El Arqueológico ya tiene el sarcófago romano
Arqueología
El equipo de arqueólogos espera poder encontrar el cuerpo momificado dado el buen estado de la tumba
“No seguimos mapas del tesoro y la X nunca marca el lugar”, decía Indiana Jones en La última cruzada cuando intentaba explicar a sus alumnos que la arqueología se hacía en las bibliotecas aunque en el caso del último hallazgo del subsuelo granadino su norma no se cumple. Cuando el equipo de arqueólogos de Gespad Al-Andalus Arqueología se encontraron con un objeto extraño bajo el suelo del sótano del antiguo edificio de Monte de Piedad, en la plaza de Villamena, no esperaban tener ante ellos el segundo de los sarcófagos romanos encontrados en Granada.
El sarcófago de plomo de aproximadamente 1.700 años y entre 300 y 700 kilos –según el equipo de expertos– ya se encuentra en el Museo Arqueológico de Granada como una de las piezas más destacadas de su colección. Una vez instalada la pieza en el centro, el equipo de arqueólogos que ha descubierto la pieza, junto a restauradores y antropólogos del museo serán los encargados de abrir el sarcófago que se encuentra sellado.
El misterio está servido y hasta dentro de unos días no se podrá saber qué alberga el sarcófago. El equipo de antropólogos, encabezado por su director, Ángel Rodríguez Aguilera, apuntaba hoy tras los momentos tensos del traslado que estaba seguro de que no van a “encontrar un tesoro” dentro pero sí de que lo que pueda yacer en el cofre de plomo aporte “datos arqueológicos muy interesantes como los rituales ante la vida y la muerte de los antiguos granadinos de época romana”.
Rodríguez Aguilera adelantaba que dentro podrán encontrar además del esqueleto, algún tipo de ajuar funerario. Para el equipo lo más importante es que las condiciones de conservación fueran buenas y el cuerpo esté “parcialmente momificado”, ya que eso “daría mucha información”.
La importancia yace en que en la ciudad de Iliberis, ahora el Albaicín, “existe una zona de enterramiento de cierto prestigio que se encuentra en la rivera del Darro” y en segundo lugar, porque se encuentran ante un bien muy escaso arqueológicamente hablando ya que el estado de conservación del sarcófago “es relativamente bueno” dado que el peso de la tierra durante casi 2.000 años, no lo ha deformado en exceso y además, se encuentra sellado.
Una vez finalizado el trabajo y con el sarcófago ya protegido dentro de una camioneta viajando hasta el Museo Arqueológico, el director de la excavación comentaba que éste es un gran hallazgo ya que “se trata de un tipo de enterramiento muy poco usual en Andalucía”. Es tan relevante porque, decía, “es la primera vez que tenemos la ocasión de excavarlo y documentarlo íntegramente” ya que este tipo de enterramiento suele estar dedicado a gente con cierto poder adquisitivo aunque “eso no significa que tuviera por qué ser especialmente rico” aunque esas pistas hacen que normalmente las piezas aparezcan expoliadas “porque el plomo es un material caro”.
En este caso, nos encontramos una tumba que “se utilizó en torno al siglo III después de Cristo y se selló en el lugar de enterramiento” y posiblemente no haya sido encontrada y expoliada dado que “se encuentra en una zona relativamente alejada de la ciudad romana”. La actual plaza de Villamena está en la periferia de Ilíberis “aunque existe la singularidad de que estamos en el cauce del río Darro que históricamente empieza a aparecer como el lugar predilecto para hacer entierros singulares durante la antigüedad en el entorno de la antigua ciudad de Granada”, explicaba el arqueólogo.
Este es el segundo sarcófago encontrado en Granada, aunque como explica Rodríguez Aguilera, el primero fue expoliado. Éste se encontró en el año 1902 al abrir la Gran Vía en un edificio muy cercano al yacimiento del edificio de Villamena y a 8 metros de profundidad. Cuando los expertos entraron, encontraron el sarcófago abierto y en el interior tan solo quedaban restos de un esqueleto que él intuye que es una persona, aunque no le puede asociar ningún tipo de ajuar.
Estos sótanos albergan otros restos históricos, aunque, como indicaba el arqueólogo, están “muy arrasados” ya que este edificio se construyó en los años 40 y posiblemente en esa época se destruyeran la mayoría de esas piezas.
En ese solar se ubicaba con anterioridad una cárcel –de ahí el nombre de la calle Cárcel baja– y antes de esto lo ocupó la Alhóndiga de los genoveses, un edificio que existió en la Edad Media y que estuvo dedicado al comercio y la importación y exportación de productos, sobre todo de seda y del azúcar al resto de Europa. El equipo cuenta con que esos restos no estén en los sótanos del antiguo banco, aunque confían en poder reconstruir la planta del aquel edificio medieval.
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