Los hermanos fossores, 50 años en el cementerio
Sólo quedan seis en toda España, tres en Guadix y tres en Logroño Viven en los camposantos y cuidan de los enterramientos además de acompañar a las familias
¿Quién no los conoce en Guadix? Muy pocos, la verdad. Se trata de los Hermanos Fossores de la Misericordia, o lo que es lo mismo, una orden religiosa encargada de vivir por y para los muertos cuidando todos los detalles desde hace ya 60 años en el camposanto accitano de San José. Actualmente sólo quedan seis Hermanos Fossores, tres en Guadix y tres en Logroño, aunque, antiguamente, fueron muchos más.
Esta institución religiosa, considerada como una de las más originales surgidas durante el siglo XX en el seno de la Iglesia, tuvo su origen de forma providencial en el año 1952. Su fundador, conocido con el nombre de Fray José María de Jesús Crucificado, formaba parte de la Congregación de Ermitaños de San Pablo y San Antonio, establecida en la sierra de Córdoba. Hace algunos años llegaron a formar comunidades en los cementerios de siete ciudades españolas (Pamplona, Vitoria, Jerez, Huelva, Mallorca, Guadix y Logroño) aunque el desplome de vocaciones ha reducido su presencia a los camposantos de Guadix y Logroño.
De los tres hermanos el más anciano es Fray Manuel, con 84 años, pero lleno de vitalidad. También está Fray Rafael, de 75 años, que ha estado muchos años siendo administrador del cementerio de Logroño y ahora está en Guadix. El tercero de los Fossores es Fray Hermenegildo que, a sus 68 años y natural de Riotinto, es muy conocido en la ciudad accitana porque llegó con 30 años a Guadix y acompaña a cada una de las familias en los momentos difíciles antes de la sepultura. Tienen los votos de castidad, obediencia y pobreza y viven en unas dependencias anexas al cementerio ocupándose de las más de 3.000 sepulturas.
Fray Hermenegildo confiesa que "siempre hay gente interesada por entrar a ser Hermano Fossor, pero luego se quejan de que esto es muy duro y que es siempre lo mismo. La constancia hoy es una virtud que brilla por su ausencia". La condición para ser Fossor la tiene bien clara: "Hay que estar un poco loco a lo divino y, luego, dejarte llevar por lo que te va diciendo Dios a través de los superiores y de los acontecimientos como en todas las cosas. ¿Qué hay que hacer para contraer matrimonio? Enamorarte de una chica, casarte con ella y, después, aguantar lo que es el matrimonio y así todo hay que aguantar en la vida". A pesar de que es un trabajo arduo y duro, Fray Hermenegildo no duda en animar a integrarse en la orden: "Yo siempre digo lo mismo: Ven y lo verás".
La orden cumple 60 años en Guadix desde su fundación el 11 de febrero de 1953 por Fray José María de Jesús Crucificado. Desde entonces, estos frailes han estado siempre en la ciudad accitana, dedicados al cuidado del cementerio y al acompañamiento de los que pierden a un ser querido: "Sí esperábamos llegar a tantos años porque uno sabe que esto no es obra de hombre, se hubiera ido al garete. Esto es obra de Dios, que la sostiene hasta cuando él quiera y cuando vaya diciendo la irá encauzando de otra manera. Todos los cristianos estamos en manos de Dios, pero los religiosos más y él va diciendo, a lo largo de la historia, cómo tenemos que ir", sostiene con firmeza Fray Hermenegildo.
Los actuales Hermanos Fossores constituyen una institución religiosa de vida contemplativa-activa. Espiritualmente se alimentan mediante la Eucaristía, Liturgia de las Horas, Santo Rosario, oración mental y vida estrictamente comunitaria. Al dedicar sus trabajos a la atención y cuidado de los cementerios y de los enterramientos, materialmente viven de esta labor mediante contratos laborales con los Ayuntamientos donde prestan sus servicios. En nombre de la Iglesia su labor consiste en: acogida al difunto y acompañantes en la entrada al camposanto, procesión al lugar del enterramiento, bendición del sepulcro, oración de los fieles y despedida del duelo, custodia, apertura y cierre del cementerio, limpieza, administración y todas las demás tareas que conlleva la dignificación del Santo Lugar.
Los Fossores han recibido visitas de medios de comunicación de todo el mundo interesados por una orden única en Logroño y Guadix. Este hecho es relatado con simpatía por el hermano Hermenegildo: "Yo siempre decía que los enemigos del alma eran tres: mundo, demonio y carne. Y yo decía los enemigos de los fossores son cuatro: mundo, demonio, carne y periodistas, aunque tengo muy buenos amigos".
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