Las máquinas barren toneladas de nieve para hallar a John
Las tareas se reanudan hoy con la esperanza de encontrar el cadáver · Se ha logrado rebajar el espesor de la nieve de diez a cuatro metros en algunas zonas
Ni los perros ni las máquinas. El tercer día de búsqueda del cuerpo de John H.T., desaparecido tras la avalancha del pasado domingo en la zona del Barranco de San Juan, ha resultado infructuosa pese a que se han removido cientos de toneladas de nieve. Descartada la posibilidad de hallar con vida al montañero, de 42 años, residente en Zafarraya y padre de un niño de corta edad, los esfuerzos se centran en localizar los restos para que su familia pueda comenzar el duelo. Una tarea durísima, que se desarrolla a 2.700 metros de altitud y con el riesgo, sobre todo el mismo domingo y el lunes pasado, de que pudiera producirse otro alud.
Sobre el terreno trabajan 17 agentes del Servicio de Rescate e Intervención de Montaña (Sereim) de la Guardia Civil, junto a cuatro perros adiestrados. Además, Cetursa colabora activamente con dos máquinas pisapistas, que hoy, como ayer, se encargarán de remover cientos de toneladas de nieve de arriba a abajo para intentar localizar el cuerpo del malogrado montañero. Su labor está siendo clave, ya que los medios mecánicos agilizan notablemente el trabajo de los agentes: en cinco minutos las dos máquinas pueden remover la nieve que se tardaría en sondear dos horas.
Al equipo de rescate le acompañan, desde la esperanza de hallar cuanto antes los restos, familiares y amigos de John. Según explicó el alcalde de Zafarraya, José Miguel Muñoz, siguen con "impotencia" los trabajos de rescate. "Seguimos pendientes de lo que pueda ocurrir", señaló el regidor, que también se desplazó ayer a Sierra Nevada. Sus vecinos, en el pueblo "están en estado de shock".
Según su testimonio, ayer se amplió la zona de búsqueda, que se ha centrado en unos 300 metros cuadrados, área en la que se han hallado el piolet del montañero y restos de ropa, al parecer de un gorro, aunque no se ha identificado con certeza como propiedad de John. En ese terreno trabajan los agentes con las sondas -pértigas de apenas tres metros de largo, cuando los espesores de la nieve son de hasta diez, aunque en algunas zonas sí se ha tocado suelo-, los cuatro perros especialistas y las máquinas de Cetursa, que remueven las toneladas de nieve que desplazó el alud. A la conclusión de la jornada de ayer, habían conseguido descubrir el suelo en algunas zonas y en otras rebajar el espesor de la nieve de diez a cuatro metros, lo que podría facilitar el hallazgo del cuerpo.
No está siendo tarea fácil. Los perros están entrenados para hallar el rastro "de personas vivas", y tres días después de la avalancha las posibilidades de hallar al desaparecido con vida "han desaparecido", según explicó ayer el responsable del Sereim a cargo del operativo, Rubén Santos, que agrega que las probabilidades de encontrar el cuerpo a través de los perros "son también mínimas". John pudo fallecer en la misma avalancha, por aplastamiento.
A medida que se va removiendo la nieve se va descartando ese tramo de la montaña porque "hay que ser realistas. Toda la nieve de la avalancha no se va a poder mover", indicó Santos, que aunque desconoce aún cuando darán por finalizada la búsqueda de forma definitiva, entiende que es "cuestión de días".
Cuando fueron sorprendidos por el alud, los excursionistas caminaban en fila y a una distancia de diez metros entre ellos. Uno de los que logró salir consiguió sacar un brazo a la superficie al atisbar algo de luz y el otro quedó sepultado pero con la cabeza fuera, lo que le permitió reaccionar.
Se trata del mayor alud que se recuerda en la zona, con miles de toneladas de nieve desplazadas. Cetursa ya había advertido del riesgo de avalanchas y, de hecho, el mismo sábado se produjeron varios desplazamientos de nieve en la ladera de San Francisco.
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