La gran escultura blanca

La gran escultura blanca
Elena Llompart / Granada

07 de febrero 2010 - 01:00

La cuenta atrás ha comenzado. La construcción del Centro Lorca afronta ya sus últimos pasos y la moderna y compleja escultura de hormigón blanco concebida por los arquitectos Marjan Bezan, Boris Mezan, Mara Partida, Héctor Mendoza y Mónica Juvera comienza a latir en pleno corazón de la ciudad, en la plaza de la Romanilla, que lo integra y arropa orgullosa.

Las obras de construcción del edificio, que devolverá a Granada el legado de su poeta más internacional, se iniciaron en julio de 2007 y finalizarán como muy tarde el próximo mes de abril. Despúes se dotará al edificio del mobiliario necesario y saldrán a concurso las plazas para los servicios a prestar. De este modo, se verán cumplidas las previsiones que ha barajado la Fundación Federico García Lorca de que el centro pueda abrir sus puertas este año, aunque hasta que no se celebre el próximo Consejo Rector no se conocerá la fecha exacta en la que lo hará.

Alrededor de 70 personas trabajan a diario en la construcción de la infraestructura, que cuenta con una superficie de 4.700 metros cuadrados y que luce ya sus formas, estancias, detalles constructivos y materiales. Se alza como una hermosa piedra tallada que por dentro se multiplica y está viva hasta el punto de que parece ser más grande de lo que es en realidad. En una visita a pie de obra, Marta Alda, directora de proyecto de Coteba-Argos, explica a Granada Hoy las singularidades que presenta este complejísimo edificio.

"En 960 metros cuadrados de solar se ha jugado con las diferentes alturas y cambios de nivel para conseguir todos los espacios. Todo ello en dos volúmenes conectados por pasarelas y buscando la luz", introduce. El primer volumen está compuesto por la cafetería, la biblioteca y el archivo acorazado; mientras que el segundo volumen está conformado por el auditorio, los talleres que se sitúan encima y las oficinas. Así se complementan e integran una parte más privada y la otra, que es pública. Además, una amplia sala de exposiciones corrida constituye todo el sótano.

Los dos volúmenes están conectados entre sí por elementos denominados cuchillas o secciones que, en palabras de Marta Alda, "también sirven para albergar dos conexiones entre los dos edificios". Pero esta compleja concepción va más allá: los dos volúmenes se apoyan el uno en el otro. Así, aunque ya no queda resto alguno de los antiguos pilares provisionales metálicos que hubo que dejar puestos durante el proceso de ejecución hasta que el hormigón tomó forma y se aguantaba, es evidente que no hay apoyos y que una planta está volada entera.

El primer aspecto que llama la atención desde fuera es, tal y como pretendía el proyecto, denominado Escenarios Urbanos, la continuidad que proporciona el diseño del edificio a la plaza, que queda integrada en la misma. Y es que la fachada del centro es sólo una puerta de entrada y tan sólo hay dos frentes, en los laterales, que resuelven la conexión con los edificios colindantes, de modo que prácticamente queda un centro sin frontal y que invita a entrar al visitante.

Basta echar una simple mirada desde fuera para entender por qué era necesario la incorporación del solar de la churrería colindante que se situaba a la izquierda y que, tras largas negociaciones, adquirió la Junta de Andalucía. El suelo en esta zona, además, es de granito negro importado de China y, una vez que el Ayuntamiento remodele la plaza, lo que aún está en el aire por falta de fondos, la continuidad con la plaza será aún mayor.

Desde el momento en que se entra por la puerta, las sorpresas se suceden por el complejo aprovechamiento del espacio, el acoplamiento de los dos volúmenes y la sensación que provoca el blanco hormigón, al que se le han mezclado pigmentos para lograr una concepción similar a la piedra. "Nos ha costado mucho conseguirlo. Para que el espacio funcione de forma volada ha habido que hormigonar todo de una vez y, como el solar es tan pequeño, hubo que montarlo fuera y traerlo porque no había espacio para montar el encofrado", explica Alda. Era importante este aspecto, ya que el proyecto buscaba "la materialidad del hormigón" y ser "un volumen tallado".

El repertorio de materiales manejado, según reconoce el arquitecto técnico Antonio Navarro, "no es el habitual". Como tampoco lo son las soluciones. "El edificio tiene su relieve, busca las vistas, la orientación, la luz. Es un proyecto sorprendente que no tiene una fuente de inspiración y es especial. Tiene lo bueno de muchos", valora la responsable. En su opinión, no hay edificio alguno que pueda ser comparable o equivalente al Centro Lorca. Y prueba de ello -añade- es el encofrado, que es "único".

En la planta situada en el mismo nivel de la plaza, en la rasante, Marta Alda explica que se ubicará la cafetería. En este espacio, en el que el ritmo de trabajo es frenético, se situará el pasaje vestíbulo, en el que prácticamente se desarrollará la vida del dentro. Será un gran salón que participará de la vida del barrio y de la ciudad, así como del teatro, al que se puede acceder desde esta zona a través de una escalera.

Este auditorio es otra de las piezas claves del centro. Con capacidad para 424 personas, participa del espacio de la plaza de un modo especial. La caja escénica está pensada para poder albergar música de cámara, conciertos, cine, danza, y estará equipada para todo tipo de eventos. Alda indica que el escenario, que está pensado para ser lo más versátil posible, ya tiene puesto su telón cortafuegos, que acompañará al de tela que se instalará en los próximos días. En la entrada hay un espacio para un montacarga con parada en todos los niveles, mientras que una escalera conecta con los niveles de vestuario, con dos entradas.

"Una pared móvil proporcionará versatilidad a los actos que se realicen. Así, se podrán replegar las paredes y hacer un evento abajo que pueda ser visto desde la plataforma y la grada de arriba, o bien desde las gradas retráctiles, que se despliegan y se apoyan sobre la escalinata de la derecha", señala. Al igual que en el resto del edificio, en esta estancia todo está estudiado hasta el más mínimo detalle.

Los usuarios de los baños del auditorio podrán disfrutar de un balcón de cristal hacia la sala de exposiciones, otra estancia esencial del edificio.

Ya desde esta zona se aprecia que el edificio no tiene color, apenas muestra tonos muy neutros, blancos, y combinados con el acero inoxidable y la madera. Sólo en los baños se aprecian otras tonalidades; rojos y naranjas. Pero, para entender la distribución del Centro Lorca es importante apuntar, tal y como hace Marta Alda, que hay cuatro niveles desde la rasante y dos niveles más hacia abajo, donde se ha alzado la sala de exposiciones, introduciendo una serie de lucernarios y sin una sola columna.

Integrada en el pasaje vestíbulo dispone de 500 metros cuadrados para albergar todo tipo de exposiciones, una de ellas permanente, y su suelo es de madera maciza, super mate y con una apariencia muy natural. Buena parte del mismo ya está instalado y, tal y como se puede comprobar, carece de brillo barniz y a buen seguro permitirá el mantenimiento de forma sencilla.

El techo de esta estancia es metálico y en él están integrados los carriles de iluminación y de difusión de aire, con lo que ha quedado una pieza muy continua y curiosa. La sala dispone de unas puertas que regularizan la entrada de luz y que, además, sirven para la expectorización de incendios.

El recorrido a pie de obra aún guarda numerosas sorpresas. Porque en los otros niveles quedan espacios para dos bloques principales: uno para el archivo acorazado y otro destinado a los talleres. Estas aulas, según muestra Alda, son espacios que podrán separarse o unirse con tabiques móviles hasta formar cuatro espacios. Todos reciben ya la luz natural gracias a sus dos lucernarios.

El archivo es el verdadero corazón del edificio. Custodiará los manuscritos originales de la Fundación y queda suspendido en el espacio de la biblioteca, que será el punto de acceso al archivo general del centro. Tal y como se puede ver, está flotando. La estructura está retranqueada y, de hecho, estructuralmente funciona colgada del techo y sin apoyarse abajo.

En estos momentos los arquitectos "están barajando la posibilidad de montar espejos para que parezca aún más etéreo", señala la responsable, que explica que esta caja acorazada está realizada con acero corté. Por dentro, el archivo dispone de "un sistema de extinción de incendios muy particular para evitar cualquier posibilidad de que se deterioren los documentos".

La biblioteca del edificio, que albergará los fondos de la biblioteca de la Fundación también está prácticamente lista. Dispone de ventanas con vistas a la plaza. Llevará estanterías por arriba, por toda la pared, y una mesa corrida.

La parte alta del edificio muestra unas vistas únicas donde destaca, por ejemplo, la imagen del Palacio de los Vargas que está en proceso de rehabilitación. Al otro lado, la zona de oficinas ofrece una visión inédita de la imponente Catedral. Esta zona está formada por tres espacios muy agradables y versátiles para trabajar y un despacho principal con sala de reuniones.

El edificio, tan complejo y tan cambiante, se transforma de noche. Es uno y muchos. Cuando cae el sol, el Centro irradia una luz tenue y suave desde el interior que dialoga con su entorno. Una luz viva que invita a entrar. Lorca espera.

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