La larga historia del humilde sacacorchos

SIN duda un instrumento inseparable de las botellas de vino, hay uno en todas las casas, vinotecas y restaurantes. Cuando en los comienzos de la vitivinicultura no existían los recipientes pequeños para almacenar el vino, o cuando después de su creación estos se tapaban con trozos de madera envueltos en tejidos y lacres (que distaban mucho de ser efectivos), no era necesario contar con un instrumento que fuese capaz de abrir las botellas sin romperlas.

Los primeros registros históricos de lo que podría ser el antepasado más remoto del sacacorchos datan del siglo XVII, dando cuenta de la existencia de un instrumento que consistía en un tirabuzón de metal, utilizado por los soldados para extraer las balas del cañón de los fusiles cuando se quedaban atascadas, perforando el casco de las mismas y tirando hacia afuera, una tarea bastante peligrosa que conllevaba riesgos mortales, dicho sea de paso. Ese mismo tirabuzón fue el que primero se usó en Francia para extraer un corcho y el que dio origen a la invención de un utensilio ideado específicamente para esos fines: el famoso sacacorchos en forma de 'T', compuesto por un tirabuzón y un mango de madera ubicado en forma transversal al anterior. Un modelo que todavía se fabrica, se comercializa, y es el más económico de todos los que existen en el mercado. Eso sí, exige tirar con bastante fuerza para extraer el corcho. Un siglo después, en el XVIII, se populariza la botella de vidrio con formas bastantes similares a las de nuestros días y también se expande el uso del corcho de alcornoque.

En el año 1795, un profesor inglés de nombre Samuel Henshall, hizo la primera patente oficial de un sacacorchos, manteniendo la forma de 'T' y agregando una especie de arandela para que haga las veces de tope al haber metido la espiral hasta el final del corcho, haciendo rotar el mismo en el interior del cuello de la botella, lo que redundaba en una más fácil extracción. Por otra parte, existe una versión que afirma que un cuchillero de Irlanda llamado Thomas Read ya había fabricado unos años antes, en 1770, un instrumento muy similar al que 25 años después patentó Henshall. Algunos afirman que le robó la idea, otros que era un objeto parecido pero mejorado, y otros que el señor Read no tuvo la visión comercial que sí tuvo Henshall.

En 1802, otro inglés, Edward Thomason, inventó un modelo más complejo, con la idea de un sistema telescópico de doble acción y roscas en sentidos opuestos con un tipo de mago o empuñadura metálica en el extremo por la que se agarraba. Este modelo evolucionó al sacacorchos de 'alas', que se hizo muy popular en las décadas de 1970 y 1980. A la invención de Thomason, le siguió en 1884 Marshall Wier con el tipo 'acordeón', que consistía en una serie de palancas plegadizas.

Luego, el alemán Karl Wienke ideó un sacacorchos de bolsillo que usaba el mismo pico de la botella como punto de apoyo. En 1930, Dominick Rosati patentó definitivamente el sacacorchos de alas, y en 1979 el estadounidense Herbert Alien ideó el sacacorchos de palanca de tres tiempos, conocido actualmente con el nombre de 'rabbit'. El que más habilidad requiere es el 'de láminas', empleado para descorchar botellas muy viejas con el corcho dañado, ya que este no se agujerea, sino que es 'abrazado' por el sacacorchos.

En la actualidad, el sacacorchos de dos tiempos es el utilizado por la mayoría de los sumilleres y camareros, a pesar de que existen muchos modelos eléctricos.

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