"Hay que ir a la calle y hablar con los protagonistas de las noticias"
La corresponsal, con una dilatada experiencia en países en conflicto, ofreció lecciones de buen periodismo a alumnos y profesores
Con más de treinta años de experiencia y después de haberse recorrido la práctica totalidad de países del mundo como corresponsal de Televisión Española, la periodista Rosa María Calaf se acercó ayer hasta la Facultad de Documentación y Comunicación de la UGR para hablar sobre periodismo. Pero periodismo del bueno, de ese en el que los profesionales se acercan "hasta el lugar de la noticia y, estando a pie de calle, hablan con los protagonistas, conocen su historia y la trasmiten a la ciudadanía". Y también para disertar sobre su faceta como corresponsal en el extranjero pues, taly como recalcó, para hablar de los problemas que suceden en el mundo sólo hay una forma: conocerlos de cerca. Algo que solo se consigue "viajando al país en cuestión, no sólo durante el transcurso de la crisis o el problema sino también antes y después". En su opinión es la única forma de cambiar la realidad: "Nunca hablamos de las post-crisis por lo que no aprendemos nada de ellas".
De ahí que pusiera un especial énfasis en la necesidad de luchar por una globalización real. "Aunque hemos sabido abolir las distancias no somos capaces de abolir las diferencias", lamentó refiriéndose a los millones de personas que pasan hambre en el mundo mientras que aquí "decimos que estamos en crisis". Bien es cierto que los problemas que vive España, como reflexionó, son más profundos que las dificultades económicas: "Es un conflicto de valores donde lo material está por encima del ser humano". Por eso, todas estas circunstancias son en otros países "insultantes", sobre todo en sitios donde "no tienen nada que comer". "El esfuerzo, nuestro esfuerzo, debería estar dirigido a ser mejores personas y no a tener más cosas".
No dudó incluso en culpar a los propios periodistas del nacimiento sorpresa y espontáneo de la crisis, que se conoció en apenas un fin de semana pero venía de tan lejos que debió haberse identificado mucho antes: "En ese momento no hicimos bien nuestro trabajo". También criticó el lenguaje periodístico que se está imponiendo y que, en muchos casos, está escondiendo una realidad mucho más cruda. Cuando por ejemplo se utiliza "ERE" y lo que se quiere decir es despido, "copago sanitario" cuando se trata en realidad de un repago, "crecimiento negativo" cuando es recesión, "ajustes" cuando son recortes o "regulación fiscal" para no asustar con la subida de impuestos.
Por todo ello, hizo un auténtico llamamiento a la educación ciudadana, que debe hacerse desde los colegios para eliminar esa "patata tóxica" que se está dispensando sin que nadie haga nada por evitarlo, al tiempo que remarcó la importancia de la investigación. Pero no inmersa dentro de esa nueva moda que llaman "periodismo de datos", que no es más que lo que siempre se ha hecho "pues siempre han sido necesarios los datos y las cifras para trabajar en este oficio".
En una entrevista posterior con este periódico, Calaf profundizó en las dificultades y contradicciones que está viviendo el periodismo: "Como ahora mismo, que está en pleno proceso de transición -lo que siempre trae un componente de incertidumbre-, pero que también supone un mundo de posibilidades pues hoy los periodistas tenemos más herramientas que nunca". En este punto, valoró la importancia del contenido frente a la 'plataforma' en la que se ofrece, sea un televisior, un periódico, una radio o un tablet pues "lo importante es no distraerse, que los periodistas escojamos de entre los miles de mensajes que llegan los más relevantes" y saber contrastarlos porque con ellos se va construyendo la realidad". "Hay una pérdida de valores absoluta donde sólo prima el todo vale y la inmediatez, que son una serie de puntos que deberíamos analizar". En este sentido, se mostró a favor de luchar por un periodismo que se acerque "donde está el silencio y haga visible lo invisible", algo que "molesta a mucha gente motivo por el cual se está desprestigiando a los profesionales de la información para que su influencia sea menor". Por eso insistió: "Los periodistas tenemos una responsabilidad extraordinaria y, por tanto, un futuro fantástico pese a la crisis si lo sabemos hacer bien". Afirmación con la que Calaf lanzó un mensaje de optimismo ante la difícil situación que viven los medios de comunicación para "que recuperemos una posición activa, no perdamos nuestra influencia y no nos convirtamos en lectores de comunicados o comparsas de ruedas de prensa".
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