La maldición del asesino convicto
Investigan la muerte de José Molero Guerrero, autor del crimen y violación de la joven granadina Beatriz Collado · Fue hallado el 18 de octubre inconsciente en su celda de la prisión de Burgos

José Molero Guerrero cometió uno de los crímenes más horrendos de la historia reciente de la provincia. Asaltó a su víctima cuando ésta se encontraba dentro de su coche. Se la llevó consigo, la violó, la estranguló por la espalda y arrojó su cadáver al Pantano del Cubillas. La joven se llamaba Beatriz Collado Ramírez y tenía sólo 27 años. Aquel asesinato, que conmocionó a la sociedad granadina, fue la última acción criminal de su historial y de su vida.
José se encontraba preso en el centro penitenciario de Burgos cumpliendo condena por el crimen de Beatriz, cuando el pasado día 18 de octubre fue encontrado en su celda inconsciente, junto a otro recluso. Ambos fueron trasladados al hospital, donde José falleció por causas que aún se desconocen.
Fuentes de Instituciones Penitenciarias confirmaron ayer a este diario que existe abierta una investigación para esclarecer las circunstancias que rodearon el fallecimiento de José. Fue un funcionario de la prisión burgalesa quien le echó en falta -también a su compañero- en el recuento de la hora de la cena. José, al parecer, no presentaba signos aparentes de violencia y no se sabe aún qué ocurrió exactamente. Serán los resultados de la autopsia los que determinen cuál fue la causa de su muerte, de momento tan oscura como fue su vida.
A la espera de las averiguaciones forenses, lo cierto es que parece haber una maldición sobre ciertos asesinos convictos. De hecho, José Molero Guerrero ha tenido un final parecido al del marroquí Taofiq Talbi, que murió en mayo de 2004 también estando encarcelado.
Lo de Taofiq fue un suicidio. Murió en la cárcel de Albolote, asfixiado tras prender fuego al colchón de la celda de aislamiento donde se encontraba recluido. Había sido condenado a 50 años y medio de cárcel por asesinar a martillazos a su compañero, golpear y violar a la pareja de éste, que estaba embarazada de seis meses, en presencia del hijo de dos años del matrimonio e incendiar el cortijo de la localidad granadina de Pulianas donde convivía con ellos.
El crimen de Beatriz Collado se produjo en marzo de 2006. El día 2 de ese mes, el cuerpo sin vida de la joven apareció flotando en el embalse del Cubillas. Del caso se hizo cargo el juzgado de Instrucción 3 de la capital. Durante semanas el suceso copó los titulares de la prensa local y nacional. Finalmente, tras una ardua investigación policial, se le ponía nombre al presunto asesino. José fue detenido junto a su mujer porque tenía el teléfono móvil de Beatriz, una torpeza que fue clave para su localización.
Desde un principio fabuló para tratar de exculparse. Primero, dijo que había comprado el teléfono a un joven del Polígono. Después, cuando todas las pruebas apuntaban hacia él (fue hallado su semen en el cadáver), relató una rocambolesca historia de sicarios turcos, que repitió ante el tribunal de la Audiencia de Granada. Su castigo fue ajustado a la gravedad de su acción. La condena fue de 32 años y medio de cárcel, y la Audiencia estableció expresamente que cumpliera de forma efectiva 25 años.
El tribunal no dudó en recalcar en su sentencia la "crueldad y peligrosidad" de José, que nunca reconoció el crimen; sí la violación, la cual, según él, cometió obligado por los sicarios de su historia, tildada de "absurda e increíble" por los magistrados . El último día del juicio, que se celebró hace dos años , llegó a pedir incluso perdón a la familia de Beatriz por su "participación" en los hechos, insistiendo en que era un delincuente que atracaba y vendía droga, pero no un asesino.
José, que tuvo distintos abogados -varios de ellos renunciaron a llevar su defensa- recurrió la sentencia al Tribunal Supremo, que sólo rebajó la pena en un año. Hasta hace seis semanas cumplía prisión por tres delitos: la detención ilegal de la víctima la noche anterior al hallazgo de su cadáver, la agresión sexual y el asesinato. Tenía además otra condena de 14 años por otro horrible intento de violación y robo con allanamiento de morada en Estepona (Málaga). Ya no la cumplirá, al menos aquí.
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