Dos milagros nacidos en Granada el primer día del estado de alarma por el coronavirus

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Cristina Granados y Erika López dieron a luz a dos niños sanos sin complicaciones en mitad de la crisis sanitaria: "Ya tengo una historia que contarle al enano cuando crezca"

El padre de Gael, John Fisher, sostiene a su bebé nacido el primer día de estado de alarma en España. / G. H.
Isabel Vargas

17 de marzo 2020 - 00:00

Granada/Hasta hace una semana, Granada era una de las pocas provincias en toda España libre de coronavirus. En poco tiempo se han confirmado decenas de casos y han fallecido varias personas. Sin embargo, la vida siempre se abre paso entre tanta crisis y caos generalizado. Lo puede asegurar Cristina Granados después de dar a luz a un bebé sano la madrugada del domingo en el hospital Clínico del PTS. "Ha nacido en la madrugada del día que se activó el estado de alarma. ¿Cómo no voy a comprar el periódico. La portada es significativa. Pocas veces se ha activado el estado de alarma en este país. Ya tiene una anécdota que contar cuando sea más mayor", cuenta entusiasmado Manuel Martín, el papá de Ángel.

La pareja granadina se acercó sobre las cinco de la tarde del sábado a urgencias donde les dieron unas mascarillas al entrar. "Durante el parto todo fue normal y pude estar dentro. Estaba más agobiado por el parto que por la situación en general", admite el padre de la criatura mientras ríe. A las diez de la noche, los futuros padres escucharon aplausos mientras el bebé estaba en camino. "No sabíamos de quiénes eran, ni el porqué. Luego me enteré cuál era el origen: el aplauso en todo el país para rendir homenaje al personal sanitario. Imagínate, estuvimos incomunicados hasta que nació a las 4:20 de la mañana. Fue una noche muy larga", relata Martín.

Cristina Granados sonríe junto a su bebé recién nacido en el PTS. / G. H.

Los padres de Ángel, uno de los bebés nacidos el primer día del estado de alarma, están "tranquilos". "Como nos hemos salido a la calle, no sabemos lo que está pasando. Nos informamos a través de los periódicos y de las redes sociales. Lo más raro es que nuestra familia no puede venir a vernos. Las visitas están muy limitadas", declara el informático granadino. El niño, que nació pesando 3.800 gramos, sigue ingresado. "Estuvo en cuidados intensivos. Al nacer tragó mucho líquido y le costaba respirar. Al día siguiente estaba en cuidados medios. Está sano", reconoce.

El personal médico del PTS, dice, se ha portado "súper bien" con ellos. "Son apañados y atentos en la planta de maternidad", destaca. Respecto a las medidas se seguridad que tuvieron que poner en práctica estos días, Martín habla de lavarse mucho las manos con geles desinfectantes. "Hoy ya se han visto muchos más profesionales con las mascarillas y hay muy poca gente", admite. Mientras, a la mamá de Ángel, a la que dieron ayer de alta, le han permitido quedarse en una habitación dedicada a lactantes. "A ver si mañana nos dan el alta y nos podemos ir a casa a pasar la cuarentena tranquilos. La vida sigue adelante. Que sigan naciendo niños es una buena noticia", se despide emocionado Martín.

Ángel no fue el único bebé granadino que nació el domingo, primer día oficial de estado de alarma decretado por el Gobierno central. Erika López tenía previsto dar a luz el 29 de marzo, pero el parto se adelantó dos semanas. "El domingo nos fuimos al Materno Infantil. Llegamos sobre las siete de la mañana. Nació a las 10:40. Cuando cogimos el coche no sabíamos si nos iba a parar la policía. No sabíamos cómo iba a estar la cosa", recuerda la cardióloga granadina, que ya se encuentra junto a su recién nacido (al que le han llamado Gael), su pequeña de dos años y su marido, John Fisher, en casa.

Erika López junto a su bebé recién nacido y su pequeña de dos años. / G. H.

"Nos ha tocado parir en este preciso momento. ¿Qué le vamos a hacer? Ahora dicen que van a prologar el estado de alarma. En cierto modo quería que viniese antes. Ahora la cosa está media tranquila", admite López. "A mí marido lo dejaron fuera. Llegué al filtro. Había una línea roja a un metro de distancia o más de la chica que me atendió. Le conté que pensaba que estaba de parto y me ingresaron. Cuando entré a dilatación y lo dejaron a él fuera me eché a llorar. "Estamos dejando pasar a las parejas", me avisaron. Y me tranquilicé", narra la mamá de Gael al otro lado del teléfono mientras le da el pecho.

Entre las precauciones está no darle besos a la criatura, ni dejar que nadie vaya a verla. "No salir, ni sacarlo tampoco. Los abuelos, que vivimos a diez minutos de distancia de ellos, no lo pueden ver. Ni mis hermanas. Da pena. He estado en el hospital sola. Mientras, mi hermana se quedó con la enana. Él se volvió con ella. A veces te cansas de tantas visitas pero en esta caso las he echado de menos", relata la cardióloga.

López siente no estar ayudando a sus compañeros en el hospital Santa Ana de Motril donde trabaja durante esta crisis sanitaria sin precedentes. "Están pasando un mal rato. Los apoyo muchísimo, a ellos y a todo el personal de los demás hospitales, que los conozco porque he trabajado en los tres hospitales", subraya la cardióloga, que cree que "el cuerpo de una embarazada es imparable". Como imparables serán los demás bebes que lleguen al mundo durante estos meses de confusión y desconcierto. Pequeños milagros frente a las malas noticias. ¡Enhorabuena!

Gael duerme tranquilo en casa después de que a su madre le hayan dado el alta. / G. H.

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