Una mirada con perspectiva de género por el 8M en Granada: las visiones de una lucha común por la igualdad de la mujer
8 de marzo de 2022 | Día de la Mujer Trabajadora
La provincia celebra una nueva jornada de reivindicación del papel de la mujer con multitud de actos y la tradicional manifestación del 8 de marzo
Seis testimonios granadinos dan voz a la situación que aún viven ellas en el mundo empresarial, académico y del deporte
Granada/Vértigo. Miedo. Reto. Peso. Constancia. Diferente. Estas seis palabras son un resumen de lo que aún, a día de hoy, significa el ser mujer trabajadora. Así lo sienten ellas, las que día a día viven en primera persona una evolución que va llegando a paso lento y que días como hoy, 8 de marzo, solo busca una comunión para romper las barreras internas y externas que todavía existen y de lo que Granada no es una excepción.
Hace casi medio siglo, 47 años para ser exactos, las mujeres de Islandia derribaron el primer muro. El 24 de octubre de 1975 el 90% de las islandesas no acudieron a sus puestos de trabajo y todo el país quedó congelado por completo. Aquella mañana los bancos tuvieron que cerrar, las tiendas no abrieron, ni tampoco las escuelas, plantas enteras de fábricas quedaron paralizadas, periódicos se quedaron sin salir... Todo quedó paralizado por una movilización que sacó a la calle a más de 25.000 mujeres en Reikiavik.
Aquella fue la primera gran lucha por la igualdad de género de la historia y fue el ejemplo que dio pie a que ahora, casi 50 años después, la mujer siga reivindicando cada 8-M su puesto en la sociedad: simplemente estar en el mismo peldaño que el hombre. Desde entonces ya se han roto muchas barreras para ello, sin embargo, todavía quedan otras muchas para lograr esa ansiada igualdad. Así ocurre en todos los ámbitos y así lo ha podido comprobar Granada Hoy a través de una serie de entrevista por separado con tres parejas de mujeres de dos generaciones distintas del ámbito del deporte, de la empresa y del académico, que han puesto en común la visión sobre el papel femenino que tienen cada una de ellas. Y esa mirada, sin quererlo, es diferentemente igual en cada una de ellas.
La rectora de la Universidad de Granada (UGR), Pilar Aranda, la directora general del Granada CF, Patricia Rodríguez, y la presidenta de Covirán, Patro Contreras, son tres ejemplos de mujeres que han roto uno de esos techos de cristal en Granada y que pusieron en común su experiencia con Verónica Paula Recchioni, una joven doctoranda de la UGR, Laura Pérez, jugadora del Granada CF e internacional con la Selección Española de fútbol, y Victoria Medina, una empresaria granadina.
Cuando se realizaron las tres entrevistas -a la rectora y la doctoranda, por un lado; a la directora general del Granada CF y la jugadora del club, por otro; y a la presidenta de Covirán y una empresaria socia de la cooperativa, en tercer lugar- las preguntas versaban sobre lo mismo: la experiencia vivida por cada una de ellas en su ámbito de trabajo. Y en mayor o menor medida, las respuestas básicamente coincidían sin que estas mismas siquiera lo sepan. La ausencia de referentes, la mirada por ser LA diferente, el uso de un lenguaje focalizado al hombre o el peso o vértigo de asumir que si se erraba era entonces un fracaso no individual, sino de todas las mujeres, fue la tónica general que expusieron cada una de las tres altos cargos a los que se entrevistó. Todo ello sin contar el difícil equilibrio de compaginar su trayectoria profesional con su vida personal, algo en lo que también coincidieron con la mujer con la que compartían la entrevista.
"Cuando entré al Consejo Rector de Covirán en 2017 era la primera mujer y todo estaba enfocado a hombres: el lenguaje... Todo. Por ejemplo, se hablaba de una actividad y se decía una vez al año traemos a las mujeres y, claro, yo me quedaba como diciendo ah, qué bien...", explica Patro Contreras, que también reconoce el "vértigo" sentido cuando asumió la presidencia de Covirán. Esto es algo muy parecido a lo que le ocurrió a Patricia Rodríguez. "Recuerdo las primeras reuniones en La Liga, que era un poco la diferente porque no había ninguna mujer y a día de hoy todavía cuesta verlas", comenta la directora general del Granada CF, que además rememora cómo vivió "experiencias o situaciones que incluso asumía como normales, frases que podían entenderse como tal, pero que no había por qué tolerarlas". Mientras que en el caso de Pilar Aranda fue "un peso el hecho de ser la primera mujer en asumir el cargo de rectora en una universidad antigua, que va a cumplir pronto 500 años, ya que también era la única mujer rectora de una universidad pública española durante casi año y medio. Era como pensar que en mi persona iban a juzgar a todas las mujeres".
Cada vez que alguna de ellas contaba su experiencia, la mujer que tenían al lado, asentía. No era casualidad, pues en alguna ocasión también habían vivido alguna situación similar. "Creo que el tener que demostrar más solo por ser mujer ocurre diariamente", comentaba Victoria Medina, mientras que Laura Pérez confesó cómo cuando ella empezó a jugar al fútbol "no tenía ninguna referente ni conocía a ninguna jugadora ni la existencia de selecciones femeninas. Creo que hay muchas niñas que se han quedado por el camino por el simple hecho de no querer empezar a jugar por miedo". Ese miedo precisamente es algo con lo que hay que romper, como explicó Verónica Recchioni, "es también un reto el romper con ese mandato que asumimos de los niños, de la casa... Lidiar con esa culpa de no hacer algo y entender que la visión de género es una manera de mirar, una perspectiva a aplicar en infinidad de contextos".
Si todo cambio conlleva un proceso, lo que todas tienen claro es la importancia de la constancia en lo que hace cada una de ellas para seguir avanzando. Y es que esa misma constancia es lo que hace que cada 8 de marzo Granada, en más o menos medida, se tiña de color morado en busca de la igualdad de género. Como comentó una joven hace ahora un año, que ataviada de color púrpura iba camino de la manifestación del 8M en la capital, "el Día de la Mujer no es una fiesta, es una reivindicación para lograr una igualdad real entre hombre y mujer para la que aún queda camino". Así que habrá que ser constante, como estas seis mujeres, en aras de conseguirlo.
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