Una jornada de proclamas y batukada
La Plataforma 8 de marzo celebró ayer la tradicional manifestación por el Día Internacional de la Mujer, que este año se ha teñido de un marcado carácter reivindicativo ante la reforma laboral y la de la ley del aborto
Alrededor de 700 personas salieron ayer a la calle para unirse a la manifestación convocada por la Plataforma 8 de marzo, compuesta por 58 asociaciones, ONG, sindicatos y partidos políticos. A priori, y pese a la heterogeneidad de los convocantes, el motivo de la marcha estaba claro: reivindicar la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Sin embargo, los matices, la amplitud de las exigencias y reivindicaciones, variaba considerablemente desde la cabecera hasta la cola de la manifestación.
Un observador cualquiera podía llevarse impresiones muy diferentes en función de dónde dirigiera su mirada. La cabecera de la manifestación, donde se colocaron los principales representantes públicos -allí estaban la delegada del Gobierno, los representantes sindicales y varios concejales del Ayuntamiento de Granada, por ejemplo-, fue la que menos alardeó del carácter reivindicativo que los sindicatos y formaciones como la del 15-M quisieron imprimir a la manifestación. Precedida por una batukada y portando una pancarta morada de la plataforma, la cabeza de la manifestación evitó las proclamas y cualquier signo de partidismo. De hecho, el concejal de Igualdad del Ayuntamiento, Fernando Egea, llegó a pedir a la Secretaria de Igualdad de CCOO de Granada, Maylo Sánchez, que retirara una pequeña pancarta en contra de la reforma que la sindicalista había pegado sobre el cartel principal.
Antes del inicio de la marcha, el concejal popular explicó que hay que seguir trabajando desde todos los ámbitos para "avanzar en la corresponsabilidad en el hogar y en el empleo digno e igualitario entre hombre y mujer", recordando que, ante todo, hay que conseguir que "desaparezca" la lacra de la violencia de género.
Más concreta fue la secretaria de Mujer de CCOO y miembro de la Plataforma 8 de marzo, Maylo Sánchez, que aseguró que este año la celebración del Día Internacional de todas las mujeres "tiene un marcado carácter reivindicativo en base a los recortes que está aplicando el Gobierno del PP y en base también a la reforma laboral".
Sin embargo, a medida que avanzaba la manifestación -y se alejaba la música-, era cuando comenzaban a vislumbrarse los primeros carteles reivindicativos y a escucharse los primeros gritos a favor del aborto o en contra de la reforma laboral. Desde el primer momento los sindicatos quisieron convertir la manifestación en un acto reivindicativo, pero en la práctica fueron los integrantes del llamado Bloque Crítico -un grupo que reúne a miembros del 15-M, de la Plataforma contra la Crisis y de Izquierda Capitalista, entre otros- los que lo consiguieron. Su lema era tajante: "Nada que celebrar, sino por lo que luchar". Miguel Ángel Rojas, uno de los portavoces de la Plataforma contra la Crisis, indicó que el objetivo del Bloque Crítico era salir a la calle para afirmar que, en los momentos de dificultad, la mujer -y el resto de los colectivos más vulnerables- es la que está "pagando el pato de la crisis".
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