no tiene ni tenía condiciones físicas para hacer una Olimpiada y a duras penas tenía las de hacer un Campeonato del Mundo de esquí".
"Hubo movida a nivel político nacional, pero no se le hizo caso. Yo quité el telecabina al Veleta porque podía matarse la gente que iba en él, y estos habían planificado un restaurante giratorio arriba. No había planos, sólo dibujos con cierta megalomanía", relata Páez en conversación con este diario.
Nuevo ministro
Sin embargo, algunos pensaron en que aquella quimera podía ser real. Parecía un proyecto serio pero nada se movió para llevarlo a cabo físicamente. ¿Qué pasó? El arquitecto Miguel Fisac, redactor del proyecto de instalaciones olímpicas, confirmaba años después, en 1977, lo que había sucedido: "En esos días hubo un cambio ministerial y el nuevo Gabinete desestimó el proyecto, con lo cual no se pudo presentar al COI, y por eso no se dio a conocer a los medios informativos".
Fisac habla de uno de los cambios de Gobierno más importantes de la época franquista. El dictador ordenó cambiar de titulares a nada menos que catorce ministerios, uno de ellos, el que comandaba Manuel Fraga, uno de los impulsores de la candidatura olímpica de Granada. Información y Turismo pasó directamente a manos de Alfredo Sánchez Bella, al que apenas se le conocieron unas palabras acerca del proyecto de Juegos en la ciudad. Este cambio de carteras resultó fundamental para que la propuesta granadina se quedara encerrada en los archivos ministeriales y del COE.
Juan Antonio Samaranch había no sólo perdido a su aliado en esta aventura, si no que pocos meses después caería "en desgracia" al ser sustituido al frente de la Delegación Nacional de Deportes por Juan Gich, tal y como apunta Arrechea.
La competencia
Los cambios en el Gobierno se sucedieron el 30 de octubre de 1969, a dos meses de que se cerrara el plazo de presentación de candidaturas. En aquellos momentos, Granada ya tenía competencia. En Suiza iban a por los Juegos Saint-Moritz, Zürich, Interlaken, Sion, Wengen, Grindelwald y Crans-Montana; Estados Unidos puso sobre la mesa Denver (a la postre ganadora, aunque luego renunció como se ha indicado previamente; y Canadá optó por Vancouver-Garibaldi (a la que se le ofrecieron los Juegos tras el fiasco de Denver, pero que también dijo no). También estaban en la carrera Östersund (Suecia), Lahti y Tampere (Finlandia), y Bolzano (Italia).
Pero fue peor la competencia interna. Como siempre, Jaca se cruzó en el camino de Granada por los Juegos. Apenas una semana después del anuncio del Gobierno, la ciudad fortificada se postuló como candidata española, poniendo a su favor la construcción de un palacio de hielo previsto para 1972 y de una pista de bobsleigh en Astún. Lo cierto es que a nivel local, la protocandidatura aragonesa se movió mejor que la granadina, ya que el 14 de octubre creó una Comisión Preolimpiada para la jacetania, donde ya incluía subsedes desde Ansó a Benasque, aprovechando todo el potencial del Pirineo de la región con la estaciones de Candanchú y Formigal, y el 23 del mismo mes formalizó su candidatura ante el COE como Huesca.
Un mes más tarde, el Ayuntamiento de Zaragoza mostraba su apoyo expreso al intento de su provincia vecina: "Es la única zona de España donde puede garantizarse nieve en cantidad y calidad suficiente para el desarrollo de estas competiciones y pistas adecuadas para toda clase de pruebas", además de "buenas comunicaciones por carretera y ferrocarril", informaba el diario Patria.
También el Pirineo catalán jugó sus cartas y a finales de octubre del 69 Lleida también ponía su nombre sobre la mesa para ser la sede olímpica, concentrando las pruebas en el Valle de Arán, y remarcando el potencial turística con 7.000 camas disponibles, ampliables a 10.000, y con la promesa de simplificar las "comunicaciones transpirenaicas".
Las pullas desde los Pirineos hacia Granada fueron continuas, sobre todo desde el catalán, e hicieron mella en las intenciones estatales de acoger los Juegos invernales. Días antes de que los ilerdenses lanzaran su propuesta, ya algunos diarios catalanes se postulaban a favor de su candidatura. El Diario de Barcelona tachó de "intento de supervaloración de las tierras sureñas" que el gobierno franquista eligiera Granada para los Juegos, ya que "en nada las beneficia con respecto a las demás esta entrega en cuerpo y alma".
Por su parte, La Mañana de Lleida publicaba que "con sorpresa nos encontramos que se ha pensado ya, en principio, en Sierra Nevada" para los Juegos de Invierno del 76, y se preguntaba "¿por qué no en el Pirineo leridano?". Para el diario catalán, el macizo granadino carecía de la "suficiente altitud para que la calidad de nieve garantice de una forma absoluta la celebración de esta competición". Ideal respondía en sus páginas: "Nuestra montaña goza del favor común (...). En el caso leridano, ponen al descubierto un profundo desconocimiento de las virtudes de nuestra montaña", defendió el diario granadino.
El desenlace
¿Por qué se vino abajo la propuesta? "Hubo fuerte polémica entre Jaca y Granada, como en 1992 y 2010. Además Samaranch cayó en desgracia y se abandonaron los proyectos olímpicos, tanto para invierno como para verano (se habló de una candidatura Madrid 1980 en el contexto del proyecto de un nuevo estadio para el Real Madrid, proyecto vetado por Arias Navarro y Franco). Cuando llegó la elección de los JJOO 1976 nadie recordaba que hubo una protocandidatura española", explica el historiador Fernando Arrechea.
Apenas una semana antes del cambio ministerial que terminó de tumbar Granada 1976, ya había síntomas de que algo no terminaba de ir bien. Ante la suspensión del viaje de Samaranch y el presidente de la FIS, Marc Hodler, a Granada del 20 de octubre, el delegado nacional de Juventudes, Baldomero Palomares, cerraba filas: "Toda Granada sabe lo que España quiere y dentro de Granada lo que quiere Sierra Nevada, y si en algún momento la unión de todos ha sido fuerte, ahora, en este tema (...) lo más urgente es la unión de Granada".
Durante noviembre de 1969, la información sobre la candidatura dejó de aparecer en prensa a pesar de que se trabajaba entre bambalinas, sobre todo el proyecto de Ciudad Olímpica de Miguel Fisac. El 13 de noviembre, el director general de Turismo, Esteban Bassols, se ve obligado a reiterar que España presentará su tentativa ante el COI, "como ha apuntado el ministro Sánchez Bella. España es un país de sol, pero también de nieve".
Once días más tarde se produce al fin el viaje de Samaranch y Hodler a Sierra Nevada, acompañados de Ángel Baranda, presidente de la por entonces Federación Española de Esquí. Los medios locales no se habían enterado en las jornadas previas de la visita, por lo que no pudieron informar de forma más detallada porque ni siquiera se ofrecieron declaraciones. Tan sólo presenciaron una película sobre Sierra Nevada y acudieron a ver, precisamente un Granada-Zaragoza. Fútbol como metáfora del enfrentamiento olímpico.
Fue lo último que la prensa granadina y nacional publicó, ya no sólo de la propuesta de Sierra Nevada, si no también de las de Jaca y el Valle de Arán. Pasó diciembre, plazo límite de presentación de candidaturas ante el COI, y ni una reseña. Todo el revuelo se esfumó sin explicación alguna. El 19 de febrero de 1970, Mundo Deportivo confirmaba que España no se había presentado al concurso. Aquella noticia añadía que "a la luz de las candidaturas presentadas, el COI se lamenta de que España no haya presentado ninguna". Denver se impuso a Sion por 39 votos a 30 en la 70 Sesión del COI en Amsterdam en junio de 1970, dejando ambas en el camino a Tampere y Vancouver.
El primer sueño cuasi quimérico de Granada por acoger unos Juegos Olímpicos de Invierno había fracasado. Incluso olvidado. Hasta ahora.
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