Paquillo, el eterno comodín de los Paseíllos Universitarios de Granada
Paco Arcos, de 74 años, ha estado presente en las canchas de Fuentenueva durante décadas, aguardando la oportunidad de entrar en contacto con el balón cuando aquellos que ocupaban las pistas de fútbol sala requerían a un jugador más
Proponen nombrar un pabellón en honor a “Paquillo”, el emblemático jugador de los Paseíllos Universitarios de Granada
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Granada/¿Qué tiene el fútbol que, en medio de un mundo fragmentado por diferencias políticas y sociales, sigue regalándonos historias tan conmovedoras de forma recurrente? En un contexto social lleno de divisiones, el fútbol sigue siendo uno de los pocos hilos que nos une. Más allá de lo que ocurre en las gradas, en las canchas y calles, se construyen vínculos que superan cualquier barrera.
En medio de un avance tecnológico que amenaza con transformar hasta los espacios más simples, historias como la del protagonista de esta historia nos recuerdan que el espíritu del fútbol aún persiste en los rincones más auténticos de nuestra sociedad.
Este avance supone un muro infranqueable para algunos, un muro en forma de canchas reservadas y pagadas con antelación, equipos perfectamente organizados, y reglas estrictamente cumplidas, lo que resulta en una organización sin fisuras. Unas grietas por las que se colaba Paquillo, quien podría considerarse un representante de un fútbol mucho más libre y espontáneo.
La iniciativa Paquillo
Hace poco más de una semana las redes sociales se agitaron a nivel local con el tweet en X (antiguo Twitter) de Víctor González (@victor_gzlez), un vecino de la capital granadina que recordaba a un hombre mayor que, hasta hace poco, estaba presente en los Paseíllos Universitarios de Fuentenueva, imperante como un guardián silencioso que aguardaba la oportunidad de entrar en contacto con el balón cuando aquellos que ocupaban las pistas de fútbol sala requerían a un jugador más.
En su tweet, González especifica: "Si tienes entre 18 y 50 años has jugado con él en los Paseíllos. Todos los días, mañana y tarde esperando que falte uno para entrar en la alineación. Es Paquillo y sería de justicia que uno de los pabellones llevase su nombre".
Lo que comenzó como una mirada nostálgica al pasado se convirtió en una cadena de personas que habían tenido la fortuna de coincidir con este hombre. Un aluvión de anécdotas y mensajes de cariño se sucedieron a raíz de este tweet, con muchos ofreciendo su apoyo a la iniciativa de poner el nombre de Paquillo en uno de los pabellones de los Paseíllos, puesto que algunos de ellos se encuentran actualmente sin designación.
Granada Hoy ha podido mantener una charla con Paquillo, quien, además de mostrar sus dotes con el balón a una avanzada edad, nos ha permitido apreciar por qué se le considera una leyenda viva del deporte universitario granadino. Su verdadero nombre es Francisco Arco, tiene 74 años y procede de una familia humilde dedicada a la agricultura y al comercio en la localidad granadina de Puerto Lope. Acompañado por su hermano, Clemente, nos explicó cómo fueron sus comienzos futbolísticos. "Jugábamos en los rastrojos y en las eras cuando los agricultores terminaban de hacer el verano y se quedaba la era limpia".
Clemente explica que Paco, quien se ha consagrado en los Paseíllos como guardameta, comenzó jugando como defensa, sin embargo, fue relegado a la portería al no aprender algunas nociones posicionales necesarias, aunque "aún siendo portero no cogía la pelota con la mano".
A la pregunta de cual hubiese sido su posición idónea en el campo, Paquillo explica que "en la delantera me cansaba mucho", aunque su hermano confirma que "se venía a jugar a las 9:00 horas y volvía a las 13:00 horas. La mayoría de los días se vestía y se iba fuese la hora que fuese, hiciese calor o frío y nunca de corto".
Paco no duda en interrumpir la conversación para mostrar su "magia" afirmando que "le daba 100 toques al balón", y sacando de su bolsillo una moneda de plata con la mirada del que sabe que tiene un don de esos que deja al otro con la boca abierta. Con la moneda sobre la parte exterior del pie, Paco la eleva con maestría demostrando una energía propia de un quinceañero para caer finalmente en el interior del bolsillo de su pantalón e incluso, en otro de los intentos, en el de su camisa.
Su nombre va ligado a los Paseíllos, sin embargo, Paquillo recuerda que ha jugado "en el Colegio de Fuentenueva, en el Padre Manjón y en los Agustinos algunas veces, en campos de tierra con porterías de palos".
El fin de una era
Muchos tuiteros se preguntan si Paco aún está vivo, pues su presencia descendió en este campus universitario desde hace alrededor de tres años. El motivo fue la pandemia del Covid-19. El encierro supuso el fin de la carrera deportiva en los Paseíllos para 'Paquillo', quien ha confesado a este periódico que en este tiempo "lo pasé fatal, se me iba a ir la cabeza de los nervios". De hecho, sus familiares consiguieron un permiso especial para que Paquillo pudiese abandonar el encierro por motivos de salud derivados de la discapacidad que padece.
Salvador Ortega, trabajador en uno de los pabellones de Fuentenueva, expresaba ilusionado que 'Paquillo' "es un señor que ha estado aquí siempre. Tengo 39 años y empecé a jugar con él cuando tenía 15. Por aquel entonces había cinco pistas y aún no eran de pago. Él jugaba de portero y llevará unos 40 años jugando al fútbol sala aquí porque antes venía todos los días sin excepción".
Así, su nueva vida está alejada de las canchas, aunque mantiene intacta su afición por el fútbol, pues se declara férreo madridista y granadinista, aunque "más del Madrid". Además, sale a caminar durante horas, por lo que no resulta difícil encontrarlo por las calles de la ciudad de la Alhambra. Incluso, sus caminatas se extienden también al campo, pues comenta que "he estado buscando espárragos hasta seis horas".
La ilusión esférica
Paquillo ha tenido la oportunidad de volver a jugar. Al tiempo que mostraba sus trucos y su innegable destreza con los pies, un grupo de niños se acercó para admirarle e incluso devolverle algunos pases. Algunos de ellos exclamaban "¡vamos a echar un rondo!" o "aquí hay mucha clase". Asimismo, Manuel, un viandante que reconoció a 'Paquillo', ha recalcado que este "tiene una sonrisa que contagia" mientras los niños seguían animando a Paco con gritos de "¡olé olé!".
Con la mirada de un niño que ve por primera vez la Navidad, 'Paquillo' ha dejado asombrados a todos aquellos que paseaban por esta zona universitaria, quienes no fueron capaces de despegar su mirada de los movimientos de este hombre mayor.
Pese a todo el reconocimiento y respeto que ostenta 'Paquillo', también ha pasado por momentos duros que han truncado su propia felicidad en más de una ocasión. Clemente, su hermano, ha explicado que hubo un tiempo en el que se le denegaba la entrada a este recinto universitario, ya que se había comenzado a usar una tarjeta de identificación necesaria para hacer uso de los servicios deportivos del lugar. Sin embargo, gracias a una persona cercana al rectorado de la Universidad de Granada de la época, 'Paquillo' recibió un permiso especial en forma de carnét que aún guarda con cariño.
"Hubo gente que se metía con él. Alguna vez me dijo que se habían reído pidíendole que hiciese tonterías. Cuando empezó a venir a jugar yo iba con él para controlar si alguien le decía algo, pero unos chavales que ahora tendrán cuarenta años me dijeron que ellos se encargarían de que mi hermano no tuviese ningún problema. Desde aquel día me despreocupé y en 50 años han sido pocos los problemas que ha tenido", confesaba Clemente.
Al finalizar el show, 'Paquillo', vecino de Pajaritos, ha incidido que después de tanto tiempo sin jugar "uno ya se cansa más", aún cuando afirmaba orgulloso que "nadie de mi edad corre y le da de rabona al balón como yo".
Un legado imborrable
La propuesta de nombrar un pabellón en su honor ha resonado entre muchos, que reconocen su importancia en la vida cotidiana de los estudiantes y en la cultura deportiva de la UGR. Este gesto sería un reconocimiento a su constante participación y a las memorias que ha ayudado a crear a lo largo de las últimas cuatro décadas.
Algunos tuiteros como Fran Olmo (@FranOlmo1) y José Antonio (@navajasi) destacan su estilismo a la hora de jugar y su habilidad al manejar cualquier objeto, desde balones a piedras. Muy alejado de la ropa deportiva, Paquillo se divierte "en vaqueros y camisa", según han expresado casi medio centenar de tuiteros. Así, Jose Antonio confesaba que "desde los 90 no he vuelto a pisar las pistas, pero si que me acuerdo de él, siempre estaba allí, ha sido un flash, un recuerdo de esos que tienes en la memoria y que no te acordabas pero sí, claro que me acuerdo, creo recordar que ¿jugaba con ropa de calle?".
Enrique Hernández (@HENRY18001) ha atestiguado la longeva presencia del granadino en esta zona deportiva universitaria, explicando que "yo con 59 ya jugué con él en lo que ahora es el colegio Fuentenueva y entonces era un lodazal donde poníamos cuatro piedras a modo de porterías".
Alex J. Clares (@drNAISMITH) concluía "Yo jugaba al lado en la de basket, en los veranos del 92 al 97. Ahi estaba Paquillo, a las 4 de la tarde, 35 grados, portero, pantalones de pinza, zapatos, sin guantes, parando con sus manos los infames Mikasa. Le decian "La cancha del Paquillo". ¡Honor a Paquillo que lo merece!".
Quizá la historia de 'Paquillo' sea particular de Granada, pero no es única. En cada rincón del mundo, en cada cancha o calle, hay 'Paquillos' cuyo amor por el fútbol trasciende las barreras del tiempo. Vecinos anónimos que nos recuerdan que, al final, el fútbol no es solo un deporte, es una forma de vida, una pasión que une a las personas más allá de cualquier diferencia.
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