El futuro de los terrenos del Aquaola: ¿en qué se convertirá el parque acuático de Granada?
Economía
La calificación de la zona como "suelo residencial terciario" descarta la construcción de viviendas privadas
Sobre la mesa el mantener la actividad o crear alojamientos turísticos
Granada/El fin de un verano que ha sido inusualmente cálido en Granada, con varias olas de calor extendidas durante muchos días, han provocado que muchos granadinos que no han podido acudir a zonas de refresco como piscinas, pantanos o la Costa Tropical, hayan vuelto a echar de menos al parque acuático de la ciudad, el Aquaola.
El que fuera el protagonista de los veranos de la ciudad desde su apertura hace 36 años este año lo ha sido, pero por su ausencia. La noticia de su cierre definitivo el pasado mes de mayo debido a la crisis económica que esta área de ocio arrastraba desde hace 10 años dejó en fuera de juego a los granadinos, que esperaban poder volver a deslizarse por sus toboganes en el primer verano "normal" tras los problemas de la pandemia.
Que este verano haya sido uno de los más cálidos en los últimos años, sumado a la carencia de servicios de piscinas públicas que abren en veranopiscinas públicas que abren en verano para responder a las necesidades de la población que desde junio a septiembre está en la ciudad, pasando su periodo estival, cada vez más caluroso, hace necesario plantearse cuál puede ser el futuro de las instalaciones situadas en las montañas de Cenes de la Vega.
Actualmente, los terrenos del Aquaola están oficialmente a la venta, gestionados por el consejo de administración, a la espera de que un comprador quiera hacerse con la totalidad del espacio. La empresa propietaria, 'Parque Acuático Aquaola SL', ha cesado su actividad, pero no ha llegado a entrar en concurso de acreedores, y cuenta con el importante activo de las instalaciones.
Esos terrenos ahora pueden ser comprados por cualquier inversor que decida hacerse con ellos y darles o el mismo uso que tenían, o invertir para cambiar el destino de Aquaola.
"Con el parque pueden hacer dos cosas, o bien reactivar la actividad del parque acuático, o destinarlo a cualquier otra actividad que esté permitida urbanísticamente y que sea más rentable que el parque. Eso ya quien se quede con ese espacio será quien decida qué hace con él", aseguraba la última gerente de la instalación, Raquel Rodríguez.
Volver a abrir el parque acuático
La opción de volver a habilitar toboganes, piscinas, zonas verdes y dar acceso al público sería la más sencilla, ya que los terrenos están adecuados para ello después de la construcción del espacio hace más de 35 años. Aunque no sería una tarea fácil.
Sobre la mesa estaría mantener los mismos toboganes y la misma morfología existente, de tal forma que el nuevo parque acuático de Granada se convertiría en un 'Aquaola 2.0', una versión mejorada de lo que todos los granadinos ya conocen y que haría dar un salto de calidad al espacio. Una calidad de la que no pudo disfrutar en el final de su vida útil, pues la falta de capital de la empresa hizo que los últimos 10 años de vida del parque no se recibieran mejoras que eran necesarias.
"La zona necesita una inversión importante de capital que no se ha podido hacer en los últimos años porque no había ingresos, y al final todo ha desembocado en el cierre", relataba en mayo Rodríguez.
Los toboganes siguen instalados en las montañas de Cenes de la Vega y no han sido desmontados, así como las piscinas y los materiales para su funcionamiento están en la zona. De hecho, durante este verano varios grupos de jóvenes se han colado en las instalaciones, bien por nostalgia o bien por vandalismo, y sus imágenes han sido compartidas a través de redes sociales.
Este tipo de actividades suponen una actividad peligrosa, pues los elevados desniveles son un riesgo. Desde la propiedad pidieron a los jóvenes evitar este tipo de acciones y se denunciará a quienes rompan la ley de propiedad privada para tratar de disuadir a quienes quieran entrar en el lugar, intentando así evitar accidentes o lesiones.
La otra opción relativa a seguir manteniendo la misma actividad en la zona es crear un nuevo parque de atracciones acuáticas, cambiando la distribución del actual, y creando así un nuevo parque en Granada. Esta opción es más arriesgada, y también más cara, pues supone una inversión aún mayor en las montañas, así como la creación de nuevos caminos para los toboganes, cambiar distribuciones de piletas y múltiples trabajos en los jardines. Sería una modernización total, pero también una idea utópica si no hay detrás un gran proyecto que inyecte una gran cantidad de capital.
Otros usos al espacio
La otra opción sobre la mesa es borrar la historia del parque acuático y que cambie su uso. Reconvertir la zona de la montaña para otras actividades y que la historia de Aquaola desaparezca para siempre de Granada, quedando solo los recuerdos en quienes disfrutaron de los toboganes.
Las instalaciones tienen una superficie total de 40.500 metros cuadrados y tienen calificación urbanística de "suelo residencial terciario". Esto significa que solamente podrían instalarse en la zona servicios comerciales o turísticos, por lo que la reconversión de la montaña de Cenes de la Vega en espacio para viviendas particulares o chalets privados está descartada, salvo cambio urbanístico.
Dentro del abanico de usos turísticos, el parque se podría ser convertido en varios servicios para visitantes. Hoteles, campings o residencias turísticas podrían ser construidos en la zona sin problema, y supondrían un cambio de actividad para una zona ya acostumbrada al ir y venir de vehículos y autobuses.
En la mano de las empresas que quieran construir este tipo de alojamientos turísticos en el terreno estaría el conservar o no las instalaciones acuáticas. Son muchos los hoteles y campings por toda España que disponen de toboganes y atracciones acuáticas en sus recintos, por lo que no sería de extrañar la conservación de parte de las infraestructuras ya creadas y que ofertaran a sus clientes la posibilidad del servicio de un parque de atracciones de agua.
Otra opción sería convertir Aquaola en una zona destinada a conciertos o a la música en directo. Ya en 2021, último año de apertura, aunque en el recinto no se pudieron abrir las atracciones acuáticas, la zona funcionó como terraza de verano. Aunque esta opción sería cara y difícil de mantener, debido a la basta cantidad de metros cuadrados a comprar y cuidar para ser solo destinado a estos menesteres.
El Ayuntamiento, dispuesto a ayudar
Aún no se sabe qué va a pasar con el recinto del Aquaola de Granada, pero el Ayuntamiento de Cenes de la Vega, municipio en el que se ubican los terrenos, ya ha mostrado en varias ocasiones su predisposición para volver a dotar de vida la zona, queriendo rescatar el uso del parque acuático, aunque abierto siempre a otras opciones.
El alcalde de Cenes de la Vega, Juan Ramón Castellón, aseguraba a Granada Hoy que desde el Consistorio están "abiertos a ayudar a cualquier persona o grupo inversor que quiera invertir en el parque, siempre dentro de nuestras posibilidades y de las leyes vigentes".
El parque acuático era un gran revulsivo para la economía de esta localidad, sobre todo para el empleo juvenil, que podía desarrollar una actividad laboral en verano cerca de casa y ver mejorada su economía de cara al invierno. Además, suponía una escapada de ocio de lujo, al alcance de muy pocos municipios de España.
Ahora, se busca que el grupo inversor que adquiera los terrenos genere riqueza en el entorno, sea con la propuesta que sea, y que mantenga el pulmón verde de la zona. Si se dan esas dos condiciones, el Consistorio local será de ayuda a quienes inviertan en Aquaola.
"Su cierre ha sido una pérdida importante para el tejido empresarial de la localidad y nos da mucha pena", ha valorado Castellón, quien comentaba en mayo que perder el parque acuático "ha sido como perder un pedazo de la localidad". Un pedazo que, ahora, puede ser recuperado o reconvertido.
Carencia de piscinas públicas
Granada solo tiene una piscina pública que abre en verano para responder a las necesidades de la población que desde junio a septiembre está en la ciudad, pasando su periodo estival, cada vez más caluroso. Contar con una instalación pública que permita 'echar el día' refrescándose en el agua con la familia, comiendo, jugando y pasando un rato de ocio, es una demanda cada vez más alta entre la población. No en vano, en estos tiempos, mucha gente no puede irse de vacaciones por la situación económica y los veranos se auguran cada vez más cálidos con continuas olas de calor. Y el de este año es un ejemplo.
Pero mientras hace unas décadas se podía incluso elegir, desde hace unos siete años sólo hay una opción: la piscina de Almanjáyar. Esta instalación municipal es la única que se mantiene como piscina pública abierta de verano y de julio a septiembre acoge a centenares de personas al día. Un déficit de piscinas públicas que en Granada es reconoce incluso en el Plan Director de Instalaciones Deportivas, que reconoce que hay que "aumentar las piscinas y pabellones" para cumplir las expectativas del incremento de la población. Pero no se prevén después en el desglose de actuaciones la construcción de ninguna. De los 361.862 metros cuadrados de suelo de uso deportivo en Granada, sólo hay esta piscina municipal pública abierta para todos los granadinos. Luego hay instalaciones privadas o públicas pero reservadas a la práctica deportiva, y las piscinas de gimnasios exclusivas para socios.
También te puede interesar
Lo último
Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
La tribuna
La vivienda, un derecho o una utopía
Contenido ofrecido por Caja Rural de Granada