El 'jefe tóxico', un problema laboral
El 36 por ciento de los trabajadores considera que su jefe tiene que someterse a un examen psicológico · El problema se origina al acceder a un cargo sin la formación oportuna

Dice el refranero popular que "si quieres conocer a Juanillo dale un carguillo". Porque el poder es modulador y cambia a las personas, su personalidad. No en vano, según un estudio, el 36 por ciento de los trabajadores consideran que su jefe tendría que someterse a un examen psicológico. Porque proliferan los llamados 'jefes tóxicos'.
El psicólogo Iñaki Piñuel, experto en mobbing y quien acuñó el término de 'jefe tóxico', ofreció el miércoles una conferencia dentro del curso de Experto en Gestión Sanitaria de la Escuela Andaluza de Salud Pública de Granada.
Según Piñuel, el 'jefe tóxico' se define en la práctica como "aquel que por incapacitación extiende una toxicidad psicosocial, crea mal ambiente de trabajo". Los trabajadores reconocen fácilmente a los jefes tóxicos pero ellos no.
La existencia de estos directivos es cada vez más común. De hecho, tienen formas de conducirse similares, "aprovechan la ventaja que tienen sobre el trabajador para pedirles lo imposible, realizar prácticas negativas, mobbing o exponer su salud psicolaboral".
El problema es que el 'jefe tóxico' crea también organizaciones tóxicas. "Consiguen que sólo trabajar en ellas sea victimizador, que haya estrés, mal ambiente", explicó el experto.
Aunque no en todos los casos, a veces detrás de estos hay jefes narcisistas, paranoides o psicopáticos. "Otras veces no hace falta. Hay mandos que están a la defensiva por su falta de preparación y éso se convierte en hostilidad. Combaten la falta de calidd con comportamientos negativos".
Para el psicólogo, la gran asignatura pendiente es formar a directivos de calidad. El problema es que el español piensa que "la dirección o la jefatura es un arte que se tiene o no se tiene. Que se nace con él", cuando la realidad es que a ser jefe se aprende. Esta actitud a lo único que lleva es a que el jefe no sienta la necesidad de formarse.
La efectividad de acciones formativas específicas se comprobará con la medición de los rasgos de los trabajadores para ver si cambia la actitud y formación de las clases directivas. "Si no, las medidas se quedan sólo en voluntad", matizó el psicólogo.
Piñuel realizó su ponencia dentro de un curso de la Escuela de Salud Pública sobre gestión sanitaria. Precisamente, los hospitales son grandes empresas, con miles de trabajadores, y tradicionalmente mal gestionadas con cientos de quejas.
"El problema en los hospitales públicos es que los sistemas de promoción están fundamentados en el paso del tiempo y no en la destreza de la persona. Al jefe lo ponen por antigüedad con independencia de que valga para ello, por lo que la probabilidad de que promocionen personas sin habilidad es más alta", dijo el experto, que extendió este problema a toda la Administración pública.
Así, se producen muchas veces la situación de que "se ha perdido un gran médico y se ha ganado un mal jefe". Porque un médico excelente en su especialidad no tiene que serlo también como gestor o directivo.
En cambio, "en los hospitales privados sí están más orientados a escoger a los mejores".
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