De investigadora en precario a empleadora

Araceli González es muy conocida ahora entre el personal de la Universidad de Granada porque acaba de obtener la Starting Grant, una ayuda económica que viene como agua de mayo en tiempos de crisis. Pero ha tenido que pedir que su proyecto comience lo más tarde posible (abril de 2016) porque por el momento no cuenta con espacio para poner a funcionar la investigación.

Hasta hace apenas tiempo ella pedía trabajo, incluso todavía no tiene garantizada su estabilidad en la UGR, pero ahora tiene en su mano dar empleo a investigadores. Tiene previsto que el dinero le llegue para hacer 3 contratos predoctorales de 4 años y 3 posdoctorales de 2 años. Esto sería aproximadamente la mitad de los fondos obtenidos; el resto serían para compra de equipamiento y consumibles.

Esta investigadora trabaja por ahora bajo el paraguas de un grupo de investigación de la UGR (Química Organometálica y Electrónica molecular) que le permite tener espacio, ayuda y tiempo para arrancar su proyecto. El uso de determinados equipamientos se hace mediante peticiones de colaboración a otros lugares, por lo que se tiene que poner en lista de espera para cada cosa. Esta ayuda europea va a suponer, según prevé la científica, "un cambio abismal".

Su trabajo consistía en la síntesis orgánica con distintos objetos. Pero buscó un tema de especial interés científico como es el grafeno. "Me decían que era un campo donde se estaban haciendo tantas cosas que era muy difícil destacar", recuerda Araceli González, de cuando esbozaba su idea. Su propuesta está lejos de los que buscan aplicaciones futuras del grafeno, pues lo suyo es ciencia básica, pero como todo, en el futuro podría tener aplicación.

El grafeno tiene unos defectos en su composición y "nadie ha mirado cómo afectan". Esta investigadora se ha propuesto analizar las propiedades derivadas de esos defectos para obtener ventajas de ellos.

Tiene por delante aún 4 años de su contrato Ramón y Cajal en la UGR, pero la investigadora aspira a conseguir una de las tan preciadas plazas de profesora titular (sobre todo desde la restricciones de contratación impuestas con la crisis) porque es fundamental para seguir pidiendo otros proyectos, que obligan a garantizar la vinculación a un centro durante unos años.