El mirador de la torre de la Catedral de Granada toma forma y estará acabado a finales de enero

Permitirá al Arzobispado decidir si se empieza a retirar parte de la lona de la parte alta de la torre, que también se ha restaurado ya, y bajar al nivel intermedio

Se espera que "pronto" haya financiación para la segunda fase, la que arreglará los interiores y con los que se permitirá su apertura al público en año y medio

Los secretos de la torre de la Catedral de Granada

Armazón que será la base del mirador de la torre de la Catedral de Granada / Arzobispado de Granada

A mitad de enero estará terminado, pero no abierto al público. Si ya la Catedral de Granada es un elemento patrimonial y turístico de primer orden, cuando el mirador de la torre esté acabado y sirva para el disfrute de granadinos y turistas, será uno de los mayores reclamos de la ciudad. Y avanza con paso firme y casi podría decirse que rápido. El observatorio de la seo metropolitana ya está tomando forma después de que este pasado fin de semana se acometiera una de las fases más delicadas de su construcción, que era el izado de las vigas de madera que conforman el armazón principal del mismo. Esas vigas ya están colocadas y están dando la primera forma a la que será una de las terrazas con mejores vistas de toda la ciudad, equiparando este atractivo del templo granadino al de otras ciudades con miradores en sus edificios religiosos como Sevilla (La Giralda), Milán (Duomo) o Florencia (Santa Maria del Fiore), cuyas torres son visitables. Aun así, habrá que esperar a que el espacio sea visitable al menos cerca de año y medio más, que será cuando culminen las obras de restauración de la torre de la Catedral. Unas actuaciones en las que aún debe definirse cómo se afrontará económicamente la reforma de los espacios interiores, con los que se completará la visita, y que esperan tener "pronto" compromiso de financiación.

En concreto, lo que se ha montado ha sido la estructura de madera del mirador, conformado por ocho vigas de madera de abeto encolada fabricadas en Alemania de diferentes dimensiones, siendo la mayor de 12,6 metros y 350 kilos de peso, explican desde el equipo de arquitectos encargados de la reforma y restauración de la torre de la Catedral. Estas conforman el esqueleto principal, con cuatro tablones formando el armazón y otros cuatro colocados de forma transversal que son la estructura de la tablazón. Estos trabajos los ha realizado la empresa Dávila Fortress, compañía granadina especializada en restauración y rehabilitación de edificio de patrimonio histórico. En las dos próximas semanas se colocarán una serie de pórticos formados por vigas más pequeñas que terminarán de consolidar el armazón de la estructura, que está situada sobre el lugar que ocupaba el techo invertido culpable de las filtraciones de agua que corroían el interior de la torre y del campanario del templo.

Un trabajador corta madera bajo la estructura / Arzobispado de Granada

Para esta acutación, explica el arquitecto Diego Garzón, no será necesario realizar un despliegue tan espectacular como el del pasado domingo, cuando una grúa con un brazo de cerca de 80 metros de altura elevó las vigas de la estructura principal. Los materiales con los que se completará el núcleo de sustento de la armazón del mirador se subirán a través de montacargas que hay debajo de la lona que cubre la torre desde hace unos meses. Después llegará el momento de colocar el plano horizontal, para el que se echará una capa pequeña de hormigón, ya que se trata de una estructura de forjado colaborante en la que se usa la madera y el hormigón para su construcción. Este será otro momento importante de la obra: cómo se extiende el hormigonado sobre la base. Hay dos opciones, con una autobomba, que implicaría de nuevo izar un brazo de tubería de más de sesenta metros para, desde una hormigonera, expandir el material, o manualmente, subiéndolo por el montacargas. "Hay que tener en cuenta que para subir el agua la presión de la ciudad no nos vale, y hemos tenido que montar en mitad de la torre un aljibe y un grupo de presión para que llegue a la cima", explica el arquitecto.

Por último se se impermeabilizará y sobre ella se colocará la solería de piedra sobre la que caminarán los visitantes del futuro mirador de la torre de la Catedral granadina. Esta actuación en la cúspide de la torre de la seo se desarrolla a la vez que los trabajos de limpieza y de restauración, al menos en esta parte del proceso, de la fachada exterior, cubierta por una lona desde hace varios meses. Está previsto que también para "bien entrado enero", según estima Diego Garzón, esté terminada la limpieza del último tramo de la torre, y con ello "empezar a bajar al nivel intermedio". Esto podría suponer que se empezara a retirar el andamio y la lona que cubre la torre al menos en la parte ya finalizada, aunque eso dependerá de la decisión del Arzobispado de Granada, según avanza el arquitecto. "Para la colocación de barandillas, volúmenes y otros elementos no es necesaria", añade Garzón.

Listones de madera / Arzobispado de Granada

En esas labores de limpieza y restauración, Diego Garzón apunta a que los avances en el arreglo de los desperfectos y los problemas que afectaban a la roca del templo metropolitano han sido significativos con la "consolidación de volúmenes perdidos" en los bloques de piedra y en las juntas de unión de las mismas. De hecho, debajo de la actual lona, aunque aún no es visible para los granadinos, en la parte ya limpiada se ha visto de nuevo el color original de la torre catedralicia. "Solo con liberar los efectos de las calimas de la piedra se está quedando ya el color", apunta el arquitecto, uno de los encargados del equipo que acomete esta obra. Durante años, el color de la piedra de la Catedral se ha ido oscureciendo no solo por episodios de polvo en suspensión, sino también por contaminación atmosférica provocada por el tráfico y emisiones por consumo de hidrocarburos.

Esta actuación se enmarca en la primera fase de la restauración de la torre, de 57 metros de altura, siendo la construcción más alta del centro de Granada. Para su futura puesta en valor aún tendría que desarrollarse la segunda, que se encuentra todavía a la espera de financiación. Y no es menos importante, ya que será la que en la parte interior limpie sus paramentos (adornos que suelen cubrir una estructura), intervenga en las instalaciones como las luminarias o las canalizaciones, la consolidación de los forjados internos, y la habilitación del espacio para su visita. Una puesta a punto que tendrá que estar lista para dentro de poco más de año y medio después del desembolso de 2,5 millones de euros que cuesta íntegra la actuación. La última pregunta será cómo y por cuánto se podrá subir al nuevo mirador. Eso lo decidirá el Arzobispado. Por hacerse una idea, la entrada normal a la Catedral de Sevilla, que incluye la subida a La Giralda vale, entre 12 (online) y 31 euros (taquilla).

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