Silencio, se enseña: El instituto de Granada en el que los alumnos ponen deberes a los profesores
Educación Granada
El IES Severo Ochoa, el único que oferta Bachillerarto de Artes Plásticas y Escénicas, vive sus jornadas culturales con el estreno de un corto, un musical y una obra de teatro, entre otras actividades
Enseñar es trabajo más de fragua que de pizarra y tiza. Hace falta el calor que moldea el meta, yunque y martillo. Esfuerzo sostenido para mantener la atención de los chavales y motivarles. Y a veces ese trabajo lleva a darle la vuelta a la forma de trabajar como a un calcetín. Y en el IES Severo Ochoa un grupo de estudiantes han sido los encargados de poner deberes a sus profesores. "Ha sido un aprendizaje bestial", resume Silvia Gutiérrez, profesora de Lengua y Literatura y responsable, junto a Pablo de la Iglesia, del corto cinematográfico estrenado en el marco de la semana cultural del centro, dedicado al mundo griego.
"Es un tema que nos zarandea", comenta una trabajadora del instituto al centro después de la premiere. Se harán pases para que todo el centro asista a la proyección de Cuando los cuervos callen, escrita, dirigida, rodada y producida por alumnado de primero de Bachillerato del centro. 60 personas han participado en la creación de este audiovisual. Recreo a recreo, con toda la voluntad y pocos medios, han realizado un corto que les permitió retomar el modo de trabajo previo a la pandemia, enarbolar la bandera del pensamiento crítico y lanzar un mensaje reivindicativo.
El Severo Ochoa es el único centro de Granada que oferta Bachillerato de Artes Plásticas y Escénicas, pero en el corto participan los matriculados también en el resto de especialidades. La realización de esta producción (modesta, pero muy digna) se enmarca dentro del proyecto Comunica del centro. Se inició con Grecia como primer eslabón de una cadena que quiere recorrer la historia desde la Antigüedad hasta la actualidad. El corto tiene en la filosofía una de sus patas. La otra está en la crítica al sistema educativo. En un ejercicio metarreferencial, los estudiantes que rodaron el corto se encontraron con los problemas a los que apuntan directamente con el dedo en su obra.
"Aquí tenemos un escenario. El resto, todo, lo han puesto los alumnos", explica Silvia Gutiérrez. Desde la cámara a micrófono. El vestuario del coro lo hicieron las madres y abuelas de las alumnas, que también participan en otras dos obras del centro, Atardecer en Mitilene, obra de Andrés Pociña, y Helena, a cargo de alumnos de Literatura Universal a cargo de María del Mar Enríquez.
"Es un corto ecológico", bromean sobre la escasez de medios con la que se trabajó durante el rodaje. Se filmaron 30 horas, tiempo que se sacó de debajo de las piedras. "Nos coincidió con la semana de exámenes", comenta el grupo. Las actrices del coro llegaron a hacer una exposición en clase de Filosofía con el vestuario para su papel en el corto. Alicia Reyes, Paula Castro, Laura Jiménez, Daniela Solís, María Rodríguez, Mari Ruiz, Helena Cerezo, Clara Bomatter, Gabriel Sgambato, Dario Escabias, Óscar Castro, Lucía Moral, Clara Fernández y Miguel Fernández fueron protagonistas de esta pequeña gran proeza. Mercedes Giménez, docente, se encargó de los arreglos de sonido. Como protagonista del corto, un docente, Antonio G. Amador, en el papel de Néstor. Su oponente, Silvia Gutierrez, en la piel de una directora que entiende la disciplina y el aula como marcos necesarios del proceso de aprendizaje.
"Se le dio ideas a Pablo [de la Iglesia] y él escribió el guion". Ha sido su segundo corto tras su estreno con Las buenas mujeres no hablan. Para preparar el terreno, De la Iglesia puso a los profesores que participaron en el proyecto a trabajar. Vieron películas, se trabajó sobre el guion y se rodó, sin tiempo para ensayos. "Tenía que salir a la primera", recuerda el jovencísimo creador. El último día de rodaje se brindó con Champín.
"Trata sobre la crisis del sistema educativo", resume Gutiérrez, que asume que esa crisis que se critica dentro de esta creación es la misma que se vive en la realidad. "Han participado 60 alumnos y todos han aprendido", añade la docente, que destaca la calidad de los trabajos que han hecho sobre el Quijote o Cervantes, en los que se ha demostrado que el Siglo de Oro de las letras y el autotune no tienen que estar precisamente peleados.
"Tienen 16 años y son unos profesionales", destaca la profesora sobre el reto que ha supuesto levantar esta obra que esta semana ha cosechado el merecido aplauso de los compañeros. "Todo son felicitaciones, creo que ha gustado", afirma De la Iglesia. "Se han quedado sorprendidos porque no creía que iba a tener esta calidad", añade Gutiérrez. Las proyecciones han tenido lugar en el salón de actos, rebautizado (por aquello de Grecia) como teatro.
Semana Griega
A lo largo de estos días el centro ha mudado la piel de sus pasillos para acoger las actividades de su semana cultura. Han realizado una gynkana matemática, desarrollado talleres de escritura griega y representado danzas griegas. También se incluye un desfile de panateneas en la jornada del jueves, en la que todo el que quiera podrá ir al estilo de la Grecia Clásica, o la presentación del libro de cuentos de Lydia Carrillo. Los platos fuertes han sido los estrenos del corto Cuando los cuervos callen, el del musical Hércules, a cargo de los estudiantes de segundo de Bachilleraro de María del Mar Enríquez, y Atardecer en Mitilene, de Andrés Pociña, que tenía previsto asistir al estreno. Esta obra tendrá su gira y se representará en varios escenarios de la provincia.
Estas actividades han permitido al centro recuperar los trabajos colaborativos, cercenados por los protocolos de prevención de contagios de Covid. Para realizar estos proyectos, y los relacionados con otras materias de Lengua y Literatura que también han echado mano de recursos audiovisuales, los alumnos "han tenido que documentarse". "Es fundamental trabajar por proyectos", expresa Gutiérrez, que destaca que "cualquiera" de sus alumnos puede contar la vida y obra de Cervantes "sin hacer ningún examen". En el sustrato de esta forma de trabajar la docente defiende la necesidad de implicar al alumnado y removerle, interesarle. Si no es así "de ahí viene el fracaso, y la necesidad de dar títulos con suspensos", reflexiona sobre los últimos cambios en los decretos de Secundaria y Bachillerato.
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