De la nieve al barro: el trabajo de los pisteros de Sierra Nevada en Valencia
Antonio Morillas: "Es como si hubieran pasado 200 avalanchas en una zona. Donde mires sólo hay devastación, es bestial lo que ha pasado aquí"
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Granada/Las manos siguen multiplicándose en la Comunidad Valenciana para que la "normalidad" vuelva cuanto antes al territorio arrasado por el paso de la peor DANA del siglo hace ya una semana. Las últimas manos en incorporarse desde Granada son las de los pisteros de la estación de esquí de Sierra Nevada, quienes se desplazaron voluntariamente al lugar de los hechos para prestar su apoyo.
Los pisterios de Sierra Nevada se encargan de la señalización y protección de usuarios ante cualquier incidencia, encargándose así de la completa seguridad y buen estado de las pistas.
Granada Hoy ha charlado con Antonio Morillas, el jefe de pistas que está al frente del grupo en Valencia. Dicho equipo está conformado por el propio Morillas, seguido de Pedro Pertíñez, Miguel Ángel Laborias, Ricardo Bonal, Manolo Ruiz y la perra Ari. El grupo puso un pie en tierras valencianas el pasado domingo, específicamente en un puesto de mando de la localidad de Chiva.
"La idea de venir ha sido una iniciativa del equipo a raiz de las imágenes que estábamos viendo y porque hay que ser solidarios en estos momentos. Pensamos en pedir una autorización a Cetursa para ver si nos dejaban echar unos días a cuenta de nuestras vacaciones", explica Morillas.
Búsqueda y rescate
En cuanto al trabajo que realizan estos profesionales, el jefe de pistas explica que "nos dan zonas concretas de barrancos para realizar búsquedas. Nos metemos en ramblas, zonas por las que pasaba agua y ahora son barrancos de 4 o 5 metros de profundidad y que pueden alcanzar los 100 metros de anchura, con vehículos, cañas, rocas, barro, etc". De esta forma, "unas veces vamos por encima de cañas, otras con el agua por la rodilla, otras por el tobillo y cuando vemos un coche cuyo habitáculo está libre, lo revisamos con nuestra perra de rescate, Ari".
Ari es la perra del pistero y guía canino, Manolo Ruiz. Su trabajo consta de seguir rastros e indicar la existencia de "positivos". Con lo cual, "si da positivo miramos donde señala, retiramos piedras y movemos lo que haga falta aunque afortunadamente sólo ha encontrado bichos muertos".
Antonio confiesa a este periódico que "este trabajo no coincide en nada con lo que hacemos en la sierra, nosotros funcionamos con la nieve, no con agua. Algo comparable sería la búsqueda en una avalancha, aunque esto es como si hubieran pasado 200 avalanchas en una zona. Donde mires sólo hay devastación, es bestial lo que ha pasado aquí".
En este sentido, Morillas recuerda que "lo peor es toda la desgracia que vemos, el pueblo valenciano va a tardar en recuperarse. A parte de las vidas, hay personas que lo han perdido todo, gente que lleva toda su vida luchando y trabajando y se han quedado sin nada. Trajimos víveres y desde el minuto uno la gente nos agradeció muchísimo, nos ofrecieron sus casas para dormir cuando seguramente lo haríamos en una plaza del pueblo en sacos de dormir, al raso", comentaba un Antonio emocionado.
Actualmente, el equipo de Antonio Morillas tiene lugar de descanso y aseo, puesto que "nos ofrecieron un cine al lado del puesto de mando. Dormimos entre las butacas y tenemos ahí nuestro campamento junto a 12 militares voluntarios y tres chicas de Chiva con las que hemos formado un buen grupo de trabajo".
La solidaridad no es unidireccional, y eso han demostrado los valencianos desde el inicio de esta pesadilla. Morillas comenta que en dos ocasiones se quedó perplejo con la reacción de los afectados por esta gota fría. "Se me fastidió el móvil con la humedad y lo llevé a una tienda de telefonía móvil. Aunque avisé que llegaría muy tarde, ellos me esperaron horas después de cerrar con mi móvil en las manos. Incluso, en una farmacia no me cobraron absolutamente nada. Eso es lo que hay aquí".
La llamada de la nieve
A Antonio le cuesta recordar el día en el que llegó y el día en el que marcharán puesto que "el tiempo pasa diferente aquí, parece que llevamos un mes", sin embargo, los pisteros de Sierra Nevada volverán a la provincia granadina el viernes o el sábado "como tarde" para continuar con los trabajos de puesta en marcha de la estación para la próxima campaña invernal.
Aunque el regreso a Granada es cercano, Antonio confiesa que "llevo 40 años en la nieve y me quedaría aquí hasta el final, pero soy conciente de que debo volver a mi zona y esto va a tardar mucho tiempo en recobrar la normalidad. Aunque ya hay una normalidad, no es como los primeros días. Se nota que con el pasar de las horas la gente tiene otra cara".
"Yo sé que Granada siempre lo ha sido, una ciudad solidaria. Al menos en la zona en la que estamos hay mucha comida por todos lados, se ha volcado todo el mundo", concluía Morillas.
El trabajo de Antonio y los suyos es un recordatorio más de que aún hoy, una semana después del desastre, hay personas con rebosantes intenciones de ayudar. Los pisteros de Granada han dejado temporalmente una zona con unas condiciones extremas para adentrarse en un territorio ajeno e inexplorado para ayudar a quienes lo necesitan. Sus habilidades y equipos han sido bienvenidos en los pueblos afectados, donde cada ayuda y mano cuenta. La huella de esta catástrofe no está cerca de cicatrizar, pero es seguro que Valencia no dejará de recibir apoyo mientras queden personas capaces de acudir sin reservas, ignorando cualquier dificultad o consecuencia.
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