A hierro y fuego de generación en generación

"Soy hijo, nieto y bisnieto de forjadores", afirma Ismael Amador, que ha sido capaz de adaptar su oficio a las nuevas necesidades

Ismael Amador, en su fragua en Jérez del Maquesado.
Ismael Amador, en su fragua en Jérez del Maquesado.

Ismael Amador, de 31 años, se dedica al arte de dar forma al metal por medio del fuego y del martillo. Es forjador, un ancestral oficio que le viene por devoción a sus antepasados -"Llevo toda la vida viviendo entre fraguas, yunques, tenazas…"- y porque intentó dedicarse a otra cosa y no pudo. No le quedaba más remedio, lo llevaba en los genes desde generaciones pasadas.

Este joven de Jérez del Marquesado regresó a su pueblo hace siete años. Quiso dedicarse a ser técnico auxiliar en farmacia en Granada. "Me gustaba lo que hacía pero no me llenaba y cuando volví para cuidar a mi padre antes de que muriera me di cuenta que lo que quería hacer era esto". Decidió probar primero un año con su novia, ahora su mujer, llevando el negocio de su padre y después de ese año paso otro y otro… y aquí rodeado de martillos hidráulicos, una fragua antigua otra más moderna de propano, un pilón gigante, taladros y cilindros, pensó que quería más. Quería ampliar el negocio y modernizarlo y empezó a fraguar su propio proyecto, una gran nave a las afueras de su pueblo.

El hierro es el metal más difícil de trabajar debido a su dureza ya que se funde a más de 1.500 grados y aunque abunda en la naturaleza no resulta fácil su obtención con medios rudimentarios, como los que dispone Ismael. El hierro forjado es el metal del herrero por excelencia, hierro soldado y moldeado en el calor de la fragua. El oficio de forjador requiere un dominio exhaustivo de una técnica depurada y de un conocimiento en el tratamiento del hierro. El artesano ha de disponer de la suficiente fuerza y destreza para el manejo del hierro y eso le viene de familia a Ismael.

Es un oficio antiguo, al que este joven emprendedor ha adaptado a los nuevos tiempos. Lo mismo repara un arado que una pieza de un moderno tractor. "Vamos a empezar a trabajar en el mantenimiento de una gran empresa de placas solares. Esto me permite seguir haciendo lo que más me gusta, la forja artesanal, y a la vez ampliar el negocio y generar empleo". Está emocionado porque por fin va ver la luz este proyecto por el que lleva batallando estos últimos siete años, la ampliación de su negocio, la nave que está a punto de terminar.

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