El hachís que llegó del cielo
En los últimos meses se ha detectado una nueva forma de introducir droga a · La presión del SIVE en el Mediterráneo ha obligado a las mafias a buscar alternativas, como el avión.
Granada/La Operación Jilguero, en 2010, y la Operación Azafrán, en mayo de 2011, sirvieron, además de para incautarse de importantes alijos de hachís, para poner sobre la mesa una nueva modalidad para transportar droga hasta Granada. Una práctica tan lucrativa como las que se podrían denominar tradicionales y que entonces y ahora supone una de las prioridades para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La droga llega a Granada en coche, en barco, y ahora también en avión.
Según fuentes de la Guardia Civil, en los últimos meses se ha detectado un incremento en el empleo de aeronaves para traer desde el norte de Marruecos partidas de hachís. El viaje es corto y el negocio, redondo. La droga -pueden llegar a transportar en un único vuelo 200 kilos- se sube a la avioneta, se cruza el Estrecho y se aterriza -ya en la provincia de Granada- en lugares poco transitados, como pueden ser pistas forestales. De este modo se sortea la férrea vigilancia del SIVE entre Marruecos y la Península, que ha obligado a los narcotraficantes a desplazar los puntos de desembarco al levante español.
Las investigaciones sobre los planes de vuelo, los hangares (situados entre Cádiz y Sevilla) o las licencias de pilotos ya han dado sus resultados. Una de las últimas operaciones -bautizada Azafrán- tuvo como escenario Loja. Se trató de un dispositivo de la Guardia Civil en el que se detuvo a dos pilotos -uno en la localidad lojeña y otro en Ronda- tras una persecución aérea de película. Se desarticuló una organización a la que se le atribuyeron ganancias de 20 millones de euros en año u medio. Otra de las operaciones -bautizada Jilguero- acabó con la avioneta estrellada contra un olivar tras intentar huir de la Benemérita.
Es un sistema novedoso, pero el negocio del tráfico de droga si tiene alguna particularidad es precisamente su capacidad de innovación. En este sentido, fuentes de la Guardia Civil también señalan que se ha detectado cómo en los últimos tiempos las organizaciones que traen cocaína desde Sudamérica emplean aeropuertos situados en el Norte de África o países subsaharianos para eludir la presión policial de los aeropuertos españoles y desde allí emplean la infraestructura ya existente en el tráfico de hachís para traer la coca hasta la Península, y desde aquí distribuirla.
A estos datos, fuentes de la Policía Nacional añaden que, además, las organizaciones también emplean "vías alternativas", como pueden ser aeropuertos de otros países de la Unión Europea con controles policiales más laxos que los españoles. Una vez dentro del espacio Schengen, la droga se puede transportar por carretera.
Cocaína
Se puede considerar la estrella de este tipo de negocio por el alto valor que alcanza en el mercado. Si un kilo de esta sustancia cuesta en Colombia de 2.000 euros, en España puede multiplicar su valor por 19 y alcanzar un precio de 38.000 euros, explican desde la Policía Nacional.
A más intermediarios en la red, mayor es el coste. Y también aumenta la posibilidad de que la cocaína se adultere para obtener aun más beneficios. Para que llegue hasta Granada, primero pasa por un largo viaje. De Sudamérica a algún aeropuerto -por ejemplo del Este de Europa-, de allí el primer lote se reparte entre diferentes ciudades -como pueden ser Madrid o Barcelona- donde otra persona volverá a distribuir cantidades más pequeñas entre capitales medianas, y de ahí a municipios más pequeños, donde se venderá al menudeo o grameo. Se paga a un tercero para que asuma los riesgos del transporte, con precios prefijados de antemano y un férreo control tanto de la mercancía como del transportista. "Detrás de un gramo puede haber una red más o menos grande, que va desde el que cultiva la coca en Colombia al que la traslada, la esconde, la vuelve a transportar y, finalmente, la vende", afirman fuentes de la Policía.
En Granada, al no ser una ciudad de introducción de esta droga, no se localizan grandes partidas. En 2011, en Andalucía Oriental el Grupo de Estupefacientes de la Policía Nacional se incautó de 44 kilos y 71 gramos.
Hachís
Las cifras se elevan considerablemente. Hasta febrero, la Policía había decomisado 9,5 kilos, mientras que el pasado año la cantidad fue de 11.363 kilos en Andalucía Oriental entre hachís y cannabis. Por su parte, en 2011 la Guardia Civil se incautó de más de dos toneladas. La situación geográfica de Granada hace que este tipo de sustancia sea mucho más habitual. El hachís, procedente del norte de África, llega bien en avión o en barco -planeadoras o barcos pesqueros que desembarcan en cualquier punto entre La Herradura y Castell de Ferro-, si son lotes importantes. En cantidades más pequeñas llega introducida por 'mulas' que utilizan las líneas marítimas comerciales -que tienen sus destinos en puertos como Motril, Algeciras o Málaga- y que pueden llegar a transportar unos dos kilos en su cuerpo. Una vez en su destino, la droga se puede llegar a almacenar en zulos hasta que se vea necesario darle salida.Normalmente viaja en coche -y la A92 en esta red es una vía clave, como demuestra el alijo interceptado la semana pasada, de 1.200 kilos de hachís- al norte de España o al resto de Europa.
Heroína
Pese a las importantes cantidades incautadas de esta droga, el consumo de hachís ha disminuido, apuntan fuentes policiales, en parte por el aumento de la marihuana. La razón, las modas, que también han tenido mucho que ver con el declive de la heroína, sustancia que ahora se consume combinada con la cocaína en lo que se conoce como 'revuelto'. Procede principalmente de Turquía. El pasado año, la Guardia Civil se incautó de dos kilos de esta sustancia, una minucia si se compara con los 789 kilos de maría que llegaron a los depósitos del Cuerpo.
Drogas de diseño
También destaca el tráfico de droga sintética, muy vinculada también a las modas. Al ser elaborada en laboratorios, también puede fabricarse en España, aunque el consumidor suele preferir la exportada. En un símil muy gráfico, las pastillas producidas en España serían como vino de tetra brick y el de Holanda, un rioja.
Su origen puede estar en laboratorios holandeses o de países del Este, en los que se emplea maquinaria farmacéutica desechada cuando cayó el Muro de Berlín, comprada por las organizaciones y usada para fabricar speed, éxtasis o quetamina, todo con un diseño atractivo para el consumidor -se emplean logos de marcas de moda, como Ferrari o Versace- que paga por esa imagen de 'calidad', apuntan desde la Policía. La droga sintética sigue el camino inverso a la coca o el hachís, de norte a sur. Se distribuye por paquetería o en coche, ya que Holanda está dentro del territorio Schengen y no se establecen controles aduaneros entre los países miembros.
Blanqueo
El círculo se cierra con la inversión del dinero obtenido por la organización con la venta de la droga. Según la Policía, en la mayoría de los casos el dinero vuelve a los países de origen de las redes, donde los narcos adquieres propiedades o negocios para dar al dinero "apariencia de legalidad" a los ingresos.
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