El parqué
Álvaro Romero
Tono alcista
Granada/Del titular El PP negocia con Cs dar la Alcaldía de Granada a Luis Salvador al de El PP se reúne con Manuel Olivares (Cs) en su busca para recuperar la Alcaldía de Granada han pasado ya dos años, tiempo que engloba muchas páginas de periódico, varios tira y afloja, múltiples desavenencias, diversos órdagos y reproches y algunas dimisiones. El Ayuntamiento de Granada sigue anclado, ahora más que nunca, en la polémica del pacto del 2+2, algo que bien podría ser la particular guerra granadina del Peloponeso, por eso de que el actual alcalde se erigió el otro día como un “espartano”.
Eso sí, aún hay que resolver un enigma: cuál es la historia verdadera (y por ende quién será verdaderamente Esparta) del famoso pacto por la Alcaldía de 2019, ya que los dos protagonistas, Sebastián Pérez y Salvador, vienen a reprocharse el uno al otro, parafraseando una de las canciones de moda que resuenan en bares y las famosas stories de Instagram, que tuhistoria está mal contá’ y nadie te la cree. Y es que todo empezó en mayo de 2019, tras las elecciones municipales del 26-M.
Sabiendo que el PSOE con diez concejales y Podemos-IU (ahora Unidas Podemos) con tres no tenían mayoría suficiente para formar gobierno, el entonces PP de Pérez comenzó su ronda de contactos en busca de aliados. Las negociaciones se extendieron hasta mediados de junio, cuando el día 15, Luis Salvador fue el que le dio al botón de encendido de aquel Corpus. Pero, antes de adelantar acontecimientos, hay que ahondar en aquellos días previos.
Las negociaciones ya están en marcha, pero se gestionan desde las direcciones nacionales. El 4 de junio, según la versión de Pérez, se pone al frente de la negociación el presidente del PP de Málaga. Empiezan a gestionar de forma interna el cambio de cromos para que el PP logre la Diputación malagueña con el apoyo de Cs.
A menos de 48 horas de la votación, el acuerdo de las derechas seguía bloqueado por Vox, ya que las desavenencias entre Onofre Miralles y Pérez eran conocidas. Al menos, eso parecía a ojos de todos, pero, como ya publicó este diario, eso fue lo que todos quisieron creer. Sí, Miralles aseguraba que no auparía a Pérez a la Alcaldía, aunque sí daría los tres votos de su partido al PP si era otro el candidato (Pérez se negaba rotundamente), pero nadie quiso creer algo que la diputada por Granada de Vox, Macarena Olona, desveló tiempo después: el cumplimiento de la disciplina de partido en caso de haber sido Pérez el candidato.
A ese desencuentro personal entre Miralles y el popular, se sumaba que en Génova ya había varias desavenencias con un Pérez –le llegaron a ofrecer el puesto de delegado de la Junta en Madrid o concurrir como senador a las elecciones venideras– que siguió enrocado en su sillón de presidente provincial, concejal electo y candidato a la Alcaldía, por lo que, presionados también por el entonces fontanero de Cs Fran Hervías, se creyeron aquella versión.
Si bien, según Pérez, ahí ya estaba todo pactado, pues se habían producido una serie de “traiciones” y se habría rubricado a sus espaldas –no lo sabría hasta la mañana del sábado 15– el pacto con un alcalde naranja.
Onofre Miralles y Luis Salvador se reunían en el piso de una amiga en común, cita en la que se habría pactado el apoyo de Vox a la investidura de Salvador. Esa tarde, en el Hotel Meliá, Sebastián Pérez se reunión también con Salvador. Todo ello, mientras de forma paralela Hervías y Teodoro García Egea continuaban con su negociación. Eso sí, Sebastián se veía alcalde y así lo dijo.
Horas más tarde, el supuesto veto de Miralles a Pérez parecía continuar y era aprovechado por Cs que ya no daba marcha atrás: o la Alcaldía o Paco Cuenca sería alcalde; mientras que el popular tampoco aceptaría la propuesta de su partido de dar un paso al lado, por lo que la madrugada del sábado, Génova se aferró a la opción de al menos entrar en gobierno con un pacto a la andaluza, pero al revés: la Alcaldía para Cs y por cuatro años.
Otra vez reunidos en el Meliá, con aún concejales del PP negándose a apoyar una investidura naranja, Sebastián Pérez se cita con Salvador, otra vez, y de palabra le saca el acuerdo del 2+2, un pacto que, según fuentes cercanas a aquella negociación, el actual alcalde habría aceptado como placebo para que Pérez lo votase, ya que primaría el acuerdo nacional, el de los 4 años.
Sebastián Pérez estaba desaparecido públicamente, pero viajó a Madrid a una reunión pactada entre García Egea, Hervías y el propio Salvador, en la que, según Pérez, el alcalde le dijo que había pactado ese 2+2 con él solo para que le votase. Lo cierto es que entonces Génova mantenía el acuerdo de una Alcaldía por 4 años para los naranjas, aunque Pérez aseguró que ahí “le dieron carta blanca” para la alternancia.
Tras presentar el 27 de junio la distribución de funciones del equipo de gobierno, Pérez aparcó la polémica, pero lo cierto es que esa tregua terminó dos meses después. Durante la apertura del curso político, el 22 de agosto, Sebastián Pérez volvió a lanzar su órdago: “Que el PP, estoy hablando de siglas, no de mi persona, sea gobierno en dos años”, algo que estuvo en el candelero cuando unas semanas después, cuando se cumplían los 100 días de gobierno, hubo ese llamado “cruce de agendas” que generó otra crisis municipal.
Tras ello, el desgaste de Pérez en su lucha interna con Génova se fue incrementando hasta el punto de que meses después, en enero de 2020, dio un paso al lado a nivel provincial.
Tras sentirse “apretado”, como él mismo reconoció, en enero de 2020 Pérez dimitió como presidente provincial, tras lo que empezó a tener menos espacio entre sus compañeros del equipo de gobierno municipal. Y es que, con la llegada del confinamiento por la pandemia, se sitió desplazado hasta el punto de sufrir un “trato humillante y vejatorio”, en palabras suyas, ya que se le vetó y se gestionaron las áreas municipales a sus espaldas, lo cual habría propiciado que, en septiembre, decidiese renunciar a sus competencias.
La debaclede Cs se intensificaba y Fran Hervías abandonaba el partido para pasarse a las filas del PP. Comenzó de nuevo a hablarse con fuerza del 2+2, ya que el propio Hervías llegó a decir que sí que existió ese pacto entre Pérez y Salvador. Tras meses de silencio, Sebastián Pérez comenzó a asegurar en sus círculos más cercanos que se encontraba engrasando la maquinaria: una vez pasaran las elecciones de Madrid (el 4 de mayo), saldría a contar su versión sobre aquel pacto.
Una convocatoria anunciada el 25 de mayo fue la previa para conocer que, tras 35 años, Pérez abandonaba el PP. En una rueda de prensa en el Meliá, donde fraguó ese 2+2 que defiende, y justo dos años después de los comicios, Sebastián Pérez contó su versión sobre lo ocurrido, anunció su adiós a la familia popular y dio su ultimátum: si Salvador no dimite o el PP no rectifica y le quita el apoyo, sería capaz de votar al socialista Paco Cuenca en caso de registrarse una moción de censura.
Tras ello, lo ocurrido hasta ahora también se sabe: Salvador sigue aferrado a la Alcaldía apoyándose en el Pacto Antitransfuguismo firmado por los partidos, mientras que el PP ve con buenos ojos hacerse con el bastón de mando y que el concejal Luis González se cuelgue el collar de alcalde. Sin embargo, para Pérez su única opción entre los populares es el concejal (y también su amigo) Francisco Fuentes.
El viernes, PP y Cs mantuvieron una reunión en la que, por sorpresa, se presentó también Luis Salvador, quien se definió como un “espartano”, en lo que sería la particular guerra del Peloponeso de la Plaza del Carmen. Habrá que esperar para ver finalmente quién desempeña el papel de Atenas y quién el de Esparta.
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