El laberinto de la tumba de García Lorca
La teoría de la profesora de la UGR Natalia Arsentieva de que sus restos reposan en un panteón en Valderrubio abre una nueva vía en el intrincado enigma sobre su muerte

Ian Gibson, durante años el gran factótum de todo lo relacionado con Federico García Lorca, se muestra en los últimos tiempos más que escéptico sobre el lugar en el que descansan sus restos y apunta a la familia como la depositaria de un misterio que, con motivo del 80 aniversario de su fusilamiento, está haciendo correr ríos de tinta. "Me gustaría que dijeran delante de un notario: no sabemos nada de eso. Laura (García Lorca, sobrina del poeta) dice que están en Alfacar, pero las dudas siguen", lamenta el hispanista. La familia, por su parte, se mantiene firme en su decisión de no desenterrar sus restos para dar testimonio de las causas de su execrable crimen. Y en este contexto aparece la nueva vía desvelada a este periódico por la profesora de la UGR Natalia Arsentieva, que aporta nuevos testimonios orales que sitúan los restos del autor de Yerma en el cementerio de Valderrubio, enterrado en el panteón familiar de la familia Mazuecos Rueda.
Es una nueva hipótesis sobre el supuesto desenterramiento del poeta al poco de ser ajusticiado, que se suma a la de Fernando Guijarro, que apunta a que la familia del poeta llegó a un acuerdo con el estado franquista para trasladar su cuerpo a la Huerta de San Vicente. En este contexto, la teoría apuntada por la profesora Arsentieva encajaría mejor con la postura que mantuvo la familia después de que asesinaran a Federico García Lorca, ya que, además de exiliarse para siempre en Nueva York, desestimó cualquier acercamiento y utilización política por parte del régimen, llegando incluso a negarse a que el parador de Sierra Nevada llevara el nombre del poeta, tal y como propuso en la década de los sesenta Manuel Fraga, por entonces ministro de Información y Turismo. Incluso se llegó a apuntar en su momento que el cadáver podría haber sido trasladado al Valle de los Caídos por un empeño personal de Francisco Franco de convertir el mausoleo en un lugar 'sui géneris' de reconciliación nacional.
Todas estas teorías salieron 'indemnes' tras la búsqueda de Lorca de 2009 en Fuente Grande, siguiendo las investigaciones de Ian Gibson, que a su vez se basó en el testimonio directo de Manolo el Comunista. Y en apenas unos días, Miguel Caballero retomará los trabajos que tuvo que abandonar en 2014 en el entorno del Peñón del Colorado, en el curso de unos trabajos que tienen como objetivo principal encontrar los restos del maestro Dióscoro Galindo, ajusticiado junto al poeta.
Respecto a la investigación de Arsentieva, Laura García Lorca afirma desconocer esta teoría aunque apunta que le parece un nuevo "disparate". "Me parece algo inverosímil, sobre todo teniendo en cuenta que si Eloy Mazuecos era tan amigo de mi abuelo y había esta historia detrás tendría que haber escuchado alguna vez su nombre, y no es así", subraya la sobrina del autor de Romancero gitano, que desliza también el impacto inmediato y la notoriedad que alcanzan todos los investigadores lorquianos. "Hay un poco de hartazgo, no me parece bien que se dé pábulo a un hombre que dice que lo asesinaron por una cuestión de lindes de tierras, son todo cosas disparatadas...", continúa.
Miguel Caballero, por su parte, tiene previsto retomar los trabajos en la supuesta fosa de Lorca el 19 de septiembre y se muestra escéptico con la información aportada por la profesora, aunque en todo caso subraya que se trata de una mujer "muy trabajadora" y que en su campo -es filóloga- realiza una labor minuciosa. "No es más que un viejo rumor que conocemos todos los que hemos estado por Valderrubio y que de alguna manera entronca también con la teoría de que Lorca no nació en Fuente Vaqueros sino en el cortijo Daimuz", comenta el autor de Las 13 últimas horas de la vida de García Lorca.
Según Arsentieva, la operación de traslado, amortajamiento y sepultura en el cementerio de Asquerosa (anterior nombre de Valderrubio) se habría hecho a instancias del padre del poeta, Federico García Rodríguez, y de su amigo o conocido Eloy Mazuecos. Ambos eran hombres "influyentes y adinerados" de aquella zona, donde transcurrió parte de la infancia del escritor y de cuyas gentes y lugares éste tomó la inspiración para algunas de sus principales obras. Estas nuevas pistas le llegaron de forma "casual", en agosto de 2014, cuando se encontraba en Casanueva (pedanía de Pinos Puente situada junto a Valderrubio) tomando testimonios para sus trabajos de investigación sobre la vida y obra de García Lorca. Aquel 20 de agosto, dos vecinos de la localidad le dijeron que ellos sabían dónde estaban los restos de Lorca porque era un secreto familiar transmitido por una de sus ascendientes antes de morir. Ellos se ofrecieron a llevar a la investigadora hasta el lugar donde, según los testimonios, se habría enterrado al poeta de forma clandestina, pero siguiendo el rito tradicional.
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