José María Gil Tamayo, arzobispo de Granada: "No podemos hacer de la Semana Santa el impulsor de la economía turística"

El prelado granadino reivindica una mayor formación en el mundo de las cofradías así como más apoyo social al cuidado del patrimonio

"El covid se llevó por delante a mucha gente y no hemos sacado una lección. No hemos terminado mejores”

"No es cuestión de ser modernos por ser modernos, pero tampoco hagamos con mayúscula tradiciones que son pequeñas”

Mensaje del arzobispo de Granada a las cofradías: "Sería el colmo que yo tuviera que decidir por qué calle van"

José María Gil Tamayo, arzobispo de Granada, en la Curia con la Catedral de fondo.
José María Gil Tamayo, arzobispo de Granada, en la Curia con la Catedral de fondo. / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Granada/El arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo, cumple su tercera Semana Santa al frente de la iglesia granadina. Y en este tiempo ya ha tenido ocasión de conocer todas las tradiciones e incluso asumir el carácter granadino. Tras unas semanas de tensión y preocupación máxima por la salud del Papa, Gil Tamayo recuerda cómo hace cinco años, cuando sufrió el Covid, estuvo en una situación muy parecida. Lo hace en su despacho del edificio de la Curia, frente a la Catedral, donde tiene precisamente una fotografía con el Papa Francisco y desde donde disfruta de inmejorables vistas de una torre que poco a poco se deshace de andamios y con los palcos de Semana Santa ya instalados.

Pregunta.-La primera pregunta es inevitable y es sobre la situación del Papa. Ya verlo fuera del hospital ha dejado un poco más tranquila a la Iglesia.

Respuesta.-Sí, pasamos a otra fase. Estos días he leído cómo los médicos se plantearon el dilema de o lo dejamos ir o echamos todo el resto. Y es lo que han hecho, han echado todo el resto. Y luego está la enfermedad. Yo en estos días me he acordado que hace cinco años yo estaba en una situación parecida, con una neumonía bilateral, con los pulmones blancos. A mí me cogió a punto de irme pero recibí la llamada telefónica del Papa que me dijo que no tenía permiso suyo para marcharme. Y lo he revivido no solo con los cinco años que han pasado de la pandemia y todas las imágenes que han salido sino con el Papa. El covid se llevó por delante a mucha gente y tampoco hemos sacado una lección. No hemos terminado mejor como decían que íbamos a salir. No lo hemos digerido y no nos preparamos. Sobre todo quienes hemos estado a punto de morir, ves que realmente dependes de Dios y de los demás. Y en el caso del Papa con su enfermedad, tiene 88 años y además una dificultad motora porque tiene las rodillas mal y no se quiere operar por la anestesia. Así que lógicamente las condiciones obligan a que ahora van a poner otro ritmo. Yo tuve la suerte de verlo en enero en una audiencia con Covirán y estaba chispeante, muy consciente, hablando cosas muy bonitas de la Virgen de las Angustias. Y hemos tenido esa oportunidad que no vamos a poder tenerla más porque ni el papa va a poder estar ya así.

P.-La iglesia tiene que afrontar situación nueva con su estado de salud y también poner otras personas visibles para seguir transmitiendo su mensaje.

R.-No va a tener el resto de audiencias ni las celebraciones. El Papa va a pasar a estar invisible en una parte importante. Ahora ya se saben las enfermedades de los papas y antes no se sabía sino que se morían. El papa nunca estaba enfermo. Y gracias a Dios, los propios medios y la comunicación moderna han hecho que estemos informados, sin pasarnos. No esconder pero también reservándolo como a un padre enfermo, al que no se saca, con sensibilidad. Los medios en esto han sido muy respetuosos. Y hoy se sabe mucho por quienes sufren enfermedades parecidas de cómo queda la persona.

P.-Este Papa ha realizado mucho magisterio sobre la piedad popular, que tanto se practica en Andalucía y en Granada.

R.-Sí. Es la forma de ser creyente y católico de mucha de nuestra gente. Hasta el punto de que es la señal de pertenencia. La gente no solo te dice soy de este barrio, sino soy de esta hermandad, de esta cofradía. Soy del Silencio o soy del Rescate. Es una señal de pertenencia que además tiene arraigo no solo físico en el barrio o en la ciudad, sino también tiene el arraigo familiar, tiene una tradición familiar. Y también es un elemento de socialización. Las casas de hermandad no son solo para actos sino también lugares de conversación. Incluso lo culinario, es una fe. Pero, lógicamente, esto hace que la fe en Andalucía tenga esta peculiaridad, esta impronta. Pero también necesita una renovación, fundamentalmente formativa. El déficit formativo nos ocurre a todos los cristianos y a todos los niveles. Y sobre todo se nota más cuando se vive en un ambiente secularizado. Y entonces también se produce un contagio de las propias hermandades y cofradías, que no solo son el muro frente al secularismo, sino también pueden quedar contagiadas de los criterios humanos, de competencia, de los elementos de lujo. Claro que al Señor le queda lo mejor, pero también tiene que mantener la proporcionalidad entre ese culto, esa belleza, y al mismo tiempo el compromiso que ha sido desde el origen de las hermandades y cofradías, que como su nombre indica, muchas de ellas gremiales, son las que salían en socorro de la gente de ese gremio, como los ferroviarios. Eso no se puede perder, quedar como algo anecdótico o puntual esa dimensión, porque esa forma de ser cristiano tiene que tener ese ingrediente, que es el distintivo, que es la caridad fraterna, pero al mismo tiempo el culto. Pero no se puede quedar solo en el culto, ni se puede quedar solo en el arte. Es decir, lo malo es cuando se pierde la armonía, la armonía en las personas y la armonía en los fines. Y esta cosa hay que tenerla muy clara, porque es que si no las cosas dejan de ser lo que han sido toda la vida. Y solo siendo fieles a la propia identidad es como progresamos adaptándonos a los tiempos. Por ejemplo, el papel de la mujer hoy en la cofradía. La mujer no puede ser un elemento pasivo sino que tiene que formar también parte de las decisiones. Yo creo que esto también es importante.

Gil Tamayo, arzobispo de Granada.
Gil Tamayo, arzobispo de Granada. / Antonio L. Juárez / Photographerssports

P.-Lo que dice de la esencia lo dijo el propio Papa desde el hospital. Pidió un estilo litúrgico que evite pompas y protagonismo innecesarios. Hay que buscar ese equilibrio.

R.-Evidentemente. Y hay sitios donde no se ha notado la reforma del Concilio Vaticano II. Puede haber que todavía esa capa de tradición se esté manteniendo formas que no son. Tampoco es cuestión de ser modernos por ser modernos, pero tampoco hagamos con mayúscula tradiciones que son pequeñas y no las pongamos como la tradición referente. Lo esencial es lo que ha de permanecer.

P.-Las hermandades ya tienen sus obras y labor de caridad, pero ¿cree que es suficiente, pueden hacer más?

R.-Yo creo que eso es un camino todavía por recorrer de manera inteligente. No solo se trata de dar una limosna un tiempo o hacer un gesto. Hay obras sociales a las que se puede ayudar. Aquí vienen y llaman a la puerta gente que está ante carencias que las administraciones no cubren o cubren deficientemente. Por ejemplo, el campo del autismo que han venido hoy a una reunión. Es decir, hay elementos en los que se puede ayudar de una manera eficaz a problemas de hoy. Si están detrás las hermandades y cofradías, lógicamente se produce una integración mayor en el territorio desde la fe y al mismo tiempo se está arrimando el hombro a la acción social y caritativa de la Iglesia y de la Iglesia concreta de Granada, por ejemplo.

P.-Las hermandades, como ha dicho su homónimo de Sevilla, son una realidad transversal como la misma iglesia.

R.-Tenemos gente de todo tipo. Y ahí sí que las diferencias sociales no entran. El sentido del anonimato que da la capucha es que somos todos iguales.

P.-Igual que se le reclama más acción social, ¿también más implicación en el día a día de la Iglesia?

R.-En el día a día están, lo único es que ahora estamos trabajando en que puedan ser elementos también formativos dentro de la Iglesia diocesana. Por ejemplo, para los jóvenes que van con un estilo de cofradía en su vida cristiana, la formación de la confirmación, todo esto, que haya una vocalía de formación cristiana. Como de liturgia, de caridad, que haya una vocalía en las juntas de gobierno para este campo atenderlo adecuadamente con los consiliarios o los capellanes.

P.-¿Para cuándo estará todo este programa formativo que me consta que está impulsando?

R.-Está trabajando José Gabriel y la Federación y yo creo que eso en el próximo curso puede dar pasos en algunas hermandades y cofradías. Lo mismo que la Iglesia ya abierta sea un ámbito propio de las hermandades para sus actos. No tienen que estar buscando ni en sitios civiles, ni en otros sitios, sino la sede propia. Independientemente de las sedes canónicas de las cofradías en los templos, que por ejemplo las del Albaicín están ayudando sobremanera a mantenerlos abiertos, a cuidarlos, y yo doy gracias a Dios porque están las hermandades ahí.

P.-¿Y caben más hermandades en Granada?

R.-Yo en eso sí creo que le doy envidia a mi colega el arzobispo de Sevilla. Yo creo que las que tenemos son suficientes para que quepa todo el mundo.

P.-Allí tienen incluso un problema ahora con las llamadas 'piratas', de asociaciones civiles

R.-Vivimos en una sociedad abierta, pero lógicamente no tiene la legitimidad cristiana de una hermandad religiosa o de una cofradía.

Gil Tamayo, en su despacho.
Gil Tamayo, en su despacho. / Antonio L. Juárez / Photographerssports

P.-El asunto de controlar las salidas extraordinarias, ¿por qué camino va normativamente?

R.Tenemos unas normas que son recientes. Lo que pasa es que esto se produce un efecto contagio en algún sentido. Siempre hay que ir al sentido original de las cosas, porque es donde se mantienen las esencias. Las hermandades y las cofradías responden a una devoción, a una celebración cristiana. Y esa celebración cristiana tiene la liturgia en el año cristiano un tiempo. Los cristianos tenemos un tiempo sagrado y un espacio sagrado. El tiempo y el espacio. El tiempo nos da el año cristiano, que es cíclico, que comienza con el Adviento y termina con la solemnidad de Cristo Rey. Y tiene elemento central en ese año cristiano que es la celebración de la Semana Santa, el triduo pascual. Y es ahí, en esa Semana Santa, donde se configuran las cofradías de penitencia fundamentalmente, que son la gran impronta de la religiosidad popular en nuestra tierra. Están las de gloria también, que tienen otros tiempos. Y entonces es la popularización del año cristiano. Cuando no se respeta eso, estamos perdiendo la conexión con el tiempo y con el espacio, del origen de las cosas. Entonces sacamos un santo a pasear, pero no en la celebración del misterio cristiano, que toma valor plástico y devocional en la calle, no solo en el templo, en la vida, no solo en el interior de la iglesia. Y eso es el sentido. Cuando se hace un desfile, tiene que ocurrir una cosa muy importante, que no puede ser a cada paso una magna. Y todo esto que pasa es que también llevan detrás unas consecuencias económicas. Pero no podemos hacer de la Semana Santa el impulsor de la economía turística, sino que su fin es otro. Es como sacar un avión a una feria, que ande por la calle. Hay cosas que son distintas y tienen un ámbito distinto. Entonces, cuando yo digo que no se puede hacer de lo extraordinario lo ordinario, es que estamos alejándonos del origen, del sentido. Y las hermandades y las cofradías, como todo lo cristiano y lo humano, se hacen por un sentido. No sin ton ni son. O se meten otros intereses que no son los religiosos, en este caso.

P.-Relacionado con eso, con el tema del turismo y cómo se aprovecha turísticamente todo lo relacionado con la Semana Santa o las cofradías. Una de sus primeras peticiones es que iba a intentar conseguir el apoyo de la empresa y de la hostelería para la colaboración. ¿Lo ha conseguido?

R.-No, lo he resignado. Pero eso va también en función de la viveza de una sociedad civil responsable. En España estamos muy acostumbrados a que las cosas las hagan organismos oficiales y la iniciativa privada, que es al fin y al cabo el motor de construcción social, porque el protagonismo es de los propios ciudadanos en lo civil y también en lo religioso, pues promuevan esas ayudas. Si a Granada le sacudimos lo religioso, ¿qué nos queda? Pues la Alhambra. Pero, y diréis que es bastante, pues no es Granada. Granada son sus plazas, son sus iglesias, son sus tradiciones, son sus costumbres, son su gente. Y lógicamente, hay que ayudar, porque es en beneficio de todo. La torre no se arregla para tener simplemente arriba un mirador para la diócesis. Aparte de una conservación necesaria en un edificio de 500 años, que hay que ayudarle a que pasen los tiempos, también es una fuente de ingreso para la propia diócesis. De ahí el turismo. La gente dice, mire usted, ¿por qué cobran? Porque yo tengo que mantener esto.

P.-Esta Cuaresma ha estado a punto de intervenir por las diferencias entre hermandades y Federación respecto a la gestión de la nueva carrera oficial. Pidió entendimiento. ¿Cree que está todo resuelto?

R.-Siempre que hay humanos, hay roces. Y además uno tiene los roces con quien está al lado. Esto es humano. Esto pasa en la propia familia. Y bueno, pues también es normal que pueda pasar en organizaciones religiosas y en hermandades y cofradías. Lo que sí hay que es pararse y tener la capacidad de recomponer. La capacidad de reconciliar. La capacidad de aunar. Y yo creo que eso en unas hermandades y cofradías tiene que ser un elemento que surja de la propia organización, de su propia responsabilidad. No hay que pedir una intervención externa ni un comisariado para el asunto. Y luego hay cosas en las que se puede discrepar. Se puede discrepar en una organización de las procesiones, los itinerarios, las calles han cambiado. Pero todo eso lo tienen que ver las propias personas y no hacer un absoluto de eso.Y sobre todo buscar el interés general, en común, no solo intereses particulares.

P.-Unas preguntas más personales. Esta ya va a ser su tercera Semana Santa. Ya la conoce. ¿Qué es lo que más le gusta? ¿Tiene algún rincón preferido?

R.-Bueno, la Plaza de las Pasiegas es un lugar preferido. Es un templo en sí de Granada. Y sobre todo hay imágenes que me impresionan especialmente. El Cristo de San Agustín tiene una cara única. Sobre todo si has visto a seres queridos morir, es la cara del Cristo de San Agustín. Y luego la gente. La gente me sorprende. Yo suelo mirar las caras con las que miran. Los niños me sorprenden. Y me sorprende también ese paso de las mujeres con esos tacones incómodos. Es un muestrario de la mujer granadina. Y luego pues también me impresionan los costaleros, el ofrecernos no solo el esfuerzo de llevar el peso de la imagen sino también el renunciar a ver en algo tan visual y tan plástico como la Semana Santa. Ya es una renuncia el no ser visto pero cuando hay toda una eclosión de belleza es como privarse de una comida suculenta por parte del otro. Es decir, todos esos ofrecimientos a mí me impresionan. Y yo procuro estar muy abierto a esas emociones, sensaciones.

P.-¿Y a un turista que viniera o a algún paisano suyo, qué le recomendaría?

R.-Hombre me impresiona alguna dolorosa. Me impresiona la Estrella. Y luego me impresiona la noche, el Silencio.

P.-El acto de las 3 de la tarde en el Campo del Príncipe, ¿le sigue sorprendiendo?

R.-Me sigue sorprendiendo y la simplicidad del acto. En Andalucía solemos hablar mucho y que se haga un acto para el silencio es la contradicción más grande y el sacrificio más grande. Uno quiere incluso, con la filiación de la hora, hacer suyo precisamente el misterio cristiano. ¿Veis cómo esas cosas saben a origen? No podemos irnos al Cristo de los favores un día de septiembre. El Campo del Príncipe está hecho para eso. Y ese día. Lo demás es una plaza normal, que las hay más bonitas en Granada. Un pueblo que habla se va a hacer de la plaza un templo y hace el silencio.

El arzobispo, en el patio interior del edificio de la Curia.
El arzobispo, en el patio interior del edificio de la Curia. / Antonio L. Juárez / Photographerssports

P.-Sobre el aniversario de la Catedral. Ya vemos parte de la rehabilitación de la torre, lo que quedará como legado del aniversario.

R.-Yo he subido porque luego no podré por las escaleras. Se va a dar la oportunidad de que muchas personas puedan ver Granada en una dimensión absolutamente distinta.

P.-¿Cuándo la resolución del Gobierno?

R.-Bueno, yo estoy rezando ahí que ganemos la final. Granada no es un equipo de semifinales. En esta Champions hay que ir al final.

P.-Hay grandes exposiciones. ¿La de José de Mora se va a realizar?

R.-Pues no lo sé.

P.-Va a haber también la del centenario de Federación, Kerygma, en 2026.

R.-Y luego en el interior de la Catedral se está limpiando, que está quedando nueva, la puerta de acceso desde la catedral a la capilla real, que está subvencionando la Capilla Real. Luego se ha abierto una capilla del Santísimo. Y hay una entidad bancaria que está interesada en las vidrieras de la Catedral. Y si se dan pasos en ese sentido de empresas, de instituciones, yo creo que sería un buen aporte y con una cosa concreta.

P.-Y hace poco se renovó también la comisión mixta con la Junta para retomar proyectos de rehabilitación.

R.-Ahí tenemos templos que para nosotros son prioridad, como la iglesia de Alhama, que estamos sobre ella y con bastante paciencia en el pueblo. Por nuestra parte no falta empeño pero solos no podemos. Está la Junta trabajando sobre el proyecto y son pasos.

P.-¿Cómo va el tema de la solución al cierre de las Hermanitas de los Pobres?

R.-Estoy esperanzado que sea desde el mundo de los religiosos quien se abra paso, que no haga falta intervención institucional. Hay una orden muy vinculada a granada se haga cargo y me llena de esperanza eso. Esto también nos tiene que hacer ver una cosa. Ante esto he visto que no tenemos músculo en la vida social para responder. Cuando se nos cae algo que hemos recibido de la generosidad de los granadinos desde hace más de un siglo, de una institución como las Hermanitas, no tenemos músculo, cuando somos más fuertes que nunca económicamente, para responder como sociedad a una carencia que lógicamente ahí están las personas con menos medios para ser atendidas. Si eso se le quita a Granada, si pasa al campo de la privatización, hemos perdido. Qué pena que todo sea por dinero ya. Y esa es la lección que yo he constatado si no fuera porque están saliendo al paso esta institución religiosa intentando ese enganche. A lo mejor es un exponente también de la fractura social que percibimos en el campo social y político.

P.-¿Va a haber nuevos templos?

R.-El templo que está abriéndose paso con tanta burocracia, el del patrón de los periodistas, San Francisco de Sales, que es fundamental que esté en un lugar accesible por todos. Y está también todavía en estado de precalentamiento el de Bola de Oro, la carpa, que en este país las cosas provisionales duran mucho. Y el templo del Espíritu Santo se está rematando y va a tener un retablo antes de fin de año.

P.-Le escuché en una entrevista que las hermandades no se podían convertir en sucursales políticas, un mensaje directo.

R.-La política ha sido expansiva. Tiene que haber representación política en bancos, consejos escolares,... y afortunadamente la vida no todo es política. Pero vemos en los periódicos, yo que los miro también profesionalmente, que los compañeros van de político en político y las páginas sociales tienen que ganar más fuerza. Por eso yo doy muy pocas ruedas de prensa y actos comunicativos. A veces hay una saturación de contenidos y contagio político. Y esa tentación está pero también el leer en clave política el propio interior de las hermandades, de las juntas de gobierno. Estamos en el mundo y las hermandades, que están metidas en la sociedad, tienen esto. Y tenemos que huir del mundo de las subvenciones. Yo cuando veo que hay un fuerte componente de subvenciones y falta de voluntariado, entonces nos hemos convertido en una terminal de la administración que sale más barata y ahorra en empleo para trabajar y hacerle los servicios. La política tiene que estar pero lo que no puede es contagiarlo todo.

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