"Cuando un niño tiene problemas en el colegio, hay problemas en casa"

El psicólogo clínico Fernández Parra advierte de la necesidad de una detección de los trastornos de la conducta en Primaria, pues en Secundaria puede ser tarde

Antonio Fernández Parra, momentos antes de la entrevista.
Antonio Fernández Parra, momentos antes de la entrevista.
A. Beauchy / Granada

15 de junio 2009 - 01:00

Su fuerte son los niños con problemas de comportamiento. Por esta razón Antonio Fernández fue invitado por la Delegación de Educación para dar una conferencia a más de 200 orientadores de la provincia sobre trastornos de la conducta.

-¿Qué conclusión sacó de la charla con los orientadores?

-Que cuanto antes se detecten los problemas de conducta en los niños y antes se empiece a trabajar en ellos mucho mejor. Los problemas en los más pequeños tienen una solución muy sencilla, de hecho, hasta los seis años se les puede cambiar con gran facilidad; entre los 7 y los 12 la cosa se complica más; y a partir de ahí puede incluso ser imposible modificar una conducta. Se debe intervenir tempranamente y no dejar que los problemas se enquisten.

-¿En qué tramo de edad tiene más consultas?

-A partir de los 12 años, que es cuando los padres ya no pueden más. Pero también es cuando menos ayuda se les puede prestar.

-¿En los primeros años es más difícil ver el problema?

-Los padres los detectan a tiempo, otra cosa es que vean su magnitud.

-¿Qué problemas son más habituales entre los más pequeños?

-En los menores de seis años: la desobediencia. Son niños que controlan o manejan a sus padres, que manifiestan un comportamiento agresivo en casa, difícil manejo en la comida, al dormir o en su relación con los hermanos...

-Y, ¿cómo se ayuda a un niño problemático?

-Si el niño es menor de 12 años, más que abordarle en el ámbito escolar hay que actuar en la familia. Cuando un niño tiene problemas de conducta en el colegio, hay problemas en casa.

-¿Y los mayores de 12 años?

-Cuando sobrepasan esa edad es difícil trabajar con los padres y los chavales no siempre están dispuestos a colaborar. Como psicólogos, nuestro deber es recoger información de los profesores, de sus padres y del propio niño, pero una vez que identificamos la problemática y descartamos otras (no siempre son problemas de conducta), empezamos a actuar.

-¿Cuál es su método de trabajo?

-Dar pautas a los padres y establecer formas de abordaje. En las intervenciones más especializadas, que precisan al menos una decena de sesiones con una o dos visitas semanales, se intenta entrenar a los padres con estrategias del manejo del niño. Pero los padres tienen que aplicarlas en casa y solucionar solos la dificultad.

-¿Algún consejo estándar?

-Que no se centren únicamente en el problema. Que generen también un comportamiento prosocial y positivo en el niño. Para ello les enseñamos técnicas muy simples, como decirles que tienen que motivar el buen comportamiento de su hijo y que no basta con fijarse cuando actúan mal. Si el niño se comporta bien hay que reconocérselo, alabárselo e incentivarlo. Muchos padres sólo se fijan en las malas acciones, que es lo que dificulta la convivencia. Creen que es obligación del niño portarse bien u ordenar su cuarto. Un día llegan a casa con un examen con buena nota y los padres le dicen 'muy bien', pero si les ha salido mal generan una respuesta de gran magnitud, le regañan y le critican. De este modo sólo les interesa comportarse mal, porque así sus padres reaccionan, prestan atención y se preocupan.

-¿Y en el aula cómo se puede enfocar un problema de conducta?

-El planteamiento es el mismo. No podemos tener sólo medidas disciplinarias para castigar el mal comportamiento. En el aula también se deben motivar las buenas acciones con privilegios sencillos como limpiar la pizarra, poner la fecha o repartir material a los compañeros, que tanto gusta a los niños. En clase, igual que en casa, el profesor está más atento al que destaca por mal comportamiento que el que se porta bien.

-¿Qué trastornos son los más comunes y cuál es la prevalencia?

-Un 5% en el caso de la hiperactividad; entre un 3% y un 10% en el trastorno negativista desafiante, que se incrementa con la edad; y en el trastorno disocial la prevalencia no supera el 2%. Pero no todo el niño que presenta en el aula un problema tiene que tener necesariamente un trastorno psicológico.

-¿A qué edad surgen los trastornos psicológicos?

-A partir de los 7 años pueden empezar ya los problemas de hiperactividad, los trastornos negativistas desafiantes y, a los 10 años, los trastornos depresivos. Más adelante surgen también problemas por el consumo de sustancias, sobre todo cuando hay cambios bruscos en el comportamiento o respuestas agresivas.

-Entre los adolescentes es muy frecuente...

-... la irresponsabilidad. Si se minimiza las consecuencias de sus actos y no dejamos que se enfrenten a ellas, aprenden a ser irresponsables, a no tener respeto a los compañeros ni a los profesores.

-¿Cómo trabaja con ellos?

-Detectamos en qué habilidades sociales fallan, pues no saben relacionarse de otro modo, ni salir solos de los problemas o todo lo convierten en uno. Son chavales que nunca se sienten responsables de lo que hacen y para ellos la culpa siempre es de los demás. Así que les enseñamos a identificar los problemas que generan y qué salidas les pueden dar. Les hacemos un entrenamiento para que vean el mundo de otra forma.

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