La lista de monumentos granadinos en ruina crece
Lista Roja del Patrimonio
Ya son 23 los bienes de la provincia que se incluyen en el listado
El último en entrar es el Monasterio de San Jerónimo de Baza, que había salido del inventario un año antes
El pasado 31 de octubre, el entonces consejero de Cultura de la Junta de Andalucía, el socialista Miguel Ángel Vázquez, indicaba en sede parlamentaria que “se han realizado trabajos de documentación, cualificación y validación de la información en el Sistema de Información y Gestión de los Bienes Culturales de Andalucía, con vistas a su protección, en 278 bienes patrimoniales” de Granada. Entre ellos, indicaba el entonces responsable de Cultura de la Junta, el Monasterio de San Jerónimo de Baza. Ese mes, el Consejo de Gobierno aprobó la inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultura, con la tipología de Monumento, del recinto. Sin embargo, las medidas institucionales no han evitado que el inmueble vuelva a estar en riesgo de ruina.
“Hundimientos en el ala sur del convento” y filtraciones de agua cuando llueve “al carecer de cubiertas” son dos de los motivos de peso que han hecho que el Monasterio bastetano vuelva a formar parte de la Lista Roja que elabora Hispania Nostra, una asociación sin ánimo de lucro que se dedica a la defensa del patrimonio, de la que salió en 2018 para volver a formar parte de la misma en abril de 2019.
En Granada, y más en concreto en Baza, hay una auténtica ristra de inmuebles dentro de esa Lista Roja, que ha crecido por la incorporación, precisamente, del Monasterio de San Jerónimo. Son ya 23 los elementos singulares de la provincia que están, por su deficiente estado de conservación, en este listado. Granada suma uno con respecto al año pasado y es, detrás de Jaén, la provincia andaluza con mayor número de elementos inventariados en este listado, con 26: 23 en riesgo y dos más que han dejado de estarlo, la muralla zirí y San Nicolás, ambas ‘salvadas’ en 2017. Sólo la provincia de Granada tiene más inmuebles catalogados que una comunidad como Cataluña, con apenas 16.
En 2017 se actuó para proteger una de las alas del edificio, datado entre los siglos XVI y XVIII. La ficha de la Lista Roja dedicada al monumento indica que, sin embargo, “el ala sur permanece totalmente al descubierto”. Un año antes, en 2016, se realizaron por parte del Ayuntamiento tareas de desbroce y apuntalamiento de algunos puntos del convento. Los esfuerzos propiciaron que en 2018 la Iglesia y Monasterio de San Jerónimo “como conjunto” pasaran a la Lista Verde “gracias a la consolidación y construcción de una cubierta. A día de hoy el Monasterio vuelve a presentar grave riesgo de destrucción”, apuntilla el documento elaborado por Hispania Nostra.
La lista de bienes en riesgo es extensa y variada, y tiene como epicentro Baza. Están en riesgo, según Europa Nostra, en la localidad bastetana la Almazara de los Jerónimos, la Torre de Espinosa, la Ermita de San Sebastián, el Humedal del Baíco, la Estación de Ferrocarril, la Torre de las Cinco Esquinas, el Palacio de los Marqueses de Cadimo, el Palacio Episcopal, el Castillo de Benzalema, la Alcazaba, la Casa de los Páez de Espinosa, el Convento de San Antón, las Torres de la Puerta de la Magdalena, el Palacio de los Enríquez y los Baños de la Morería. Fuera de Baza, se consideran en peligro Fuente Santa o de Alcántara de Loja, la Torre Castillo de Freila, el Refugio Elorrieta de Capileira, la Iglesia de San Luis y el yacimiento de Mondragones de Granada, los yacimientos de Montejícar y el Castillo de Torre Pesquera de Algarinejo, que figura en la enumeración desde el 2007, justamente el año en el que nació la iniciativa de listar los bienes en riesgo.
La clasificación de Europa Nostra no puede considerarse exhaustiva ya que no recoge elementos como el Maristán, que recientemente se anunció será objeto de rehabilitación después de 33 años de abandono, o la Casa Ágreda, pero no es ese su objetivo. Según se explica en la web de Hispania Nostra, se trata “llamar la atención de la sociedad, de propietarios y de las instituciones culturales sobre el riesgo a que están expuestos algunos elementos de nuestro patrimonio cultural y que puede conllevar su desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores”.
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