Groucho: Cuatro décadas cantando en la noche

El mítico karaoke celebra su 40 ‘cumpleaños’ como un referente de la marcha granadina con una velada en la que no faltaran a la cita sus clientes más asiduos

Los bares míticos de Granada donde el rock nunca descansa y que hay que conocer

Dativo, Ana... y el micrófono, los protagonistas del 'Groucho' / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Granada/Desde el 1 de noviembre de 1984 al día de Todos los Santos de este 2024 han pasado la friolera de 14.610 días. Como diría el castizo: “Casi na”. Todos estos días, uno detrás del otro, son los que lleva el pub karaoke Groucho como un referente de la marcha granadina. Aunque los usos y costumbres de este país señalan que hay que celebrar los cumpleaños el día de autos, sus ‘alma mater’ Dativo y Ana; Ana y Dativo, que tanto monta, monta tanto, han optado por recordar tan significativa fecha este domingo, con diez días de ‘retraso’, porque el pasado fin de semana, que era cuando tocaba, el importado halloween impuso su ley en las calles más animadas de la ciudad. 

Por lo tanto, hoy es el día. Será una reunión de ‘amigos’, algunos desde hace ocho lustros. Sin duda, se echará la vista atrás. Quien más puede hacerlo es Dativo, tanto que es quien bautizó el que iba a ser el negocio de, prácticamente, toda su vida. Recuerda que tras regentar una discoteca en Churriana “al socio que tenía y a mí nos ofrecieron venir a Granada, a esta zona de Pedro Antonio, por entonces el no va más de la marcha granadina y con mucho futuro”. Así, firmaron el traspaso de un bar de tapas que se llamaba El Piano, al que se le dio un giro de 180 grados, empezando por el nombre. ¿Por qué Groucho? “Cuando estábamos reformando el local vi que al lado estaba el Casablanca, me pareció bien el tema de películas y siempre me ha gustado Groucho Marx... y los puros”, dice Dativo. Explicado queda el porqué del ‘bautizo’ de un negocio que lleva 40 años. 

Del día de la apertura, el ya mentado 1 de noviembre de 1984, Dativo recuerda la “ilusión” por comenzar un nuevo proyecto y, también, que le ganó una botella de güisqui a Manolo Páez, entonces jugador de balonmano del Universidad de Granada y uno de los dueños del Casablanca: “Él decía que no nos iba a dar tiempo a abrir en la fecha que teníamos prevista, lo apostamos y gané”.

Así, en la fecha señalada se inauguró el Groucho, entonces un pub con música “tranquila” en directo. A los cinco años, en 1989, se incorporó a la zona postrera de la barra Ana, la mujer de Dativo, quien no tiene reparo ninguno en reconer que “al principio no tenía ni idea y por entonces no solía haber muchas mujeres poniendo copas”. 

“El matrimonio es la principal causa del divorcio”, es una de las frases atribuidas al genial actor y humorista a la que no han hecho caso Dativo y Ana, tanto monta... Y eso que están juntos prácticamente las 24 horas del día. Ana reconoce que su marido tiene más paciencia y éste que ella manda más. “Es broma, pero si es cierto que es la que aporta más ideas”, admite.

El mítico actor estadounidense está por todas partes en el Groucho. / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Un giro vital para los que conocen el Groucho actual se produjo en abril de 1990, cuando Ana y Dativo optaron por hacer caso al mayor de los hermanos Marx cuando dijo: “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros”. Ese mes de ese año dejaron de lado el concepto con el que comenzó la andadura del pub para reconvertirlo en un karaoke, una decisión muy arriesgada entonces pero a la que el tiempo le ha dado la razón. “Nos comentaron que había en Granada uno que funcionaba bien y nos dijimos: vamos a probar”, señala Dativo, que apunta que el primer aparato que compraron, por 400.000 pesetas de entonces, fue una Disco Pioneer. De ahí a pedir canciones por QR los clientes han solicitado sus canciones de muchas maneras.

Ana también rememora que “al principio no cantaba casi nadie y ahora hay colas”. A esto, Dativo subraya que el empujón a la afición por el karaoke en Granada “lo dio un concurso que hacían en Tele 5, que una vez vinieron a grabar en el Triunfo. A partir de ahí...”. Entre lo que más se canta, “muchas de Julio Iglesias, Un beso y una flor, de Nino Bravo;Mi gran noche, de Raphael, A quién le importa, de Alaska...; antes eran más canciones españolas pero últimamente piden mucho en inglés.

Pero ahí no quedó la cosa, en 2007 hubo que insonorizar el local y la obligación fue aprovechada para llevar a cabo una gran reforma para dejar el Groucho con la apariencia que hoy tiene. 

Si Groucho Marx decía que “jamas aceptaría pertenecer a un club que admitiera como miembro a alguien como yo”, en el cuadragenario pub no se le cierra la puerta a nadie. “Nuestros clientes son lo mejor que tenemos”, dicen a la par. Y añaden:“Aquí vienen gente muy variada, de todo tipo y de todas las edades, unos de vez en cuando y otros que son fijos. Hasta grupos de turistas chinos”. El famoseo también se ha dejado caer por el Groucho: periodistas como José Ramón de la Morena, Manolo Lama y Matías Prats; futbolistas como Josemari Bakero y deportistas varias, el juez Garzón, Enrique Morente... “Y también políticos”, añaden.  

Karaoke Groucho, en Granada / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Otra frase ‘marxista’: “Hay muchas cosas en la vida más importantes que el dinero. ¡Pero cuestan tanto!”. Cierto. Pero lo de este matrimonio es amor al arte. Cuesta creer que abran el Groucho todos los días de la semana. Tras muchos años trabajando no hace falta explicar que no es por dinero. El motivo es otro, además de una vocación superlativa: “Los clientes se han acostumbrado a encontrarse el pub abierto y no cerramos”. Sólo levantan el pie del acelerador en agosto, cuando se toman unas más que merecidas vacaciones. En estos 40 años, fuera del verano, el Groucho sólo se cerró durante el confinamiento provocado por el coronavirus.

Y una ‘grouchada’ más: “Bebo para hacer interesantes a las demás personas”. Porque no sólo se canta, sino que también se bebe en el Groucho. “En 1984 apenas habían marcas de destilados y ahora hay muchas”, señala Dativo, quien pone otro dato que explica el paso de estos 40 años: “Entonces las copas valían 150 pesetas y ahora cuestan siete u ocho euros”.

“Que paren el mundo, que me bajo”, dicen que también dijo la estrella de Hollywood. Pero de momento, en el Groucho no se baja nadie. Será cuando llegue el momento de la jubilación, pero antes está la fiesta de esta noche. Algo sencillo pero, sin duda, emotivo. Se trata, según Dativo y Ana, de “pasar un rato muy agradable con muchos de nuestros clientes”. Muchas historias se han quedado en el tintero porque 40 años dan para mucho.

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